Nietzsche llegó a la conclusión de que todas las nociones metafísicas, tales como sustancia, causa, fin..., eran un epifenómeno de lo
único que no deviene: el propio devenir. La muerte de Dios es el suceso “histórico”
en el que todas esas invenciones trasmundanas dejan de tener crédito. Se
considera a Nietzsche el gran hito en la muerte de la Metafísica. Sus
descendientes dan por hecho que vivimos ya, “irreversiblemente”, en una época “post-metafísica”
(a este ‘post-’ hay que ponerle, por supuesto, comillas, porque sin ellas es una
noción metafísica).
Pero ¿cómo hemos de llamar a esa actividad a la que se
entregó Nietzsche, o a la que se entregan sus seguidores? Nietzsche no hizo uso
del distingo kantiano entre trascendente y trascendental. Por supuesto,
despreciaba lo trascendental (la ley formal) como un intento mendaz de salvar
la metafísica. Pero ¿qué era entonces eso a lo que se dedicaba él? Puede que
hubiera alguna época en que jugase con la idea de que hacía ciencia: a veces se
describe como un fisiólogo o un psicólogo. Pero era demasiado inteligente como
para creer eso en serio. De hecho, su postura más madura es que la propia
ciencia padece el mal de la metafísica, es decir, la creencia en unas leyes que
rigen el devenir. Por tanto, él no podía pretender estar haciendo alguna
ciencia. Esas leyes de la ciencia (de la psicología, de la genealogía…) no
podrían ser puro inmanentismo, aunque fuesen inmanentes a lo inmanente: no
pueden cambiar porque rigen el cambio. De igual modo, en lo ético-político esas
leyes de la igualdad de todos, que legitiman a los Estados, no pueden ser
puramente inmanentes (históricas, sociales…), puesto que tienen que servir para
juzgar a la historia y a la sociedad (como hace el propio Nietzsche). Al pseudo-inmanentismo
que algunos atribuyen a las leyes científicas es a lo que Nietzsche considera
“secularización”: ciencia y democracia-socialismo.
Pero, entonces, una vez más, ¿qué es lo que hace Nietzsche,
si no es ni metafísica ni ciencia? ¿Es quizás alguna forma de arte, o de ritual
religioso? Según una concepción que el propio Nietzsche insinuó, efectivamente
lo que hacen él y los nietzscheanos no es nada teórico, salvo aparente o
accidentalmente: hacen, por decirlo al modo de Wittgenstein, otro uso del
lenguaje, un uso, digamos, performativo
(si bien el propio Wittgenstein no creía estar haciendo algo no-teórico, sino,
más bien, Trascendental: análisis sin compromisos ontológicos y metafísicos –en
lo que estaba tan equivocado como Kant, a mi juicio-). Cuando dicen que “Dios
ha muerto”, o que el sujeto ha muerto, o que la diferencia es más “antigua” que
la identidad…, no estarían haciendo proposiciones, lo que dicen no sería ni
verdadero ni falso, aunque nos lo parezca. No estarían, por decirlo de una
manera quizás más favorable para ellos, diciendo que la Metafísica ha muerto,
estarían haciéndolo. Abandonar la
metafísica no sería un acto del conocimiento, sino de una decisión, o incluso
un evento del que nadie es responsable o dueño. Por supuesto, los textos de
Nietzsche y de los nietzscheanos parecen filosofía (no poemas en prosa), e
incluso parecen afirmaciones que optan a la verdad (todo es devenir, “la
diferencia es más antigua, si así puede hablarse”), pero sería solo un juego
no-metafísico con las palabras: no hay que tomar todo eso como afirmaciones que
podrían ser falsas pero son verdaderas. El conocimiento no tiene aquí nada que
decir.
Si eso fuese así (y sería muy necesario saber si eso es lo
que “quieren decir”), la “cuestión” (si en realidad seguía siendo una cuestión)
se desplazaría a otro lado: se trataría de qué “queremos hacer”: si pensar
acerca de las cosas o, mejor, actuar en ellas (dejando el conocimiento como un
mero medio, técnico, para la acción, es decir, prescindiendo de las preguntas
no técnicas); o, incluso, si ni siquiera hay Voluntad, se trataría de Ocurrir o
Suceder. Es esencial darse cuenta de que esa decisión (o este suceder) no
podría porvenir de una meditación acerca de qué debemos hacer, qué deberíamos
querer hacer. Una reflexión tal sería, obviamente, metafísica. Por tanto, la
decisión de dejar atrás la metafísica, si es que es siquiera una decisión (una
Voluntad, como cree Nietzsche), es simplemente una decisión, sin pensar, sin
que la sustente una teoría acerca de cómo son las cosas, sin que la sustente
una metafísica.
