Páginas

viernes, 2 de marzo de 2012

Todas las filosofía posibles, otra vez.

Como parece que ha habido gente a la que mi propuesta de sistematización de las teorías filosóficas, inspirada en el esquema del Parménides de Platón, les ha parecido muy interesante y útil (hay quienes ya no saben ir a la compra sin ella), y un sin fin de conocidos me han rogado en diversas posturas (en cuatro, concretamente) que se la explique un poco más, me he decidido a simplemente repetir aquí lo que dije hace unos días. Espero que, a base de repetirlo, los más duros de oído acaben comprendiendo.

Las teorías filosóficas son teorías acerca de la naturaleza o constitución o estructura última de la realidad. Por eso, son teorías sumamente generales o abstractas, aunque también por eso pretenden tener una aplicación a cualquier aspecto, parte o modo de la realidad. ¿Qué mínimas categorías máximamente universales subyacen a la multiplicidad de fenómenos? Es una exigencia racional explicar el mayor número de cosas (todo, a ser posible) con el menor número de elementos, y lo es, por tanto, que las diversas teorías acerca de los diferentes ámbitos reconocibles de cosas, estén coordinadas y, en cierto modo, subordinadas, a una teoría acerca de todo. Una teoría así será una teoría ontológica, puesto que trata de todo lo que es (del ser, sin especificaciones), y será meta-física porque tendrá que explicar no solo los fenómenos físicos sino también otros “hechos” que, al menos en principio, se resisten a ser reducidos a fenómenos materiales.

A lo largo de la historia del pensamiento se han propuesto diferentes teorías filosóficas, y, como se sabe, no hay acuerdo “en nada” entre los filósofos. Hay diversas explicaciones de por qué es esto así, por qué hay diversas filosofías y por qué son esas las que hay. Propongo (inspirándome en algunos textos de Platón, como el Parménides y El Sofista) una sistematización de las teorías filosóficas, basada en los elementos mínimos que están, explícita o implícitamente, asumidos en cualquier teoría o sistema filosófico.

Hay dos aspectos muy generales a los que todo pensamiento tiene que atender: uno es el requerimiento de unidad, o de la mayor unidad posible; otro es el requerimiento de “salvar” la multiplicidad de los fenómenos o hechos del mundo. En el más mínimo pensamiento hay identidad, y cuanta mayor identidad haya, más racional se considera ese conocimiento; pero también hay, en cualquier hecho o representación, pluralidad y diversidad, “diferencia”. La realidad no se presenta, en principio, ni como una identidad pura e indivisa, ni como una multiplicidad inconexa, sino como una Totalidad, o sea, una síntesis de unidad y pluralidad. La actividad teórica persigue la mayor unificación, es decir, la explicación o “justificación” del mayor número de cosas (todas, en fin) con el menor número de principios.

La filosofía, como búsqueda de lo más general, no se restringe a un campo de objetos, sino que pretende aplicar esas categorías o ideas fundamentales (unidad-identidad-forma por una parte, multiplicidad-diferencia-“materia” por otra) a todo, al Todo. Este uso absoluto de las nociones conduce a toda filosofía a una irremediable “dialéctica”, consciente o inconsciente, es decir, a paradojas debidas a que cualquiera de las nociones simples parece implicar a su otra, que es justo su contraria. Según esto, podemos distinguir cuatro tipos (de dos en dos) de sistemas filosóficos muy generales (por supuesto, hay múltiples maneras de realizar cualquiera de esas alternativas y aplicándolo a cada una de las “partes” de la filosofía –y no siempre los filósofos son consecuentes de un ámbito a otro-), y cada uno de esos tipos puros implica sus propias aporías o paradojas, dos principalmente, una que afecta a cada elemento:

1) Ciertos sistemas filosóficos priorizan el elemento unitario, formal, ideal…, ese elemento de necesidad y universalidad que hay (o parece haber) en todo pensamiento. Podemos llamarlos (tomando los términos en el sentido más universal posible) Idealistas, Racionalistas (porque la identidad y la mayor unificación posible es una –más bien, la- exigencia de la razón), o Trascendentalistas (en cuanto suponen algo más allá de lo inmanente o contingente). Estas teorías pueden ser, según el papel que hagan jugar al otro elemento (a la pluralidad, a la diferencia, al fenómeno) de dos tipos:

11) Algunos (pocos) filósofos, llevados por la pulsión racionalista más extrema, sostienen que, “en realidad”, la naturaleza última de las cosas es una absoluta unidad, y toda multiplicidad, todo fenómeno… no son más que apariencia. Podemos llamarlos Monistas (monismo racionalista o idealista). Hay exponentes de él en todas las místicas y corrientes gnósticas de todas las civilizaciones (en el Vedanta advaita –sinsegundo- de la India, en el sufismo, etc.) y, en occidente, su representante paradigmático es Parménides (que ha tenido pocos seguidores puros, fuera de algunos místicos como el maestro Eckhart, por ejemplo). Esta teoría está sujeta a dos aporías tipo:

     a) Respecto de la propia unidad: una teoría monista no parece explicar cómo podemos pensar o hablar de ese Uno puro e inanalizable, pues el menor de los pensamientos es complejo. Por supuesto, el Monista recurrirá aquí a una presunta intuición directa e inanalizable, pero tal experiencia, que pocos están dispuestos a reconocer, sería inefable.
    
      b) Respecto de la multiplicidad: el monismo racionalista no parece “salvar los fenómenos”. Calificarlos de apariencias, sueños, ilusiones, no parece iluminarlos o salvarlos, sino (pretender) negarlos, sin conseguirlo. ¿Cómo ha podido generarse una apariencia de multiplicidad donde realmente solo hay una unidad perfecta? (La expresión teológica de este problema es la pregunta: si Dios es uno y todo, ¿por qué parece que hay multiplicidad y mal?)

