Páginas

sábado, 6 de octubre de 2012

Dialéctica y Analogía en Heráclito, la oscuridad luminosa


ἐὰν μὴ ἔλπηται ἀνέλπιστον οὐκ ἐξευρήσει, ἀνεξερεύνητον ἐὸν καὶ ἄπορον.(D-K 18)

      Eàn mèe élpeetai anélpiston ouk exeuréesei, anexereúneeton eòn kaì áporon

      “Si no espera lo inesperado no encontrará, inescrutable como es y sin camino”


Si no (se?) espera, no encontrará lo inesperado, o: si no espera lo inesperado, no encontrará. Los filólogos (los pobres) no saben dónde hay que poner la coma (ya la sensatez de Aristóteles se quejaba de que uno no sabe dónde hay que poner las comas de la oscuridad de Heráclito).

¿Esperar lo inesperado? ¿Cómo se puede esperar lo inesperado? Solo se puede esperar lo esperado, ¿no? Lo inesperado sucede pese a que no lo esperabas, mientras estabas esperando lo esperado… Sin embargo, ¿quién es tan estúpido como para esperar lo esperado? Lo esperado ya no se puede esperar, pues ya es: no hay sorpresa, ni por tanto espera, en lo esperado. Por tanto, solo se puede esperar lo inesperado. Es lo que Derrida ha llamado “condición de imposibilidad”. Solo ocurre lo imposible. Podría decirse que solo es posible (que suceda) lo imposible. Lo posible no se puede esperar que suceda, porque ya es.

(Observad, por cierto, cómo Heráclito ha puesto juntas las palabras contrarias: élpeetai anélpiston, “espera inesperado” (o inesperable –porque, ¿qué diferencia hay entre lo inesperado y lo inesperable-); “exeuréesei, anexereúneeton” encontrará inescrutable (in-buscable), aquí las dos palabras no son de la misma raíz, pero son muy parecidas fonéticamente y dan la impresión de ser contrarias).

¿Entonces, según Heráclito, si (se) espera, se encuentra lo inesperado (o si se espera lo inesperado, se (lo?) encuentra? (y ¿el que desespera, espera, que decía Machado?). Sí, es tan absolutamente necesario como imposible que se encuentre lo inesperado. Porque es inencontrable.

Por supuesto, esto es incomprensible, entender que ser y no-ser son lo mismo no hay quien pueda, ya se quejaba el sensato Aristóteles. Pero “si no lo comprendes, lo comprendes”, y “si lo comprendes, no lo comprendes”. Solo por eso, por “comprender” y “decir” la dialéctica, Heráclito está infinitamente más allá (o más acá) de la sensatez de Aristóteles (el propio Aristóteles se salva de la sensatez cuando piensa la identidad de Acto y Potencia). Aquí está la línea de demarcación entre filo-sofía (esperar saber lo inesperado, comprender lo inescrutable) y ciencia (episteme, saber lo que se sabe que se sabe, pero que realmente (no) es nada, porque es mantener separado lo diferente, como si cada uno viviese en su mundo propio y no en uno único).

                                               *          *          *

Pero ¿cómo puede comprenderse y decirse lo dialéctico? Solo mediante la Analogía:

ὁ ἄναξ, οὗ τὸ μαντεῖόν ἐστι τὸ ἐν Δελφοῖς, οὔτε λέγει οὔτε κρύπτει ἀλλὰ σημαίνει.(D-K 93)

     Ho ánax hou tò manteîón esti tò en Delphoîs, oúte légei oúte krúptei al.là seemaínei
     “El señor cuyo oráculo es el que está en Delfos, ni dice ni oculta, sino que señala”

Apolo, el señor cuyo templo de adivinanzas o mensajes divinos está en Delfos (del que se dice seguidor Sócrates, como Pitágoras, y Heráclito), no dice ni esconde, señala. La verdad divina, para la que todo es uno (y, por tanto, diferente), lo inesperado que hay que esperar, no se dice ni deja de decirse, y se dice y no se dice:

ἓν τὸ σοφὸν μοῦνον λέγεσθαι οὐκ ἐθέλει καὶ ἐθέλει Ζηνὸς ὄνομα. (D-K 32) 
     “Uno el sabio único, no quiere y quiere que se le llame con el nombre de Zeus”

Lo único sabio, lo uno-todo (hen-panta), solo puede decirse señalando, analógicamente. Ningún discurso literal o unívoco (univocista), pero tampoco ningún discurso negativo y equívoco (equivocista o polivocista) puede decir lo que hay que decir. Pero esto es apenas pensable para el hombre, porque “el hombre no tiene conocimiento, lo divino lo tiene”:

ἦθος γὰρ ἀνθρώπειον μὲν οὐκ ἔχει γνώμας, θεῖον δὲ ἔχει.(D-K 78)

y “no comprenden cómo lo que difiere consigo mismo concuerda: armonía de contra-tono, como la del arco y la lira”:

οὐ ξυνιᾶσιν ὅκως διαφερόμενον ἑωυτῶι συμφέρεται· παλίντονος ἁρμονίη ὅκωσπερ τόξου καὶ λύρης. (D-K 51)

(otra vez no sabremos dónde poner la coma: ¿”lo que difiere consigo mismo, concuerda”, o “lo que difiere, consigo mismo concuerda”?)

