
Kant (por empezar por algún sitio) nos quiso abrir los ojos para hacernos ver que la Metafísica es una ilusión (“trascendental”, eso sí), porque, en verdad, no hay más que a priori subjetivos (trascendentales, eso sí);
Tras la aparente recaída idealista (aunque incluso
Hegel dio por bien muerta la “metafísica dogmática”, y si acusó a Kant de algo es de ser todavía defensor del pensamiento “abstracto”, y no concreto e individual)
Feuerbach nos quiso abrir los ojos para hacernos ver que la metafísica idealista es una ilusión, una proyección del alienado Hombre humano, porque, en verdad, no hay más que eso, sujetos humanos más o menos alienados;
Pero poco después
Marx nos quiso abrir los ojos para hacernos ver que la metafísica humanista es una ilusión, porque, en verdad, no hay más que relaciones materiales de Trabajo Alienado, de la que todas las ideologías (excepto, es de suponer, el marxismo) son algo así como vapores inevitables;
Pero algo después, Nietzsche, con un nuevo impulso, nos quiso abrir los ojos para hacernos ver que tanto los a priori kantianos como las utopías socialistas son “metafísica”, idealismo, porque, en verdad, no hay más que voluntad de poder en el ahora. Todos los grandes conceptos (Ser, Sustancia, Fin, Forma, Yo, Hombre, Trabajo…) son creaciones completamente contingentes (excepto, es de suponer, Voluntad de Poder, Superhombre, Devenir…), y toda metafísica es un producto de la voluntad débil (excepto, es de suponer, la metafísica de la Voluntad de Retorno);
Pero algo después, Heidegger nos quiso abrir los ojos para hacernos ver que el propio Nietzsche (y también el positivismo anglosajón) son todavía Metafísica, la última y, en cierto sentido, más pobre forma de ella, porque, en verdad, no hay más que momentos “historiales”. La Metafísica es algo propio de occidente, y que ha llegado a su fin;
Pero algo después Derrida y otros nos quisieron hacer ver que el mismo Heidegger era presa de la Metafísica, del lenguaje de los fundamentos y esencias, porque, en verdad, no hay más que un juego de diferencias, sin sustancia ni fundamento.
Algo después, Rorty nos quiso hacer ver que el propio Derrida peca de vez en cuando, y cae en la Metafísica, cuando dice cosas como que la Diferance es más antigua, etc., porque, en verdad, no hay más que consensos o convenciones (excepto, es de suponer, la verdad de que todo es consenso);
En el mundo anglosajón, por su parte,
el positivismo lógico y Wittgenstein, nos quisieron abrir los ojos par hacernos ver que todo el representacionismo antiguo, incluido el empirismo clásico, es metafísico, porque, en verdad, no hay más que lenguaje. Por lo demás, el positivismo seguía siendo válido: toda proposición no empírica o no tautológico-vacía era simplemente sin-sentido (excepto, es de suponer, la propia tesis positivista);
Pero algo después los filósofos del lenguaje natural y de los usos no veritativos del lenguaje (con el segundo Wittgenstein), nos hicieron ver que el positivismo era metafísico, y que, en verdad, hay múltiples e irreducibles juegos de lenguaje, en particular la filosofía no es un juego de verdades y falsedades (excepto, es de suponer, la filosofía de estos filósofos antimetafísicos);
...
Desgraciadamente, cada vez más jóvenes trasnochados, “prekantianos”, “escolásticos”, etc…, están hartos de oír la misma historia, y dedican su inteligencia a la Metafísica, con todas las letras. ¡Y esto ocurre en los países anglosajones, sobre todo! (¡No, si va a tener razón Heidegger, en que son unos mentes-blandas!).
Hoy, esa historia de (auto)denegaciones de la Metafísica, cada vez se puede ver más como algo completamente desencaminado y completamente improductivo. Fue, además, desde el punto de vista histórico-sociológico, el pensamiento propio de una sociedad de mercaderes, para la que solo “hay” dos tipos de cosas: lo que se puede pesar y vender (que es de lo que hay conocimiento, y cuyos gestores son los científicos), y lo que tiene “otro” valor (que es de lo que hay que tener fe, y cuyos gestores son los sacerdotes).
¿Estaremos descubriendo, ahora, que la renovación de la dignidad humana equivale a la renovación de la Metafísica, es decir, del tratamiento racional de la esencia de las cosas?