12) La segunda teoría posible da, como la primera, el mayor peso a la Unidad, por eso es un Racionalismo o “Idealismo”, pero reconoce una realidad segunda, derivada, para lo múltiple, para los fenómenos, a los que no condena a mera apariencia. Podemos llamar a estas teorías “Dualismos racionalistas (o idealistas)”. Hay múltiples ejemplos de este tipo en la historia de la filosofía occidental. El platonismo (según la interpretación convencional) sería el paradigma, pero también Aristóteles y los aristotélicos (Tomás de Aquino, por ejemplo); también los racionalistas modernos (Descartes, Leibniz…); pero también Kant, Hegel, Husserl, el Wittgenstein del Tractatus, etc. Estas teorías están sujetas, igualmente, a dos tipos de aporías principales:

     a) No parece salvar la unidad: la aceptación de dos categorías últimas o irreductibles, convierte al término “ser” (“cosa”, “realidad”) en plural e irreducible a un único sentido. El Dualista (que sea consciente del problema) responderá que se trata de sentidos analógicos (el ser se dice de múltiples maneras, pero no equívocas, sino análogas), pero ese concepto de algo ni equívoco ni unívoco, parece tan inefable e incomprensible como la experiencia mística del monista.
    
     b) No parece salvar la multiplicidad, lo material, lo contingente: ¿cómo se explica el surgimiento de lo múltiple, de los fenómenos, de lo material, a partir de lo uno, de las ideas, de las formas? ¿Qué “conexión” o comunicación puede haber entre esas sustancias o aspectos irreducibles?

2) El otro grupo de teorías (inmanentistas, pluralistas, “materialistas”, naturalistas –todo ello en sentido muy general-) ponen el peso en el aspecto no-uno, no-ideal, no-universal. Responden al segundo cuerno del dilema: Si no existe lo Uno (la Idea) ¿qué se sigue? También pueden hacerlo de dos maneras, una extrema y otra moderada:

21) La versión moderada o dualista (que es la inversa al o especular con el dualismo idealista 12, pero también, por eso, la más cercana, en cierto sentido, a él), dice que la realidad fundamental es lo inmanente, contingente, material…, y las ideas o universales son un epifenómeno o emergencia a partir de aquello. Hay múltiples versiones de este tipo de filosofías. Aquí hay que colocar todos los inmanentismos o materialismos moderados que, de alguna manera, pretenden salvar el elemento universal e ideal presente en todo conocimiento, sin otorgarle, por ello, realidad. Como las otras teorías, está sujeta a dos aporías tipo, una por cada uno de los requerimientos de toda teoría (salvar la idealidad y salvar el fenómeno):

     a) No salva la unidad, lo ideal, porque no hay manera de generar lo uno a partir de lo múltiple. Este problema adopta diferentes versiones: falacia genética, problema de la inducción o de la asociación, etc. No se explica como a partir de hechos puramente concretos, espacio-temporales, se salva el conocimiento, que es siempre universal y necesario.

     b) No salva los propios fenómenos, puesto que, si negamos que existan las Unidades puras o Ideas, no podemos explicar cómo es que solo mediante unidades (conceptos, leyes…) que no existen, es inteligible lo que sí existe, lo contingente.

22) Por último, las teorías inmanentistas radicales, que son el extremo opuesto al monismo racionalista, dicen que no hay más que lo contingente, y que toda unidad, finalidad, causa, etc., es decir, toda idea, son puras ilusiones. En este tipo hay que colocar a los nihilismos antiguos y modernos, desde el budismo o el pirronismo hasta el nietzscheanismo, y diversos autores modernos y postmodernos. Estas teorías sufren dos tipos fundamentales de aporías:

     a) Como le ocurría al monismo racionalista, pero por causas inversas, no salva su propio discurso. Si el monismo era inefable porque todo pensamiento implica complejidad, el pluralismo absoluto es inconcebible, porque todo pensamiento implica unidad e identidad. Aunque los filósofos de este tipo 22 son a veces conscientes de esto, y aceptan de buena gana que su teoría es inconsistente, esto no la hace menos inconsistente y, por tanto, menos teoría. Su pretensión implícita de verdad es desmentida por su propio mensaje.

     b) Tampoco salvan lo múltiple, el fenómeno, lo “puro otro” que hipostasian, porque no hay nada comprensible sin conceptos auto-idénticos.

Estas serían las cuatro teorías más generales, con sus aporías tipos. Por supuesto, a veces es difícil ver a qué caso puro corresponde el pensamiento de un autor concreto. Las diversas formas de expresar las, en esencia, mismas ideas, y las dificultades hermenéuticas, así como el hecho de que los filósofos no son siempre absolutamente coherentes, ni siquiera en lo que dura una sola obra, o cuando van de un tema a otro, hacen que no todos representen casos puros.

