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sábado, 26 de noviembre de 2011

Sustancias, accidentes y la idea de Perfeccíón

Hay una noción clara, unívoca e ineludible de Perfección o Validez absoluta. Una cuestión penúltima, antes de exponer el argumento “ontológico”, es la de si la noción de Perfección puede o debe corresponderse con la de una cosa o sustancia individual. ¿No será, más bien, una (mera) propiedad de alguna otra cosa? No pensamos, por ejemplo, que los criterios, o los pensamientos de ningún tipo, sean sustancias, sino que son ciertas cualidades que se dan adheridas a una sustancia (una mente, quizá). Eso sí, toda cosa tiene que tener algún estatuto tipológico ontológico: lo que no es sustancia, debe ser propiedad de alguna sustancia, o algún otro tipo de “accidente”.

¿Qué es sustantivo, y qué es propiedad, o adherido o accidente de algo sustantivo? El concepto de sustancia es el concepto de una entidad completa e individual, que no puede “darse” en otra cosa más individual o completa. Un color, se supone, es una propiedad de un cuerpo, pero un cuerpo (un electrón, por ejemplo) no es una propiedad de ningún otro cuerpo, y quizá de nada: es ontológicamente individual, independiente. Un electrón, ciertamente, no es causalmente separable de otros cuerpos, pero es separable ontológicamente (al menos, según los criterios de individuación convencionales en nuestro discurso acerca de entidades físicas), puesto que es este electrón, que está aquí y ahora. Bueno, se plantea aquí un interesante problema con el concepto de no-localidad de la física moderna. Quizá esta idea, si fuese ineludible, llevaría a que realmente solo hay un individuo, el universo mismo (como ya pensó Spinoza). Feynman y Weehler propusieron alguna vez la teoría de que existe un único electrón en todo el universo, moviéndose atrás y adelante en el tiempo. Sea lo que sea de esto, el concepto de sustancia es el mismo: aquello que es ontológicamente separable (obviamente, teniendo en cuenta el ámbito ontológico del que estamos hablando).

¿Son sustancias los cuerpos, incluido el (nuestro) universo entero mismo? Si fuese válido el argumento idealista berkeleyano (o hegeliano), no, claro: los cuerpos serían algo soportado por la mente, que sería la verdadera sustancia. No entraremos en este debate. Basta con notar que el criterio de sustantividad que usan estos filósofos es el mismo: la separabilidad y completud. Lo que pasa es que ellos no creen que los cuerpos sean separables de la representación de ellos.

¿Es la Mente una sustancia? ¿O el Dos? Los materialistas dicen que no, que son propiedades de ciertos cuerpos o eventos corporales, análogamente a lo que ocurre con el color. Esto es falso, porque, mientras que es imposible concebir una mancha de color sin una superficie, no es en absoluto imposible concebir el Pensamiento, o el Dos, sin que se de en un cuerpo. Es más, la idea de que un pensamiento se de en un cuerpo no puede significar más que la existencia de cierta correlación, ya sea causal o de superveniencia, entre uno y otro. Pero la relación causal o de superveniencia no implica la falta de sustantividad ontológica. Lo mismo puede decirse del Dos, que es plenamente concebible siendo par “antes” (ontológicamente antes) de que existiese cualquier universo material que implementase ejemplares de dúos.

Por tanto, aunque las sustancias consistan en individuación, la manera de individuarse puede ser diferente de un ámbito de cosas a otro. Las entidades no materiales se individúan solo mediante la forma o esencia, como decía Tomás (Leibniz, razonablemente, extendía esto a toda entidad, en última instancia, porque consideraba al espacio y al tiempo como abstracciones que encubrían cualidades formales más distintivas que la mera homogeneidad de lo local).

