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martes, 5 de junio de 2012

De la esencia del lenguaje. Planteamiento de la cuestión: ¿es, el Lenguaje, en su nivel más profundo, categorial o parmenideo?

¿Es, no ya verdadera, sino siquiera posible, correcta lógicamente (“lingüística-”, “gramaticalmente”) una expresión como la que la diosa le presenta a Parménides como único camino verdadero: hopoos éstin te kai hoos ouk ésti mée eînai, “que es, y no es que no sea” (esto es, una de las expresiones más contundentes del monismo radical, semejante al de, por ejemplo, la escuela Vedanta advaita en la filosofía hindú)?

Tomemos solo la primera parte del aserto de la diosa, éstin, “es”. Para que esta expresión sea correcta es preciso que el “Lenguaje” o Logos permita expresiones completamente monádicas, unimembres e inarticuladas.
Lo que trataré de defender, en estas notas, es que, efectivamente, podemos y debemos contemplar un nivel fundamental del lenguaje en que son no solo posibles sino necesarias formas así, unitarias o inarticuladas; y es en ese nivel de lenguaje, anterior a las divisiones categoriales, donde tienen lugar las expresiones más puramente filosóficas (que son, eso sí, dialécticas y analógicas).

Llamemos categoría a una propiedad última respecto del ámbito de que se trate, entendiendo por “última” la propiedad de ser tal que cualquier elemento del lenguaje cae bajo alguna categoría, pero las categorías no caen bajo ninguna otro concepto lingüísticamente más fundamental. En este sentido, por ejemplo, en el análisis estándar del lenguaje los functores o sincategoremas son una categoría última, y los predicados son otra, etc.: los elementos que son functores o sincategoremas no pueden ser, se supone, predicados o categoremas. (Nótese que cualquier categoría, por ejemplo, “predicado” podría caer bajo algún otro concepto, como “trisílabo”, pero no en el sentido relevante, es decir como elemento que es de la estructura del lenguaje, que es lo que constituye su “esencia” –siendo un puro accidente que sea expresable mediante una palabra trisílaba-).

Llamemos categorial (pluralista, “aristotélico”) a un lenguaje donde existen más de una categoría lingüística.
Llamemos, en cambio, no-categorial (monista, parmenídeo), a un lenguaje o nivel de lenguaje en que no existan divisiones categoriales.

La cuestión, entonces, es: ¿es el Lenguaje total (no este o aquel aspecto o parte de él) necesariamente categorial, o no-categorial?

Diferentes razones han llevado desde siempre a defender la necesidad de que el Lenguaje conste de categorías (tipos, etc.) últimas e irreducibles, y a proscribir las expresiones presuntamente indicadoras de un nivel no-categorial de lenguaje.
Por ejemplo, es clásica (y Aristóteles la formuló clásicamente, aunque aparecía ya en el Teeteto de Platón) la tesis de que todo lenguaje se tiene que articular en un “algo de lo que se habla” y un “algo que se dice acerca de aquello”: toda proposición apofántica sería un ti kata tinos, un “algo acerca de algo”. Esto implicaría que las categorías de Sujeto y Predicado serían irreducibles, y remitirían, a su vez, a una ontología estructurada en Sustancias o cosas, por un lado, y Propiedades (sean esenciales o accidentales) de esas sustancias por otra.
No muy diferente es la distinción que hace Frege entre Objeto y Función: lo que pertenece a una categoría no puede pertenecer a la otra.
Otro ejemplo moderno dice que los  cuantificadores, o el término “existencial” (cuando se le diferencia del cuantificador particular), son irreducibles a otra categoría del lenguaje (a predicados, por ejemplo). También esto tiene implicaciones ontológicas directas (si es que se puede distinguir, en último extremo, a la Lógica de la Ontología). Por ejemplo, la frase de Parménides carecería de auténtico sentido.