Pero, si este esquema es coherente y completo en sí mismo, de él se puede deducir en qué medida tal o cual filósofo debe ser interpretado de esta manera mejor que de aquella, o, en el caso de que falle todo intento de caridad hermenéutica, nos dará indicios de qué inconsistencias puede contener el sistema filosófico concreto elaborado por tal o cual autor. En resumen, este esquema es una sistemática.
Muchos filósofos han elaborado sistemáticas de teorías filosóficas, deducidas de lo que ellos han considerado la estructura fundamental del pensamiento o de la realidad. Algunas de esas sistemáticas son muy similares a la que propongo; otras, no tanto (por ejemplo, la sistemática ternaria de Hegel). Aristóteles, por ejemplo, distinguía las teorías (siguiendo a El Sofista de Platón) entre materialistas e idealistas (según la cualidad de los elementos considerados fundamentales por cada teoría), y monistas o pluralistas (según la cantidad).

Las filosofías del siglo XX, que a veces tienen estilos filosóficos muy diversos, oscurecen estas sistemáticas, y hacen más trabajoso identificar qué tipo de filosofía es la que está sosteniendo, en el fondo, tal o cual autor (especialmente en casos como Heidegger). Pero no creo que sea imposible. Y, sobre todo, esta sistemática es una propuesta a priori y, como no podía ser menos y lo es toda clasificación y en general toda teoría, intrínsecamente normativa. A priori puede evaluarse si es sistemática, lógicamente completa, basada en nociones esenciales, etc. A posteriori, podrá verse el grado de ajuste que tiene con lo que consideramos teorías filosóficas efectivamente existentes.

30 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. No soy amante de las clasificaciones que siempre se ciegan a las excepciones (Heidegger que por ejemplo citas (y a propósito, ¿no está este entre tus favoritos?) y uno además se ha vuelto escéptico con las listas luego de oír a Borges listar aquella mítica del emperador chino, no obstante, es indudable que la tuya tiene poder aglomerativo, si bien, tal vez, y en definitiva, la realidad última se le escapa a la finita conciencia humana ya que cuanto más unificamos (dirección vertical) el pensamiento (11) más hechos debemos tomar en consideración para depurar la contigencia de la teoría pero cuanto más dispersamos el conocimiento (dirección horizontal) más elementos reiterativos y abstraíbles encontramos (22), por lo tanto, se podría hablar de un bucle escheriano donde uno escala ciertas nociones verticales y acaba por estar inmerso en una escalera horizontal de la que en cuanto uno avance acaba por terminar siguiendo una trayectoria vertical: Heráclito llevado al extremo acaba en Parménides que llevado al extremo acaba en Heráclito y es que el holismo llevado al extremo acaba en la idea de que cada fenómeno es único que llevado al extremo infiere la idea de que cada fenómeno implica la totalidad que llevado al extremo acaba en la idea de que cada fenómeno es único que llevado al extremo infiere la idea de que cada fenómeno implica la totalidad que llevado al extremo acaba en la idea de que cada fenómeno es único que llevado al extremo infiere la idea de que cada fenómeno implica la totalidad que llevado al extremo acaba en la idea de que cada fenómeno es único que llevado al extremo infiere la idea de que cada fenómeno implica la totalidad que el resto es silencio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente, hay un bucle, y Heráclito lleva a Parménides y viceversa (y ambos eran conscientes, no como sus intérpretes). Sin embargo, lo que he expuesto es el sistema dialéctico, pero falta la Analogía, que creo que desequilibra esa simetría. De ello escribiré en breve, siguiendo con la interpretación del Parménides.

      Heidegger que por ejemplo citas (y a propósito, ¿no está este entre tus favoritos?

      De Heidegger hay cosas que me gustan, como su profundidad y radicalidad, y otras que no comparto (no es que me disgusten -me disgusta su figura personal, tal como parece que fue-). Creo que Heidegger, el primero, el de Ser y Tiempo, es un irracionalista, y puede ser interpretado como un inmanentista (el análisis de la realidad se focaliza en el Da-sein, o sea, en el sujeto (por mucho que se disimule que no se habla del sujeto) u Hombre, caracterizado esencialemnte por su caída en el tiempo) pero quizás mejor como un trascendentalista tipo kantiano o primo-wittgensteiniano, es decir un filósofo trascendental, que sitúa al Ser más allá de todo Ente.
      El problema que Heidegger le provoca a mi sistema clasificatorio es que es un trascendentalista irracionalista. Esto ocurre, a su modo, con Kant (donde el verdadero acceso al noúmeno no es cognitivo sino volitivo -dando lugar al pragmatismo que tanto os seduce a algunos-). Y esto nos conduce a la disputa (tardomedieval) Intelectualismo-Voluntarismo, cuya inclinación hacia el voluntarismo ha marcado la modernidad.