Aunque también a todos los hombres les es dado conocerse a sí mismos y reflexionar

ἀνθρώποισι πᾶσι μέτεστι γινώσκειν ἑωυτοὺς καὶ σωφρονεῖν. (D-K 116)

porque “común es a todos el pensar”

ξυνόν ἐστι πᾶσι τὸ φρονεῖν. (D-K 113)

Solo hace falta tener la “fe” o espera de lo inesperado o inesperable, porque las cosas divinas se nos ocultan por falta de confianza:

. . . ἀπιστίηι διαφυγγάνει μὴ γιγνώσκεσθαι. (D-K 86)

Heráclito es el oscuro y el loco por haber dicho con toda claridad y cordura la dialéctica y la analogía.

_____________________________________________

(las citas son de la edición de Diels y Kranz (D-K). La traducción es mía)

10 comentarios:

  1. yo y hegel y nietzsche entendemos perfectamente y nos parece evidente que ser y no-ser son lo mismo(en terminos hegelianos:un lugar donde nada cambia,no hay movimiento y no pasa nada(el ser)es la nada(el no-ser)

    ResponderEliminar
  2. Hegel, Nietzsche y Frisco son dialécticos; y también otros filósofos: es más, lo son todos, quieran o no quieran. Ahora bien, no todas las concepciones de la dialéctica llevan al mismo sitio. Hegel y Nietzsche, por ejemplo, acaban en cosas quizás contrarias.
    También todos los filósofos son analogistas, aunque no lo sepan. Pero también se puede concebir de diferentes maneras la analogía.

    ResponderEliminar
  3. Saludos. No soy versado en este tema (ni en ningún otro) y me disculpo por meterme a preguntar tonterías. Esta frase: "Solo ocurre lo imposible" Que se le atribuye a Derrida, es efectivamente de él? o es una interpretación? Muchas gracias.

    ResponderEliminar
  4. Hola, Julián,
    bienvenido.
    Que solo sucede lo imposible se lo he leído en varias formas y en varios lugares a Derrida. Por citarte un ejemplo, que tengo a mano y localizado:

    "Cuando lo imposible se hace posible, el acontecimiento tiene lugar (posibilidad lo imposible). Esta es, precisamente, irrefutablemente, la forma paradójica del acontecimiento: si un acontecimiento es solamente posible, en el sentido clásico de esta palabra, si se inscribe en unas condiciones de posibilidad, si no hace más que explicitar, desvelar, revelar, realizar lo que ya era posible, entonces ya no es un acontecimiento. Para que un acontecimiento tenga lugar, para que sea posible, es preciso que sea, como acontecimiento, como invención, la venida de lo imposible". ("Como si fuera posible", artículo recogido en Papel máquina Trotta 2003, página 270)

    Hay otros lugares semejantes en su obra (sobre todo en sus obras últimas, desde >Espectros de Marx para acá, diría yo), pero me costaría encontrarlos.

    ResponderEliminar
  5. Por la Verdad, paso de presentaciones y halagos para endulzar lo que tengo que expresarte.

    Ante todo: gracias por existir. He leído tu descripción, he visto tu obra, y te aplaudo agradecido.

    En segundo lugar, te he de reconocer que no comparto una serie de cuestiones que escribes en esta entrada, y quisiera señalártelas con ánimo de compartir con quién comparte. No obstante ya te advierto, mi escritura confunde por seria: pero que no te engañen mis palabras ni mi aparente contundencia, lo que te comunico lo hago a modo de cabriolas de cachorro invitando a jugar.

    1- “Lo inesperado sucede pese a que no lo esperabas”. No es así: lo inesperado sucede PORQUE –y sólo porque- no lo esperabas.

    2- “¿Quién es tan estúpido como para esperar lo esperado?” Tú, yo y el género humano, que irremediablemente tiene consciencia del porvenir. Pero más allá de eso, prever cualquier cosa te hace “esperarla” y, por lo tanto, la capacidad de percibir la existencia del futuro convierte a cualquier acontecimiento previsto en “esperado”.