¿Esta “opción” es sostenible? Quizás. ¿No dicen los
filósofos hindúes que no todos siguen el camino de la gnosis, sino que algunos
se dedican a la acción (al yoga karma)? E incluso algunas escuelas (filosóficas)
dicen que el yoga karma es preferible: estos son los equivalentes de todos los
no-intelectualismos, para los cuales la “razón práctica” (o simplemente, la
facultad práctica) es superior a la teórica. Pero esta misma tesis es, claro
está, metafísica: se basa en la idea metafísica (que yo personalmente comparto)
de que el ser es acción o acto, y en la idea, metafísico-psicológica (quizás
equivocada) de que el Conocimiento es menos acción que la Decisión.
Pero creo que, en verdad, Nietzsche y los suyos no quieren
prescindir del concepto de Verdad y “salirse por la tangente” al mundo de la
pura decisión o del suceder. Desde luego, de hacer eso, la metafísica no
debería tomarlos como una refutación: la afirmación “Dios ha muerto” carecería
de contenido de verdad, y solo expresaría una ciega decisión de algunos: ¿por
qué preocuparse por ello? Pero, repito, creo que Nietzsche, y los suyos, aunque
a veces crean otra cosa, siguen haciendo y quieren seguir haciendo proposiciones
que esperan nuestro asentimiento teórico, siguen ofreciendo argumentos que no
son solo el decorado ajeno al cuadro, siguen pretendiendo la Verdad. No puede
deconstruirse teóricamente la verdad, como no puede demolerse el suelo (aunque
se le pueda remover).
Entonces el dilema es este. O Nietzsche y los suyos
pretenden convencernos de alguna verdad (y una verdad no científica, sino
acerca de la esencia de las cosas –aunque sea la de que las cosas no tienen
esencia o que su esencia es Voluntad, o Evento o…-) y entonces siguen haciendo
Metafísica, o bien no pretenden convencernos de verdad alguna y entonces no
suponen ninguna refutación de la metafísica. Las frases “Dios ha muerto” o “vivimos
irreversiblemente en un mundo postmetafísico” o bien son proposiciones, y
entonces son metafísicas (y, entonces, autocontradictorias, como lo son en
alguna manera todas las proposiciones metafísicas –pero no todas en la misma “medida”-),
o bien no son proposiciones, y tampoco son verdaderas (ni falsas), aunque
pretendan parecerlo.
Los cien años siguientes a la muerte de Nietzsche los
nietzscheanos se han dedicado, como hizo el propio Nietzsche, a hacer
ontología, es decir, metafísica, de alguna manera encubierta, disfrazada de
algún “análisis” (lingüístico, psíquico o subsíquico, existencial, textual…).
Las viejas preguntas de la metafísica seguían ahí con otros nombres: ¿qué es el
ser en cuanto tal?, ¿cuáles son sus categorías?, ¿hay algo trascendente, o todo
es inmanente? Filosofías como las de Deleuze (el Empirismo trascendental, la
Diferencia), Derrida (la Diferance) o Agamben (el Cualquiera, el Ejemplo…), son
ontologías. Sus análisis son, en el fondo (y hasta en su superficie)
reflexiones racionales sobre lo Mismo
y lo Diferente, lo Uno y lo Múltiple, lo Genérico y lo Individual… Aunque haya habitualmente falta de
autorreflexión acerca de su propia actividad (ya se sabe que todo filósofo
tiene su impensado, y normalmente este es el de “aplicarse el cuento”), no
están haciendo nada de lo que quizás les gustaría poder decir que están
haciendo (literatura, psicología, historia…); no están haciendo, sobre todo,
nada distinto a la metafísica.
En el futuro es muy probable que los herederos de Nietzsche
sigan explotando maneras “genealógicas”, “suspicaces” y "deconstructivas" de abordar los problemas
metafísicos. Quizás lleguen incluso a aplicárselo sistemáticamente a sus propios
hermanos, desenmascarándose unos a otros como metafísicos. Pero creo que quien
esté interesado en aprender de ellos algo de buena filosofía tendrá que ir más
allá de lo que ellos creen estar haciendo y buscar qué respuesta metafísica con
una nueva formulación y unas nuevas connotaciones hay en lo que escriben y
dicen.
hay que partir de que la separación entre teoría y práctica si bien es real en el sentido de que pueden diferenciarse ambas actividades, fue establecida por la sociedad con intereses específicos y distinciones de clase, etc., pero debe ser claro que el pensamiento es inevitablemente producto de las necesidades que nos acusan y en general de lo que nos rodea, decir que Nitzsche fue metafísico, es decir que la religión católica es práctica o materialista porque quemo brujas (¿reales?), colonizó países y saqueó culturas enteras. La teoría debe necesariamente que enfrentarse con la realidad y es en ella donde se constata, y a mi modo de ver desde lo poco que he leído de Nietzsche, su gran trabajo fue recordarnos esto, que nos habían hecho olvidar a golpe de hacernos huecos en el craneo para que nos saliera el demonio, el ser humano es de la tierra, y esto último es un descubrimiento de la biología, pero este filósofo logra darle a ello toda la importancia que en realidad tiene, safándose de las venias a las instituciones que por ello lo marginaron, la tarea del filósofo es quizá preguntarse por el mundo y tratar de comprenderlo, pero eso no quiere decir que un historiador, un científico, un técnico no puedan ser filósofos....
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