      Eliminar
  3. Antes de entrar en materia (o forma), y sólo por procurar un poco de distensión, y teniendo en cuenta tu introito (no va con segundas): ¿a cuál de las cuatro filosofías corresponderían la posición del misionero?
    ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Obviamente, a la 12 (aunque pobrísimamente entendida). La posición 11 solo se da o bien entre aquellos que se autosatisfacen o bien entre aquellos que llegan a ser verdaderamente uno (como en san Valentín); la posición 22 es lacaniana (o sea, no sabes con quién estás ni qué estás haciendo), y la posición 21 es la tuya (si te he interpretado correctamente). :)

      Eliminar
  4. ¿Pero se puede "entender pobremente" cada una de las filosofías? ¿Es la misma una filosofía entendida "mejor" que la misma filosofía pero entendida "peor"? ¿Es mejor una mala filosofía entendida peor, o entendida mejor?
    .
    En todo caso, no veo muy bien la relación entre 12 y la postura del misionero, la verdad... Con respecto a 21, hombre, yo soy más de una pluralidad ideal que de un materialismo plural... no sé si irá por ahí la cosa (aunque prefiero no "profundizar" mucho en "por" dónde va).
    .
    Lo que sí sé es que yo no diría que "la realidad fundamental es lo inmanente, contingente...", más que nada porque no tengo ni idea de si hay una "realidad fundamental", y si la hay, menos idea aún de en qué consiste.
    .
    Por otro lado, creo que lo peor del esquema es que está basado en una clasificación de las teorías según lo que piensan de LA REALIDAD, mientras que yo pondría el acento en lo que las teorías dicen sobre el CONOCIMIENTO Y LA ACCIÓN. Creo que es más bien dependiendo de lo que cada teoría piensa que se puede saber, y qué conviene hacer, como termina afirmando qué hay o deja de haber.

    ResponderEliminar
  5. ¡Claro que se puede entender mejor o peor una misma teoría! Unos entienden mejor que otros el positivismo, o el dadaísmo.

    Seguramente tú no dirías algo como "la realidad fundamental es lo inmanente, contingente...", pero tu hijo literario decía que solo existe realmente los objetos físicos, o algo así; y uno que se llamaba como tú, y salió por la radio, dijo, comentando el título de un libro que había escrito (y que se titulaba exactamente como un libro tuyo) que Platón había sido el que dijo que, más allá de este mundo de apariencias había un mundo de ideas, reales, y tú decías que eso era un cuento o mito, o algo así, y que toda la realidad es lo que podemos ver y medir. O algo así.

    El esquema se refiere a la realidad cuando es un esquema ontológico, pero si lo aplicamos al asunto del conocimiento, dará lugar a cuatro teorías epistemológicas correspondientes. De hecho, pensaba escribir alguna entrada aplicando el esquema a diversas cuestiones filosóficas.

    En cuanto a si debe ir primero una teoría del conocimiento o una teoría ontológica, es un tema interesante. Yo pienso que anteponer, como hacen los filósofos modernos desde Descartes, el problema del conocimiento, es engañoso, porque, si nos ponemos a preguntarnos y a responder qué es lo que podemos conocer, estaremos, en verdad, preguntando, qué es realmente lo que podemos saber del conocimiento, es decir, estaremos implicando respuestas ontológicas pero restringidas al ámbito del conocimiento. Además, como señaló Hegel, estaremos dando por suppuesto aquello que queremos indagar, porque, para preguntarnos qué podríamos saber o creer con certeza, tenemos ya que haber decidido qué es lo que vamos a aceptar como conocimiento cierto. Por eso muchos filósofos muy modernos (de las últimas generaciones de analíticos) dicen que "hay que poner la metafísica en primer lugar", o practcarla directamente, sin complejos.

    ResponderEliminar
  6. toda la realidad es lo que podemos ver y medir. O algo así.
    Será "algo así", pero no eso exactamente. Para alguien que valora el rigor, como tú, es importante la diferencia. Yo digo que lo que podemos conocer empíricamente es toda la realidad que podemos conocer (bueno, y cosas como que existe un número primo entre 20 y 25: mi famoso "platonismo trivial"). Pero no digo que LA REALIDAD FUNDAMENTAL es eso, ni "reducible" a eso. Digo, sencillamente, que es lo poco que podemos arañar de la realidad.
    .
    Con respecto a lo segundo, en el fondo yo también pienso eso al adoptar una teoría PRAGMATISTA del conocimiento, pero, claro, con consecuencias muy diferentes.

    ResponderEliminar
  7. Yo digo que lo que podemos conocer empíricamente es toda la realidad que podemos conocer

    Lo que significa que tienes una idea de la realidad lo suficientemente clara como para saberque es aquello que podemos conocer más empíricamente que, por ejemplo, mediante reflexiones metafísicas a prioristicas. Además, muchas veces te he visto intentando extraer las ideas o universales a partir de hechos naturales como la evolución, etc. Y esto es una forma de ocupar la posición 21, un inmanentismo moderado (Niezsche, un inmanentista radical, decía de los metafísicos trascendentalistas que ponemos en primer lugar lo que, en todo caso debería venir en segundo, o más bien en ninguno. Lo de "más bien en segundo lugar" para las nociones universales, encaja con lo que tú crees.

    Platonismo trivial es una contradicción en los términos. El platonismo significa que EXISTEN ideas. Tú esto te lo solventas considerando a "existe" como completamente equívoco cuando se refiere a números o a piñas, y, desde leugo, crees que donde "existir" tiene un sentido auténtico es cuando se refiere a lo natural. Ese equivocismo de "existir" es precisamente inmanentismo.