    3- “Lo esperado ya no se puede esperar, pues ya es: no hay sorpresa, ni por tanto espera, en lo esperado”. . Lo esperado sólo “es” a partir de que la espera haya concluido; hasta entonces, tiene la potencialidad de ser (“puede ser” o “será”). Por otro lado, lo de la “sorpresa”, y la conclusión que sigue (“Por tanto, solo se puede esperar lo inesperado”) me resultan hirientes: justamente, sorpresa hay frente a lo inesperado, no a lo esperado. Son dos caras de la misma moneda: lo esperado extingue cualquier sorpresa.

    4- Me resulta muy interesante la referencia a Dérrida acerca de la condición de imposibilidad; yo estoy ahora leyendo a Gurdjieff, y se refiere a una cuestión parecida. Tan complicada que no me voy a aventurar a compartirla aquí y ahora, pero te señalo al autor, por si resulta de tu interés. A modo de pincelada, la tesis más elemental que me atrevo a compartir por aquí es que, según este autor, resultaba prácticamente imposible que un hombre “hiciera” nada, porque un hombre es víctima de lo que le “sucede”.

    5- Dices que “lo posible no se puede esperar que suceda, porque ya es”, y yo aúllo “no confundas lo positivo con lo posible: lo positivo es lo que es, lo posible es lo que PUEDE ser”. Palabras, variadas para dar matices a sus significados… Las mías vienen trituradas por la terminología propia de la filosofía jurídica elemental.

    6- La diferencia entre lo inesperado y lo inesperable es parecida a la que distingue lo positivo y lo posible… Y te la señalaría si no fuera porque llegados a este punto espero que se te haga evidente, y ya tengo compuesta en mi interior la esperanza de que te hayas animado a concebir la perspectiva que te señalo sobre tu escrito.

    7- No creo yo que lo inesperado sea no-encontrable, sino más bien que Heráclito nos señala que la condición para encontrar lo inesperado es no esperarlo. Justamente, lo inesperado se te puede cruzar en cada esquina, siempre que no lo previeras; así que sí, se puede encontrar, mas no esperándolo.

    8- Sólo puedo aplaudir a tu quinto párrafo. Brillante.

    Y en general cierro esta participación con una enorme satisfacción por saber que existen personas como tú. Muchas gracias!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado anónimo,
      te agradezco mucho tus palabras. Debo entender -supongo- que, si tú encuentras una suerte haber dado conmigo, yo tengo que encontrar una suerte haber dado contigo, por estos mundos. Quizás podamos compartir muchos ("compartir" en diversos sentidos, no solo en el de "estar de acuerdo").

      En cuanto a tus cabriolas, estoy fundamentalmente de acuerdo con casi todo lo que dices (salvo en que suenen serias). Este post está escrito desde una perspectiva precisamente cabriolística, y yo mismo no comparto todo lo que digo o incluso no sé en qué medida lo comparto. Haré, a mi vez, algunas apostillas a tus comentarios, con el mismo ánimo de hacernos dialogar:

      1.- lo inesperado sucede PORQUE –y sólo porque- no lo esperabas., dices. Prácticamente de acuerdo. Pero ¿no habría que quitar el "solo porque"? ¿No sucede lo inesperado, además de porque no era esperado (por eso es inesperado), porque sucede, es decir, porque hay alguna "causa" real, quizá desconocida y quizás incluso incognoscible, pero real al fin y al cabo, que hace que suceda?

      2.- Completamente de acuerdo. En ese pasaje mío le hacía el juego a cierta consideración interesante pero adialéctica (y, de hecho, Heráclito tampoco compartiría, creo yo, que quien espera es un estúpido). Eso sí, acostumbrados como estamos a esperar solo lo esperado, reclamar la espera de lo inesperado puede tener un valor relativo al cual pueda hablarse de "estupidez" nuestra costumbre de esperar SOLO lo esperado-able.

      4. Gracias por la referencia. No he leído a Gurdjieff, aunque me lo han recomendado: ¡de momento solo le he escuchado composiciones al piano! Lo leeré. Y podemos discutir esa dialéctica tan interesante del hacer / te sucede.

      5.- También completamente de acuerdo. Lo posible (como dices, se entiende bien en el lenguaje del derecho) no se reduce ni a lo positivo ni a lo imposible, y es lo que permite juzgar lo positivo). Nuevamente, el interés de la provocación de decir que lo posible no puede esperarse porque ya es, reside en una distinción en el interior de lo posible entre lo que podríamos llamar un "posible-domesticado" y una posibilidad que va más allá, revolucionaria. Por ejemplo, en el estado jurídico político establecido hay ciertas cosas que se consideran posibles, las que caben en el margen de lo establecido... Pero hay también la posibilidad que el sistema no quiere reconocer: la posibilidad revolucionaria, digamos, de hacer posible lo (considerado) imposible. Heráclito, el loco, me parece obvio que quiere, con su dialéctica o pensamiento de los contrarios, hacernos pensar más allá de lo que consideramos posible (la ciencia) a lo que creemos ya una locura, pero que es precisamente aquello cuyo pensarlo nos hace "libres".