Como se sabe, Carnap intentó disolver las cuestiones metafísicas tomando como ejemplo la frase de Heidegger acerca de la nada que anonada (o “nadea”). Se trataría de (la metafísica misma sería) un (pueril) error, al tomar por sustantivo lo que no es ni puede ser más que un operador.
Solo una persona filosóficamente virgen, me parece a mí, debería compartir seriamente esta estrategia. Sin embargo, muchos filósofos, hoy y siempre, han recurrido a ella, aunque en formas menos burdas que el metafísico del Círculo de Viena (quien, simplemente, está hipostasiando como verdad lógica lo que son sus –inconsistentes- tesis metafísicas).

Mi intención es mostrar que, aunque esas articulaciones que se suelen proponer para la estructura del Lenguaje, resulten de hecho muy útiles para organizar el discurso en la mayoría de los ámbitos del lenguaje y el pensamiento, son, sin embargo, todas ellas distinciones secundarias y no del nivel más profundo o último del Lenguaje, y que no hay ninguna contradicción, y sí necesidad lógica, de suponer un tal nivel más básico de lenguaje, en que no hay categorías, o solo hay una: el lenguaje mismo, la unidad de lenguaje. En ese nivel, quiero sostener, no solo tienen sentido expresiones completamente unimembres (como la de la diosa), sino que lo tiene, también, cualquier (tipo de) combinación entre cualesquiera elementos pertenecientes al Lenguaje, y que cualquiera de esos elementos (por ejemplo, lo que normalmente funciona como operador, ¬, ∑, o cualquier otro) puede ser, con toda legitimidad, sustantivado y convertido en thema, o usado de manera absoluta, etc.

Para ello iré observando una a una las principales distinciones categoriales propuestas, intentando mostrar que no están suficientemente justificadas como categorías irreducibles.
Habría una manera más simple de argumentar esto, directamente: consiste en apelar a la intuición del hablante o pensante, para que reconozca que, por más que sean extrañas, cualquiera de esas expresiones posibles son correctas, y que decir, por ejemplo, “la verdad es que es”, o “nadea”, o “Pegasea”, tiene pleno sentido. Pero como no todos compartirán esta “experiencia”, será preciso desmontar los argumentos que abonan la tesis de que necesariamente el lenguaje tiene que tener tal o cual estructura compleja. Y esto solo puede discutirse mostrando que una o la otra opción es contradictoria (si se quiere demostrar imposibilidad y necesidad) o que está libre de contradicción (si uno se conforma con demostrar que es posible y legítimo aceptar tal o cual versión).

Añadiré unos últimos apuntes de este preámbulo:

En primer lugar, esto que pretende defender no tiene nada de original. Varios filósofos y/o lógicos han investigado la posibilidad de lenguajes no-categoriales, e incluso construido modelos formales de ellos (aunque esto es una mera anécdota, porque cualquier cosa se puede “formalizar”, es decir, traducirlo a símbolos).

Segundo: como cuestión de “hecho” (en el sentido, analógico, en que se puede hablar de hechos en lógica, es decir: que existen expresiones o pensamientos que resultan inteligibles en general), hay, efectivamente, expresiones que se pueden interpretar perfectamente como no-categoriales. Así, por ejemplo, frases como “llueve” no parece constar de dos o más elementos (sujeto / predicado, cuantificador / predicado, término /proposición…). El partidario de que el lenguaje tiene necesariamente una estructura bimembre, por ejemplo, necesita justificar esos casos, salvar esos fenómenos adversos. Esto es preciso tenerlo en cuenta, no sea que haya quienes crean, ingenuamente, que la carga de la prueba cae sobre quien pretende que frases como “es” son legítimas, porque iría de suyo que más bien es lo contrario.

En tercer lugar, me gustaría recordar que algunos análisis que acaban estableciendo ciertas categorías lingüísticas, reconocen un nivel no-categorial básico. Estoy pensando, por ejemplo, en la teoría filosófica de Quine. Según Quine, en una primera fase del uso del lenguaje (y es un uso posible, y efectivo) la forma única de todas las oraciones es completamente monista e indivisa: no se dice o piensa “hay un perro”, sino “perrea”. La articulación de la proposición emerge después, cuando uno quiere referirse a lo ya observado, mediante anafóricos. Y la sustantivación es más tardía todavía.