    Tu pragmatismo, como bien dices, es contrario a la tesis de que tenemos que empezar por el conocimiento, en vez de por las cosas mismas. Pero el pragmatismo (entendido como pragmatismo empirsita, es decir, que el "funcionar" de las hipóitesis debe ser un funcional material) es precisamente una ontología inmanentista.

    ResponderEliminar
  8. "Pero el pragmatismo (entendido como pragmatismo empirsita, es decir, que el "funcionar" de las hipóitesis debe ser un funcionar material) es precisamente una ontología inmanentista."

    Juan Antonio, no entiendo por qué asocias sin más empirismo e inmanentismo a materialismo. El empirismo puede ser fenomenista, como el de Mach y el inmanentismo puede ser idealista, como el de Nagarjuna. Y una ontología pragmatista, aunque parte de las necesidades discursivas que nos impone nuestro "estar en el mundo", puede comprometerse con cualquier concepto ontológico que considere útil para satisfacer dichas necesidades.

    Por lo que hemos discutido Jesús y yo en su blog, lo que entiendo que nos diferencia es que él asume ese compromiso ontológico del pragmatismo de una forma que, en mi opinión supone una combinación entre solipsismo y realismo universalista. Acepta que cada cual parte de una perspectiva diferente pero, en tanto que uno no puede salir de su propia perspectiva, el mundo es tal como se manifiesta en ella y lo pragmático es atenerse a los compromisos que tal perspectiva impone. En mi opinión eso supone llevar el compromiso demasiado lejos, al olvidar su origen instrumentalista. Uno no tiene más remedio que comprometerse ontológicamente con los elementos teóricos y narrativos que necesita para actuar en el mundo, pero es un salto injustificado pretender que los elementos que configuran el mundo para cada cual deben ser los mismos que los que configuran el mundo para los demás. El caracter instrumentalista de la ontología pragmatista casa mucho mejor con una narrativa relativista, donde la cabal incorporación a la propia perspectiva de personas con perspectivas diferentes, supone asumir que sus distintos compromisos ontológicos dan lugar a una pluralidad de realidades. Claro que no tenemos que aceptar sus realidades como nuestras, pero sí que la nuestra es una entre muchas, no la única. En otras palabras, mis compromisos ontológicos configuran mi mundo, no el mundo de cualquiera. Los demás son personajes de mi mundo, pero si no queremos caer en el solipsismo, hemos de asumir que tienen mundo propio (cabria matizar que, dado que los elementos narrativos que dan forma al mundo no son privados sino públicos, un mundo no es un constructo individual sino de una comunidad de hablantes).

    ResponderEliminar
  9. Masguel
    No se de donde sacas que yo digo que lo que configura el mundo según los demás es necesariamente lo kismo que lo configura según yo. Lo que digo es que, sean cuales sean las interpretaciones de cada uno, lo importante es que el hecho de que son INTERPRETACIONES, o sea, creencias, pensamientos, etc., y no bostezos o picores o granos, es que CADA UNO RECONOCE que su interpretación puede estar equivocada, que NO SIGNIFICA LO MISMO la frase "creo que son las 3" que la frase "son las 3". Es decir, queuno reconoce que la "autoridad última" sobre si él TIENE RAZÓN o no al creer que son las 3, no la tiene él, sino la hora que es.
    Es el reconociiento de esto el que nos impulsa a CORREGIR nuestros errores y aprender (sea dentro d la interpretación que sea, y con todo el espacio que haga falta para admitir la COMPARACIÓN de interpretaciones en el grado que haga falta)

    ResponderEliminar
  10. Juan Antonio,
    TODA creencia es una creencia sobre la realidad. Si yo creo que hoy es domingo, lo que creo es que la realidad es tal que hoy es domingo, etc. Pero eso no es tener una creencia sobre la "realidad última"
    .
    Por otro lado, en ningún lugar creo haber dicho que los HECHOS sobre cuestiones abstractas o nociones uiversales (por ej., que sea verdad que 2+2=4) estén causados por proceaos naturales. Digo que es nuestro DARNOS CUENTA de esos hechos, o nuestra CAPACIDAD de entender esas nociones, la que no es explicable sin suponer alguna causa que haya hecho que nuestro cerebro tenga esa capacidad y el de los sapos no.
    .
    Tampoco digo que "existir" sea equívoco. Al contrario, lo que he dicho por algun sitio es que existen IGUAL las cataratas delnNiágara que las 6 formas de ordenar un conjunto de 3 elementos (eso sí, yo no llamaría "ideas" a los habitantes de mi mundo platónico trivial; de hecho, ESO que Platón llama ideas, yo tengo serias dudas de que exista).

    ResponderEliminar
  11. Lo del inmanentismo, no te digo que no (aunque yo definiría mi pragmatismo más bien como la preferencia por empezar el análisis filosófico IN MEDIA RES, o sea, a lo Sócrates y Aristóteles y Epicuro y a lo Hegel ~al menos en la PhdG~ y tantos otros, más que a lo Platón o a lo Descartes, y naturalmente, teniendo en claro que la RES donde estamos no es la de aquellos).
    eso sí, no veo que tiene que ver el inmanentismo con el pluralismo. Al fin y al cabo, quien piensa que solomhay lo Uno, pensará que todo es inmanente al uno.

