Esteban hizo la presentación del “acto”, advirtiendo a la gente que tuvo el valor de ir (pese al frío antifilosófico que corría), que se trata de un libro de filosofía, que no se ahorra densidades. Y dejó planteada una pregunta que luego no hubo ocasión, por desgracia, de desarrollar: ¿qué es lo que quiero decir en el libro, cuando hablo de que hay que rechazar las nociones de Culpa y Pena? ¿Es que no vemos hoy muchos culpables, de la crisis por ejemplo?
Víctor Bermúdez, mi amigo del alma y excelente filósofo y profesor de Filosofía en Mérida (¡qué suerte tienen sus alumnos, como he comprobado a veces cuando me ha dejado asistir a sus clases! -y como tiene oportunidad de comprobar cualquiera que visite su excelente blog, Filósofía para Cavernícolas-) después de compararme con la comparación que de Sócrates hace Alcibíades (es decir, después de llamarme sátiro) resumió perfectamente la intención de mi libro: decir haciendo lo que dice, que es, a la vez, decir cómo Platón hace lo que dice cuando dice que la realidad es dialéctica (identidad y contradicción de lo Uno y lo Múltiple), y analogía (semejanza, participación de lo Uno por parte de lo Múltiple). Y eso lo hace Platón magistralmente en todas sus obras, en que el texto adopta la forma de la dialéctica (el diálogo, socrático) y la analogía (los mitos, las metáforas…). Mi libro, a su vez, intenta remedar, sin simplemente imitar, lo que hace Platón, intentando ser una participación de aquella casi inaccesible sabiduría.
José Antonio Santiago, con una enorme generosidad, buscó en el libro lo que él y yo tenemos en común, que es muchísimo, sin olvidarse de señalar en qué disentimos, que es lo que nos hace todavía más amigos. Compartimos, sencillamente, la reivindicación de la filosofía, contra toda postmodernidad y todo pensamiento débil, para el cuál todos los discursos son iguales, toda búsqueda de la verdad es dogmatismo y todo intento de aprender o enseñar es adoctrinamiento. Contra toda esa sofística, es necesario rescatar el diálogo socrático y la filosofía sustantiva, hecha por primera vez, a juicio de José Antonio, por Platón. Y él ve en mi libro un aporte en ese camino.
Después hablé brevemente yo. Pero lo más vivo de la tarde fue el debate, que se suscitó a continuación, entre los ponentes y el público, acerca de la educación de la ciudadanía. ¿Tiene el Estado derecho a educar moralmente, o a adoctrinar, como dicen otros? Unos pensaban que cualquier intento por parte del Estado de educar al ciudadano, es intolerable: al ciudadano se le presupone la educación política, y el Estado que se convierte en educador, se hace “fascista” con el tiempo (si es que no lo empieza siendo ya). Otros, en cambio, creíamos que la educación política es necesaria y, de hecho, se practica desde siempre y hasta ahora en las escuelas: ningún profesor consentirá tratos discriminatorios, o antidemocráticos. Y dudábamos de que los padres tengan más derecho a adoctrinar a sus hijos, aunque se trate de sus “padres espirituales”. ¿No fueron Sócrates y Platón los que lucharon contra la tesis demagógica de que la única enseñanza posible es la enseñanza técnica, incluida y en primer lugar la técnica del lenguaje que te permite convencer a cualquiera de cualquier cosa, mientras que el asunto de lo bueno quedaba reservado a la inescrutabilidad del individuo?
Este debate era tan interesante que tuve que recordar a la gente que yo había venido a hablar de mi libro. También alguien tuvo que recordar que se nos enfriaba la cena y los chistes acerca del queso del Casar y el vino extremeño ya estaban preparados.
Muchas gracias a todos. Sobre todo a los que compraron algún libro.
La presentacion puede juzgarse como brillante con su contenicdo en los halagos y las criticas a las ideas que se presentaron sobre el libro,esos puntos de encuentro y la discusoion sobre aquellos en los que se estaba en desacuerdo,bien esta destacar que aquellos que interesandoles el tema filosoficos se perdieron,una buena introduccion a un libro que promete interesante¿n0 me ha dado tiempo a leerlo todavia!
ResponderEliminarTeresa,
ResponderEliminar¡no sabes bien lo que hiciste al comprar un ejemplar! Antes de que me culpes el día de mañana de tus dolores de cabeza, me pondré la venda: leelo solo mientras te esté divirtiendo (y no leas la introducción mía, que está destinada a los "expertos", que no tienen tiempo para leerse un libro de un desconocido-que-te-regale-flores, y quieren saber de qué va desde el principio).