De manera que, si la diosa nos estuviese proponiendo algo así como “vive el instante” (sin pensar en futuros o pasados), o, como dice Nietzsche, conferir al devenir el carácter del ser, no podría decirlo mejor que como lo dijo, pues cualquier otra forma de expresión introduciría ya la distinción entre cosas y estados. Y lo mismo pasaría si la diosa nos estuviese queriendo hablar de un presente atemporal, el eterno ahora. Tampoco ahí se podría decir mejor que como lo dijo.

6 comentarios:

  1. es preciso que el “Lenguaje” o Logos permita expresiones completamente monádicas, unimembres e inarticuladas
    "llueve" (pensaba en este ejemplo antes de ver que lo citabas)
    "sí"
    "no"
    "ven"
    "p"
    "q"
    En realidad, creo que tu punto es (para un Brandomiano-Fregeano) relativamente trivial: la "categoría" fundamental de un lenguaje es la categoría PROPOSICIÓN, es decir, algo que pueda ser afirmado o negado. Que las proposiciones las considere un lenguaje como algo que tiene una estructura interna o como algo indivisible, es irrelevante: lo único relevante es que ciertas formas de "añadir estructura" a las proposiciones nos permitirán DECIR MÁS COSAS, que no podríamos decir sin esa estructura, o que sería en la práctica muy difícil decir; o que esa estructura nos faculta para seguir las relaciones de consecuencia entre unas proposiciones u otras. Pero en principio, no habría ningún inconveniente (salvo que sería la hostia de impracticable) para tener un lenguaje que asignara ALEATORIAMENTE un número natural a cada proposición distinta, con tal de que los hablantes tuvieran alguna forma de averiguar qué proposiciones se siguen de qué otras. (Fíjate que es importante la aleatoriedad: se trata de que no podamos usar la estructura del número que corresponde a una proposición como medio de averiguar las relaciones lógicas de esa proposición con las demás). O podíamos considerar que las frases de un lenguaje corresponden cada una de ellas a una forma de colocar el brazo (al fin y al cabo, una frase es un FRAGMENTO DE CONDUCTA).
    Dicho de otra manera, que el lenguaje sea articulado (en el sentido de poseer otras "categorías" además de la categoría "proposición" -que por cierto, Aristóteles no consideraba como una "categoría") no es algo ESENCIALMENTE NECESARIO para que algo sea un lenguaje. ¿Qué es lo que es necesario, entonces? ¿Qué convierte la CONDUCTA de colocar el brazo de cierta manera, o de escribir un cierto número en un papel, o cualquier otra conducta, en la ACCIÓN DE AFIRMAR UNA PROPOSICIÓN? Pues según Brandom, lo fundamental es que los agentes sepan (no necesariamente como un saber-que, sino al menos como un saber-cómo) que realizar una de esas conductas hace más o menos obligatorio o prohibido el realizar OTRAS conductas (p.ej., si yo he movido el brazo de la forma precisa para afirmar "ahora es mediodía", no podré moverlo -durante al menos unas pocas horas- de la forma precisa para afirmar "ahora es de noche").
    El carácter articulado del lenguaje no sería, por tanto, más que una HERRAMIENTA con la que facilitar (dadas nuestras limitadas capacidades intelectuales) el seguirles el rastro a las relaciones de consecuencia entre proposiciones; no es algo que NECESARIAMENTE tenga por qué capturar algo así como "la estructura última de la realidad" (basta con que capture aquella parte de la estructura de la realidad que es responsable de que nuestras inferencias funcionen de hecho lo bien -o lo mal- que funcionan).