    ResponderEliminar
  12. Jesús, lo que estás diciendo es que "la hora que es" o "lo que sea que ocurra", es lo mismo para todo el mundo, independientemente de cómo interprete eso que ocurre. Pues eso no es una ontología instrumentalista sino una ontología realista clásica. El pragmatismo no exige un compromiso en esos términos con una realidad común e independiente de los elementos teóricos y narrativos que cada cual precisa para interpretar la realidad propia (el ámbito en que se manifiestan sus necesidades, propósitos, las restricciones que encuentra para satisfacerlos y los cambios que tenga que hacer en sus creencias y compromisos para conseguirlo).

    ResponderEliminar
  13. M
    No, no creo que TODO sea como es, con independencia de cómo se interprete. Más que nada porque no es inteligible la noción de un "cómo" que no dependa de una interpretación (p.ej., imaginemos un lenguaje en la que no hay una traduciion exacta de nuestro "cómo").
    (Aunque , para que no se enfade JA, esto tampoco es incompatible con que ALGUNAS cosas sí que sean realmente "universales"; en cualquier caso, lo importante es que, sea lo que sea lo que YO TENGA que pensar al respecto, no depende SOLO de qué es lo que pienso AHORA, ni de lo que piensas tú; incluso, si lo que dices sobre el relativismo es verdad, pues yo TENDRÍA que aceptarlo si no quiero estar equivocado sobre ese tema, con independencia de si ahora lo acepto o no, igual que cuando son las tres, yo TENDRIA que creer que son las tres si no quiero estar equivocado sobre la hora).
    Insisto, mi compromiso no es primariamente con una realidad común (yo lo que deseo es tener un método que me permitiera llegar a la conclusión de que hay una realidad común SI hay una realidad común, y a la conclusión de que no la hay SI es que no la hay; por desgracia, no tengo un método TAN eficaz).
    no identifiques mi OBJETIVISMO con lo que llamas "realismo clásico": lo que yo digo es, simplemente, que la GRACIA de tener creencias es que RECONOCEMOS que pueden estar equivocadas, y que eso es el inicio de los esfuerzos por mejorarlas. Pero eso no implica que,necesariamente, para TODOS los sujetos, AQUELLA conclusión a la que tendrían que llegar tendría que poder expresarse en un lenguaje universal o algo así; puede que para algunas cosas sí, y que para otras no, no es algo que crea que nadie tenga un argumento "matador" para prejuzgarlo).

    ResponderEliminar
  14. "incluso, si lo que dices sobre el relativismo es verdad, pues yo TENDRÍA que aceptarlo si no quiero estar equivocado sobre ese tema"

    Ese es el quid, que yo no digo que el perspectivismo relativista sea una verdad objetiva, digo que es una narrativa útil en un contexto de heterogeneidad cultural. Yo no comparto tu objetivismo porque para mí, una ontología instrumentalista es, a su vez, un instrumento narrativo. Para mí, "realidad", "mundo", son términos que hacen referencia al ámbito de nuestro quehacer y nuestro entender. Por eso he dicho en alguna ocasión que tienen una cualidad de escenario. Una ontología es una caja de herramientas.

    ResponderEliminar
  15. Masguel,
    Pero, ¿Es util o no es util? ¿es más util que lo que pienso yo, o no? Si es verdad que es mas util ,pues tendre que aceptar que es mas util, pero yo quiero aceptar que es mas util solo si es mas util, no solo si tu crees o dices que es mas util

    ResponderEliminar
  16. ¿Qué narrativa resulta más útil?. Eso depende de tus propósitos. Si entre tus propósitos está considerar las creencias de los demás, no como un saco de insensateces, sino como relatos que crearon sus muy diversas culturas para dar respuesta a sus necesidades, como las tuyas son relatos creados por tu cultura para dar respuesta a las suyas, el relativismo es una propuesta narrativa que, en mi opinión, resulta útil. Ayuda a desarrollar sentido histórico y a descalcificar certezas. Si, por el contrario, con Nietzsche, piensas que el exceso de sentido histórico y la ausencia de certezas es una condición enfermiza que inhibe la acción y la vida, el relativismo no solo te es inútil, sino incluso nocivo. No hay utilidad sin un para qué.

    ResponderEliminar
  17. M
    Pues claro que qué cosa es más útil depende mis propósitos. Eso es JUSTO lo que quiero decir: yo quiero tener un método de elección de narrativas que tenga la propiedad de que, si la narrativa X es la más útil para mis propósitos, me haga elegir la narrativa X; no quiero elegir una narrativa CREYENDO que es útil para mis propósitos y que luego resulte que no lo sea, igual que no quiero comprar cualquier otra cosa creyendo que me va a servir para lo que la quiero, y que luego resulte que no me sirva. Y naturalmente, tampoco la voy a elegir porque encima sea OTRO el que se la cree.
    .

    ResponderEliminar
  18. "no quiero elegir una narrativa CREYENDO que es útil para mis propósitos y que luego resulte que no lo sea"

    Como le decía el general Corman al capitán Willard en Apocalypse Now, "capitán, no sé lo que le parecerán estas gambas, pero si se las traga no tendrá que demostrar su coraje de ninguna otra forma."