      7. Aquí tengo mis dudas. ¿Quiere decirnos Heráclito que la condición para encontrar lo inesperado es no esperarlo? Más bien él dice: "si no ESPERAS lo inesperado no hallarás", es decir, más bien dice que hay que esperar (activamente, diría yo incluso) lo inesperado, pensar lo impensable, etc.

      En fin, amigo, muchas gracias por tus palabras. Un cordial saludo o un abrazo, como prefieras.



      Eliminar
    2. Me quedo con todo: el abrazo y el saludo. Y con tus correcciones, puntualizaciones, matices y reflexiones, que acepto, acojo y aplaudo!

      Insisto, muchas gracias!

      P.S.: por cierto, me encantaría que ante éste encuentro reaccionaras del mismo modo como he hecho yo: como te apetezca. ;)

      Eliminar
    3. Muchas gracias de nuevo, Anónimo.
      ¡Reaccionaría como me apetezca si supiese qué me apetece! :)
      Quizá podamos compartir más ideas, sea a través de esta página, o sea por mail, etc.
      Un abrazo

      Eliminar
  6. Retomo: lo inesperado acontece porque lo esperabas. O se capta de inmediato o no se capta. Más que dialéctica, analogía (o vislumbre). El problema es explicarlo (el problema es que con la explicación nos alejamos, y alejamos, y alejamos cada vez más de la captación inmediata...). Tal vez por eso sólo se puede sentenciar (un decir sucinto, aforístico, condensado para que estalle en la lectura desde el núcleo de la experiencia...). Pero de todos modos algo me empuja a explicarme (la forma de esa oscura «espera»).

    La vida es inesperada, sí, pero, ¡ojo!, cuidado con la conclusión apresurada, no acontece «porque no la esperábamos»: el hecho es que no se la puede esperar como tampoco se puede no esperarla. No permite (para uno mismo) ningún tipo de escrutinio previo (ningún presentimiento siquiera), ni afirmativo ni negativo. Pero, una vez dentro de la vida (lo inesperado), experimentamos algo distinto. Tenemos ya lo inesperado en cuenta, sabemos que puede suceder, pues ha sucedido (o está sucediendo: la vida), ¿cierto? Entonces... ¿no se capta todavía?...

    No sé qué ha querido Heráclito estrictamente decir, pero para mí hay una connotación de "regalo", de "sorpresa", de "fortuna" (positiva, feliz) en "lo inesperado" (quizá esta connotación se la imprimió, desde entonces, su pensamiento, por más que lo llamen el filósofo lloriqueón), y todo mundo está esperando buenos regalos, sorpresas de la vida, acontecimientos prósperos o afortunados, ¿no es así? La cuestión está en que sólo tú puedes descubrir lo que no sabías que estabas esperando, pero que deseabas, quizá ya lo habías pensado, aunque de otro modo (analogía): hay que saber reconocerlo cuando llega (repito, «saber» no con el razonamiento que se pierde buscando, sino con la certeza súbita de la aparición, ese antiguo lenguaje mudo de la «luz»).

    Dice el poeta sueco, Arthur Lundkvist (siglo XX): «y es cuando ya he dejado de esperarte cuando llegas, sorprendiéndome, a pesar de todo». En este caso, lo inesperado (la mujer, esa otra forma de vida) antes era lo esperado (lo deseado, lo ansiado, lo anhelado); lo esperado dejó de serlo primero (dejó de pensar en ello, lo olvidó), así se convirtió en «inesperado» y justamente pareciera que, en consecuencia, sólo gracias a dejar de pensarlo es que acontece. No sería difícil pensar que no por olvidar una cosa deseada dejamos de esperarla. Pero aquí podemos cuestionar, ¿hay una conexión necesaria entre el olvido de algo deseado y su realización? ¿Es sólo casualidad? ¿Acontece, indefectiblemente, en todos los casos? Mi respuesta es negativa, o parcial: no en todos los casos, quizá sólo en los esenciales de la vida. También el poeta árabe, Abdulla Ibn al-Mu’tazz (siglo IX), dice algo semejante (las cursivas, si aparecen, son mías): «Sin llamarla, su imagen me curó, Mi pérdida cambió en una sensación de cercanía». (Se puede percibir toda la fuerza del deseo no declarado) Y de pilón, Picasso: «Yo no busco; yo encuentro.» ¿No es que el pintor se sabe esperando la solución a sus problemas estéticos, sin saber cuál será, y está, para ello, todo el tiempo alerta (esperándolo —lo inesperado...)?

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado amigo, profunda e interesante reflexión fenomenológica en torno a la espera. Muchas gracias por compartirla. Necesito meditarla, pero en lo esencial creo estar de acuerdo . Un cordial saludo

      Eliminar