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  2. Acerca de la proposición como "átomo" del lenguaje tratará porecisamente la próxima entrada. Ahora bien, no sé lo que dirá un brnadomiano (no estoy seguro) pero sí puedo decirte que Frege creía que las categorías objeto / función son irreducibles. Se trata de diferentes nivfeles y aspectos de análisis, que iré tratando. Pero no todo se reduce a lo que dices, a si la proposición es el elemneto mínimo, porque incluso quienes están de acuerdo con eso, no aceptan que el lenguaje sea parmenideo o no-categorial, sino que muchos de ellos creen quer la proposición (incluida "llueve") es internamente compleja de manera irreducible. Poreso ni Aristóteles ni nadie (que yo sepa9 ha llamado "categoría" a la proposición, lo que no significa, ni mucho menos, que creyesen que el lenguaje puede ser univategorial. Nadie, repito, en la lógica estandar moderna, cree que los cuantificadores, por ejemplo, pertenezcan al mismo tipo o sean reductibles a predicados. La distinción término/proposición es la que menos preocupa al defensor del caracter pluricategorial del lenguaje.
    Que la articulación del lenguaje no sea necesaria, como dices es una tesis muy fuerte (que yo solo pretendo defender para cierto nivel del lneguaje), pero que es rechazada por pŕacticamente todo el mundo. Me alegro de que no disientas mucho en esto de l oque pienso.
    La explicación de Brandom sigue pareciéndome, perdona que te lo repita, nula. Decir que "los agentes sepan..." (cuando ni se define este "sepan", ni siquiera este "sepan" tiene aparentemente nada de epistémico)" es a un tiempo lo mismo que no decir nada (puesto que ya implica que sabemos qué es saber) y refugiarse en lo más oscuro. En todo caso, creo que este no es el tema. Lo sería cuando esa explicación aportase, a lo que se está discutiendo , algo (diferente y, a ser posible, mejor) que lo que aporta una explicación como la que yo prefiero. Por ejemplo, cuando esa "explicaicón" aporte algo a la lógica (y no se limite a darla por supeusta y a traducir sus consecuencias pragmáticas).
    Tampoco es cuestión de discutir otra vez si el lenguaje es una "herramienta" (lo que, aparte de una trivialidad, no me dice nada interesante) y, menos aún, si el lenguaje nos remite a una estructura de la realidad. Ahora doy por supuesto que sí (ya lo he discutido otras veces, y seguiré creyéndolo mientras alguien me de un argumento que a mçi me resulte convincente).