Y ¿qué hay de la idea de Perfección? ¿Es o puede ser concebida como sustancia, o es, más bien, una cualidad o propiedad que se da en una sustancia, por ejemplo una mente? Lo que desde luego no puede aceptarse es que flote en el limbo ontológico. Si la Perfección no puede ser una cosa o sustancia individual o entidad (el ser Perfecto), entonces tiene que ser parte de una cosa. Si no es un sustantivo, tiene que ser un adjetivo.
Pero esta pregunta es paralela a la de si un electrón, o mi mente, o el dos, son sustancias. Al menos habría que empezar por admitir que, de la misma manera que el dos no puede ser una cualidad de mi mente (porque el dos es independiente de que yo exista), la Perfección, sea sustantivo o adjetivo, no puede ser un adjetivo de una cosa finita o imperfecta. Igual que una mesa no puede ser el soporte de una fuga, y un cuerpo no puede ser el soporte (sino, a lo sumo, un fenómeno correlacionado) de un pensamiento, una entidad imperfecta no puede ser el soporte de la noción de perfección, porque eso conduciría, necesariamente, a la devaluación de la noción de perfección (o validez absoluta). Pensemos, por ejemplo, en qué significaría que los criterios epistemológicos, que son los que dan soporte a la validez de, por ejemplo, los razonamientos deductivos, fuesen, en realidad, un adjetivo o accidente de nuestro cerebro o de nuestra psique. Como nuestro cerebro (o nuestra psique) es algo local y temporal, los criterios epistemológicos no podrían tener mayor validez que la de mi localidad y temporalidad. Esto convierte a todo posible conocimiento (incluido este) en una ilusión. Ese es, a mi juicio, un buenísimo razonamiento, que Descartes expresa justo antes del argumento ontológico, y que conduce a él como de la mano.
Si no hubiese que considerar a la perfección como una cosa o sustancia o sujeto, al menos habría que concebirla como dándose en una cosa, sustancia o sujeto capaz de soportar su vigencia absoluta, o sea, en un ser perfecto. Y podríamos considerar definitorio de esa sustancia o sujeto, el poseer de manera actual el criterio de validez absoluta, como consideramos definitorio de las personas poseer criterios virtuales de validez absoluta.

6 comentarios:

  1. ¡M'encanta!: Perfecc í ón
    Sin duda la ferpección es imposible.

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  2. JL Salgado,
    cuando dices "sin duda" ¿¡no estarás pensando en que estás comepleta y ferpectamente cierto, verdad!?
    ¡Y también "imposible" es una palabra demasiado grande para quien sabe bien que vive en la indigencia...!

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  3. Hola Juan Antonio, mejor no lo podría haber dicho yo:
    Pensemos, por ejemplo, en qué significaría que los criterios epistemológicos, que son los que dan soporte a la validez de, por ejemplo, los razonamientos deductivos, fuesen, en realidad, un adjetivo o accidente de nuestro cerebro o de nuestra psique.
    Pues eso, los mejores criterios epistemológicos, surgen de la percepción y esta es parcial y local. Estamos preparados para percibir lo que nos sostiene vivos. Sin duda, la perfección es imposible por un condicionante como la percepción animalista o sensorial.
    Me encanta pensar que el espacio sideral es macizo (por lo menos de neutrinos) como lo está la atmósfera, llena de aire, pero su penetrabilidad lo calificamos de vacío.
    Nuestra incapacidad de penetrar el suelo nos hace definirlo como macizo, pero los huecos son enormes.
    Ni siquiera los conceptos epistemológicos son mas que convenios, adjetivos al fin.
    Saludos.

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  4. JL Salgado,
    antes de nada, gracias por tus comentarios.

    Dices que

    Estamos preparados para percibir lo que nos sostiene vivos.

    Ahora bien ¿cómo sabes (o sabemos) esto? ¿En virtud de qué, y con qué grado de verosimilitud puedes (podemos) hacer esta afirmación?
    Obviamente, en virtud de (con el sustento de) ciertos criterios epistemológicos que consideramos correctos, por ejemplo, la experiencia empírica intersubjetiva, la consistencia lógica, etc. Ahora, bien, tú dices que

    ni siquiera los conceptos epistemológicos son mas que convenios, adjetivos al fin.

    Eso quiere decir que toda la certeza que tienes acerca de la frase primera (acerca de nuestra biología, etc) se apoya en meros convenios, (en unos "adjetivos" (¿de qué sustantivos?)).
    Por tanto, que existimos y tenemos los rasgos biológicos que tenemos, es una creencia meramente convencional, no mejor en ningún sentido objetivo que la creencia de los chamanes de Sibera, o de cualquier otro que conviniese cualquier otra cosa, por absurda que nos parezca. Porque ¿hay alguna restricción a los "convenios"? Si la hay, ya hay algo no convencional que tienes que aceptar (y, entonces, tendrás que decir en virtud de qué crees que no es convencional). si no, vale cualquier cosa.
    Te lo repito: ¿es objertivo que existimos, y somos mamíferos racionales, etc? ¿En virtud de qué puedes hacer esta afirmación? Si te apoyas en un convenio, ¿en virtud de qué consideras ese convenio superior o mejor que cualquier otro?, etc.