    No hay más remedio que probar las que nos parezcan más apetecibles, atenernos a las consecuencias y si no nos satisfacen, seguir probando.

    ResponderEliminar
  19. M
    No hay más remedio que probar las que nos parezcan más apetecibles, atenernos a las consecuencias y si no nos satisfacen, seguir probando
    También hay otra posibilidad: que cambien nuestros gustos.
    En cualquier caso, es lo que digo: no porque creamos que tal cosa va a ocurrir así, va a ocurrir así; yo prefiero tener creencias que me lleven a hacer predicciones que se confirmen (aunque sean predicciones sobre el resultado que va a tener cierta deducción puramente formal: p.ej., una prueba de consistencia te permite, además de otras cosas, hacer la predicción de que nunca vas a encontrar una contradicción partiendo de ciertos axiomas y usando ciertas reglas), en vez de creencias que me lleven a hacer predicciones falsas. Pero sin partir de la comprensión de que LAS CREENCIAS DE UNO MISMO PUEDEN SER FALSAS, es difícil aprender de ese modo. Y si crees ESO, ya crees en la objetividad, al menos, en algo que merece la pena llamarse "objetividad".

    ResponderEliminar
  20. Dijo Jesús:Y si crees ESO, ya crees en la objetividad

    ¡En absoluto! Que tu, por constricciones materiales ajenas a ti y ajenas a una estrategia intencional, hayas desarrollado ciertos instrumentos cognitivos que te permiten conducirte por el entorno e interactuar con él, NO implica que tales habilidades sean objetivas, a lo más, intersubjetivas, esto es, propias de tu especie, no obstante, estoy de acuerdo contigo en que nuestras creencias no son todas ni muchísimo menos voluntarias (pienso, pej, en repugnarme que me acueste con mi abuela NO es una creencia voluntaria

    ResponderEliminar
  21. El último anónimo soy yo, conste, pero por razones ajenas a mi entendimiento no quedó así constatado

    ResponderEliminar
  22. Anónimo:
    NO implica que tales habilidades sean objetivas, a lo más, intersubjetivas, esto es, propias de tu especie
    Lo que estoy haciendo es PROPONER UN CONCEPTO DE "OBJETIVIDAD" diferente del que asume el "realismo ingenuo"; creo que tu crítica se basa en que mantienes el concepto que yo quiero sustituir por otro.
    La idea es que yo llamo "objetividad" a ESO a lo que TÚ te refieres cuando dices cosas como "creo que esto es amoniaco, pero a lo mejor me equivoco", es decir, al hecho de que LA VALIDEZ DE TUS CREENCIAS NO DEPENDE SÓLO DE QUE SEAN TUS CREENCIAS O DE CUÁLES SEAN LAS CREENCIAS DE LOS DEMÁS. Ese "algo más" del que depende que eso sea amoniaco es a lo que llamo "objetividad"... ¡¡¡pero no hago NINGUNA hipótesis sobre la "naturaleza" de ese algo más!!! (salvo la conjetura de que es INDEPENDIENTE EN ALGUNA MEDIDA -que no sé cuál será- de lo que creamos o dejemos de creer).
    .
    Tampoco digo que la cuestión es si las creencias son "voluntarias" (por suerte, la mayoría no lo son), sino si las creencias son la CAUSA de que sean verdaderas (y pienso que no lo son, en condiciones normales al menos).

    ResponderEliminar
  23. "Tampoco digo que la cuestión es si las creencias son "voluntarias" (por suerte, la mayoría no lo son), sino si las creencias son la CAUSA de que sean verdaderas"

    Si partimos de que verdadero no puede ser otra cosa que útil y falso menos útil o pernicioso, las creencias son verdaderas mientras nos son útiles y pasan a ser falsas cuando dejan de sernos de utilidad. Verdad y la falsedad son criterios operativos, no cualidades desconocidas de nuestras creencias. Claro que no depende de nuestra voluntad que nuestras creencias nos sean más o menos útiles, pero en tanto nos son útiles, son verdaderas, porque no hay más criterio de verdad que ese. La diferencia entre lo que tú llamas objetividad y yo restricciones pragmáticas de nuestra conducta, es que tú lo consideras (corrígeme si me equivoco) como un ámbito con características definidas ya antes de ser interpretado. Para mí, por el contrario, es un ámbito existencial y no puede ser otra cosa. No condiciona la verdad o falsedad de nuestras creencias hasta que enfrentamos sus restricciones y lo incorporamos a nuestra interpretación del mundo.

    ResponderEliminar
  24. Masgüel,

    Dices: Juan Antonio, no entiendo por qué asocias sin más empirismo e inmanentismo a materialismo. El empirismo puede ser fenomenista, como el de Mach y el inmanentismo puede ser idealista, como el de Nagarjuna. Y una ontología pragmatista, aunque parte de las necesidades discursivas que nos impone nuestro "estar en el mundo", puede comprometerse con cualquier concepto ontológico que considere útil para satisfacer dichas necesidades.

    Advertí de que hay que tomar los términos en un sentido muy general. "Materialismo" se toma aquí como equivalente a inmanentismo, es decir, aquello que está definido por la Extensión (el materialismo típico, o fisicismo, identifica ese extenso con lo espacio-temporal).
    En este sentido Berlekey es un inmanentista (salvo para Dios) puesto que dice que las ideas son asociaciones o meras imágenes.