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  3. Frege creía que las categorías objeto / función son irreducibles
    ¿Qué quieres decir con "irreducibles"? ¿Que son irreducibles LA UNA A LA OTRA? Claro; si no, no serían dos, serían una. ¿Que son irreducibles a OTRAS CATEGORÍAS? Bueno, eso no sé; depende de a qué otras categorías te refieras. Desde luego, son irreducibles a la categoría "proposición" (en el sentido de que alguien puede usar un lenguaje con proposiciones "atómicas" y no poder derivar de ahí la información necesaria para distinguir sujetos y predicados). Si hay OTRAS formas de "estructurar" las proposiciones, que no sean mediante sujetos y predicados, pues no digo que no, y seguramente serán irreducibles a la estructura "sujeto/predicado" (pues si no, no serían "otras"). Eso sí, no creo que la estrutura "sujeto/predicado" sea "irreducible" en el sentido de que sea "ineliminable": en principio, no veo por qué no podríamos encontrarnos con unos bichos que tuvieran una conducta que no tuviéramos más remedio que considerar un lenguaje, pero en la que no tuviéramos forma de encajar nuestra estructura "sujeto/predicado".
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    no todo se reduce a lo que dices
    Completamente de acuerdo.
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    Nadie, repito, en la lógica estandar moderna, cree que los cuantificadores, por ejemplo, pertenezcan al mismo tipo o sean reductibles a predicados
    Bueno, en la lógica "estandar", desde luego no (en ella, los cuantificadores son más bien un especimen del mismo género que las CONECTIVAS, igual que un sumatorio es un símbolo del mismo género que el signo +), pero la lógica moderna no es sólo la lógica estandar. Y yo no digo que la lógica estandar (ni ninguna otra) sea la palabra de dios. Es más, yo no creo que las diversas formas de analizar una proposición sean en sí mismas "correctas" o "incorrectas" en el sentido de "verdaderas descripciones de la verdadera estructura fundamental de una proposición", sino meramente mejores o peores herramientas en nuestro intento de estrujar al máximo la información que podemos INFERIR de una proposición.
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    Que la articulación del lenguaje no sea necesaria, como dices es una tesis muy fuerte (que yo solo pretendo defender para cierto nivel del lneguaje), pero que es rechazada por pŕacticamente todo el mundo.
    No lo creo. Primero, la mayoría de los filósofos, lógicos, lingüistas, etc., ni siquiera se han planteado la cuestión ("¿es la distinción sujeto/predicado necesaria para CUALQUIER cosa que pudiéramos considerar un lenguaje, o sólo es necesaria para EL lenguaje que NOSOTROS podemos manejar de manera 'nativa'?"). De hecho, el desarrollo de la lógica proposicional presupone más bien JUSTO LO CONTRARIO: a saber, que es posible concebir un lenguaje en el que las proposiciones no son analizables en elementos sub-proposicionales. Que un lenguaje así es POSIBLE me parece un mero truismo que todo el mundo sensatamente aceptaría si le plantearas la cuestión en esos términos; otra cosa es si un lenguaje así NOS SERÍA ÚTIL para algo más que para aquellas cosas que pueden ser analizadas mediante tablas de verdad (lo que no es poco), y la respuesta a esa cuestión es obviamente "no": sería un lenguaje tremendamente pobre (más o menos como el de los macacos, aunque con alguna otra proposición más -que no "palabra", como dice erróneamente el artículo que te enlazo-)
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  4. Decir que "los agentes sepan..." (cuando ni se define este "sepan", ni siquiera este "sepan" tiene aparentemente nada de epistémico)" es a un tiempo lo mismo que no decir nada (puesto que ya implica que sabemos qué es saber)
    No digo que no. Pero preséntame cualquier teoría que tú consideres aceptable para "explicar qué es saber" y que no presuponga que sabemos lo que es saber, y la traduzco inmediatamente para su uso en un enfoque brandomiano.
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    creo que este no es el tema.
    De acuerdo.
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    Por ejemplo, cuando esa "explicaicón" aporte algo a la lógica
    OK, veamos qué es lo que tu explicación "aporta a la lógica".
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    Tampoco es cuestión de discutir otra vez si el lenguaje es una "herramienta" (lo que, aparte de una trivialidad, no me dice nada interesante) y, menos aún, si el lenguaje nos remite a una estructura de la realidad. Ahora doy por supuesto que sí
    Me confundes. ¿No habíamos quedado en que las teorías que cada uno propone no deben "dar por supuesto" ese tipo de cosas, sino "explicarlas"?
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  5. Frege creía que las categorías objeto / función son irreducibles ---¿Qué quieres decir con "irreducibles"?

    Lo he explicado, creo, con suficiente claridad en la entrada, y cualquiera que lea a Frege (por ejemplo) lo puede saber: que son irreducibles a una sola categoría lingüística. Por ejemplo, los las funciones no son objetos ni los objetos son funciones. ¿Que tú no compartes eso con Frege? Estupendo. Yo tampoco.

    en principio, no veo por qué no podríamos encontrarnos con unos bichos que tuvieran una conducta que no tuviéramos más remedio que considerar un lenguaje, pero en la que no tuviéramos forma de encajar nuestra estructura "sujeto/predicado".

    Pero ¿por qué no tendríamos más remedio que considerarlo un lenguaje? ¿Qué es un lenguaje? Quienes, como Frege y muchísimos otros no encuentran lógicamernte posible un lenguaje monocategorial, merecen, creo yo, una respuesta no trivial. Para eso hará falta hacerse cargo de sus argumentos para defender que el lenguaje no puede ser monocategorial, y contestarlos. Te invito a sumarte al intento.