    Yo no puedo entender cómo una persona que dice que no hay nada perfecto, que la perfección es imposible, puede hacer afirmación alguna, pero menos aún cuando esa afirmación usa términos como "sin duda", "imposible", etc, que denotan claramente, para todo el mundo, que ahí se tiene una certeza indudable, inamovible, perfecta en una palabra. Porque, si no, deberías contemplar al menos la posibilidad de que la perfección sí existe, ¿no? Y ¿cómo podrías aceptar esa posibilidad?

    Pero, como te digo, el problema está mucho antes: no puedes abrir la boca (para decir algo inteligible, se entiende) sin presuponer que hay unos métodos más correctos que otros.
    Porque si todo discurso es solo relativo a una convención (tesis, tuya, absoluta y aparentemente no relativa a ninguna convención, sino la Verdad), entonces, relativo a mi convención es absolutamente verdad que existen unos criterios absolutos.

    Tu caso es (como lo llamo yo) el del Falibilismo infalible. Es una epidemia, y se ha cargado más discursos que el colesterol corazones (pero tiene cura, no te preocupes).

    Saludos

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  5. Juan Antonio, gracias por tus amables palabras.

    Los términos 'sin duda' e 'imposible' les faltaba un emoticono, como por ejemplo ;-), pensé que quedaba claro con 'ferpecto', pero no. Lo siento. En el título, figuran dos acentos en perfeccíón, he ahí el motivo de mi comentario.

    Lo del colesterol, no está tan claro, pero en lo del Falibilismo infalible, me parece que tienes mas razón que un santo (perdóname el lenguaje que no deja de ser un convenio, un convenio vivo y que cambia con el tiempo, pero es que, ... soy de químicas y talludito).
    Y precisamente por ser químico, el concepto de caos (o pecado, peca, mancha), como opuesto a la perfección, me ha parecido siempre una aberración.
    El caos, es en sí perfecto, se genera a partir de las mismas premisas -nos ensuciamos- y alcanza su estado inerte una y mil veces, de forma repetitiva. Pero el sólo hecho del lenguaje, el término caos, genera ansiedad, miedo y describe una situación repulsiva, hasta que el debate cambia la percepción y el caos, ahora forma parte del sistema, es un estado mas, con plenitud de derecho a su propia perfección.
    Ahora, si no he entendido mal, todo, sustancia y accidente, adjetivo y concepto son términos perfectos que en su evolución siguen perfeccionándose, como no podría ser de otra forma y la diferencia con el chamán o la homeopatía o incluso con la democracia española de 2011, es el discurso y el debate, sin los cuales, caemos en la superstición y perdemos el conocimiento.
    ;-)
    Éste emoticono, es para determinar que el mejor discurso y su debate, siempre deben de ser cordiales.

    Salud, saludos y buenos alimentos.

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  6. JL

    ¡Hasta ahora no me había dado cuenta de que había puesto dos tildes! Ahora ya no me atrevo a corregirlo... Es bueno que quede constancia de las malas pasadas que nos juega el diablo. (Eso sí, lejos de mí haber pretendido que yo tengo la perfección: solo digo que nuestro pensamiento, que dice que unas cosas están mejor que otras (incluidos unos discursos y razonamientos) presupone la idea de perfección tanto o más que la idea de identidad o de dos).

    Aunque pongas sin duda e imposible entre comillas, no termina de convencerme. ¿Por qué le pones comillas? Esto lo hacen por ejemplo (y no digo que sea tu caso) esos filósofos, deconstruccionistas, que quieren a la vez decirnos que el lenguaje es falseador radical y seguir usándolo (o sea, quieren estar en misa y repicando).

    Estoy de acuerdo contigo en que el caos no es opuesto a la perfección, de hecho, nada es opuesto a la perfección, porque no puede generarse ni conceptualmente un desorden completo. Se tratará de diversos grados de orden (eso sí, tenemos razón al sentir repulsión por niveles de orden inferior al que hemos conseguido, ¿no estás de acuerdo?). Pero, sigo repitiendo, eso (la diversidad de niveles de orden) presupone la idea de perfección, y para que esa idea sea válida, necesita un soporte "ontológico" a su altura.

    Estoy también de acuerdo contigo en ;-), la cordialidad y el amor ante todo (:nos acerca a la perfección).

    Salud, y vuelvo a repetirte las gracias por tu visita

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