    "Idealista" se usa en el sentido griego, no moderno: eidos es la forma o especie etc, no la representacion mental. Nagaryuna no es un idealista, sino un subjetivista inmanentista.

    En unos días intentaré precisar el sistema ("mi" sistema) añadiendo partes más sustantivas.

    ResponderEliminar
  25. M
    Si partimos de que verdadero no puede ser otra cosa que útil
    No te molestes, de ahí partirás tú. Yo necesitaría una prueba de que "verdadero = útil"; así en principio, lo que me parece es que "x es útil" no SIGNIFICA lo mismo que "x es verdadero": no veo ninguna contradicción en la frase "me resultaría útil creer X aunque X sea falso".
    .
    Yo no estoy hablando de si lo verdadero es lo útil, sino de si cuando tú dices que X es útil para el propósito Y, ocurre que X es útil par el propósito Y, y digo que puede que sí, y puede que no. Yo no quiero creer lo que me resulte útil creer; lo que digo es que quiero creer que X es útil para Y cuando X es útil para Y, y creer que X es inútil para Y cuando X es inútil para Y.
    .
    Verdad y la falsedad son criterios operativos, no cualidades desconocidas de nuestras creencias.
    Digamos que hay un criterio operativo que TÚ llamas "verdad" y "falsedad". Yo llamo "verdad" y "falsedad" a una cosa distinta, y cuando uso esos términos los uso en el sentido con que yo los entiendo, no en el sentido en el que los entiendes tú. Es como si tú dices que llamas "Barcelona" a Zaragoza, y que entonces la basílica del Pilar está en Barcelona; y yo digo, OK, pero yo no uso la palabra "Barcelona" para hablar de esa ciudad, sino de otra.
    .
    tú lo consideras (corrígeme si me equivoco) como un ámbito con características definidas ya antes de ser interpretado.
    En efecto, te corrijo.
    .
    sigo

    ResponderEliminar
  26. sigo
    Para mí, por el contrario, es un ámbito existencial y no puede ser otra cosa
    Porque estás abducido por el cuento de matrix. Pero tienes que hacer un esfuerzo por superarlo.
    ¡Claro que la 'objetividad' es EN CIERTO SENTIDO un 'ambito existencial'! En el sentido de que EN LO QUE CONSISTE PARA NOSOTROS TENER UNA CREENCIA (que es algo "existencial", "fenomenológico", "hermenéutico" o como quieras llamarlo), es en el que "notamos" que la creencia NO TIENE AUTORIDAD ABSOLUTA SOBRE SÍ MISMA, es decir, "notamos" (como tal vez no nota el paramecio al notar el calor) que hay una diferencia entre NUESTRA CREENCIA y aquello SOBRE LO CUAL creemos lo que creemos. Es decir, cuando tenemos una creencia "notamos" ("percibimos", "pensamos"... como quieras llamarlo) que el HECHO de que tengamos esa creencia es DISTINTO del hecho de que lo que creemos al tenerla sea verdad o no lo sea (es decir, tú entiendes perfectamente la diferencia entre "creo que tengo cita mañana a las 5" y "tengo cita mañana a las 5", pues eres consciente de que es posible que, aunque creas que tienes cita mañana a las cinco, la tengas a otra hora). "Notar" eso es, obviamente, algo "que se da en la experiencia".
    Pero ESO QUE NOTAMOS, a saber, que lo que creemos puede que no sea verdad, NO ESTÁ OBVIAMENTE EN NUESTRA EXPERIENCIA (yo no tengo ninguna experiencia FÁCTICAMENTE salvo que DE HECHO, creo que la cita es a las 5; si resulta que la cita es a las 6 -p.ej., le dijeron la hora a mi secretaria, pero se equivocó al decírmela-, ESO NO FORMA PARTE DE MI EXPERIENCIA DE NINGUNA MANERA -yo no estaba allí oyendo la hora que le decían).
    .
    Dicho de otra manera, la diferencia entre el tipo de ACTITUD COGNITIVA que es el "tener creencias" y las capacidades perceptivas de los animales inferiores (tal vez MUY inferiores: no sé a qué nivel se adquirirá un sentido de esta diferencia), consiste en que TENER CREENCIAS CONLLEVA EL CREER QUE LAS CREENCIAS PUEDEN ESTAR EQUIVOCADAS, o sea, conlleva tener la capacidad de distinguir el hecho de que "creo X" del hecho de que X.
    .
    E insisto, no se trata de si X "refleja el mundo tal como es con independencia de cualquier interpretación", sino SÓLO de que el que ocurra X es algo DIFERENTE de que alguien (incluido tú mismo) crea que ocurre X. Lo importante no es CÓMO es X "cuando nadie lo piensa", sino que X (lo piense como lo piense quien sea) ES ALGO DISTINTO de "fulano cree que X".

    ResponderEliminar
  27. hay que tomar los términos en un sentido muy general. "Materialismo" se toma aquí como equivalente a inmanentismo, es decir, aquello que está definido por la Extensión (el materialismo típico, o fisicismo, identifica ese extenso con lo espacio-temporal).
    ¡Y luego soy yo el que hace decir a las palabras cualquier cosa!

    ResponderEliminar