    La lógica estandar no es Dios, de acuerdo. Por eso podemos discutir su bondad. ¿Tienes tú algo que proponer, una alternativa que sea mejor (o más "útil"), o al menos discute los pros y contras? Mi intención aquí es discutir precisamente eso, de la bondad de esta sobre aquella forma de analizar el Lenguaje, al hilo de que ciertos análisis proscriben ciertas expresiones, uqe otros análisis hacen posibles.

    la mayoría de los filósofos, lógicos, lingüistas, etc., ni siquiera se han planteado la cuestión

    Esto es falso. Cualquier manual de lógica estandar empieza enunciando las categorías del lenguaje (constantes, variables, functores...), y cualquier filósofo de la lógica (Frege, Russell, Carnap, Quine...) se ha planteado explícitamente esta cuestión, y la ha considerado fundamental, no solo para solucionar los problemas lógicos sino, sobre todo, los ontológicos y filosóficos en general. La filosofía analítica parte, de hecho, de la explícita distinción de categorías del lenguaje (tales como cuantificadores frente a predicados, etc). Todos han admitido y explicitado que, cuál ontología compartas, depende completamente del análisis lógico que admitas como básico. Pero, si no lo hubieran hecho, lo estoy haciendo yo.

    el desarrollo de la lógica proposicional presupone más bien JUSTO LO CONTRARIO: a saber, que es posible concebir un lenguaje en el que las proposiciones no son analizables en elementos sub-proposicionales.

    Aquí confundes, creo yo, la lógica con una parte suya, a saber, la proposicional o de la deducción. Pero todos los lógicos dedican otra parte a la lógica de predicados, etc., que es donde se analiza la proposición.

    Pero preséntame cualquier teoría que tú consideres aceptable para "explicar qué es saber" y que no presuponga que sabemos lo que es saber, y la traduzco inmediatamente para su uso en un enfoque brandomiano.

    No, te he pedido yo a ti que definas, con la teoría drandomiana, qué es saber, de una manera más clara que la que tenemos sin ella (puesto que supongo que le atribuyes alguna virtud que no sea meramente la de ser capaz de traducir, a posteriori, cualquier cosa a sus propios términos). Pero, además, te aseguro que no voy a entrar por enésima vez en una discusión metafilosófica si no encuentro argumentos nuevos. Mi interés principal es tratar lo que trata esta entrada, no otras cosas más generales, salvo que, insisto, encuentre argumentos frescos. Si tú encuentras muy clarificadora la teoría de, por ejemplo, Brandom, estupendo. Lo que me interesaría es que se sacase de ella alguna solución constructiva a la cuestión que trato, por ejemplo, si la frase de la diosa "es", tiene sentido o no, y por qué.

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  6. Tampoco es cuestión de discutir otra vez si el lenguaje es una "herramienta" (lo que, aparte de una trivialidad, no me dice nada interesante) y, menos aún, si el lenguaje nos remite a una estructura de la realidad. Ahora doy por supuesto que sí ----Me confundes. ¿No habíamos quedado en que las teorías que cada uno propone no deben "dar por supuesto" ese tipo de cosas, sino "explicarlas"?

    ¿Qué "tipo de cosas"?
    Si lees con atención lo que llevamos escrito, lo que he dicho que creo que no se debe dar por supuesto es precisamente aquello que se trata de explicar (para no caer en círculo). Y lo que estoy diciendo en esa última frase que comentas ahora, es que doy por supuestas ciertas tesis epistemológicas y ontológicas, etc, que no están implicadas directamente en el asunto que trato. ¿Es que, con ocasión decualquier asunto, tenemos que volver a repetir lo mismo de un solo asunto, sin siquiera tener un argumento nuevo? (Esta es otra de esas veces en que me veo explicando algo que pienso que mi interlocutor no debería necesitar que le aclarasen. Y esta vez voy a dejar de repetirme antes todavía)

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