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domingo, 22 de abril de 2012

Historia e historicismo (leyendo el hegelianismo de Brandom)

¿Puede ser que el electrón tenga naturaleza mientras que “electrón” (el concepto (de) electrón) y ‘electrón’ (el término lingüístico para electrón y “electrón”) tengan historia?

Hay un sentido en que sí, y un sentido en que no. Esos dos sentidos delimitan a la Historia (que es un hecho natural, cuya ciencia es la historiografía) del Historicismo (una tesis metafísica, cuya expresión es alguna forma de “hermeneutismo”).

     - En un sentido “electrón” (y, desde luego, ‘electrón’) tiene una historia: hubo algún momento, en la evolución temporal natural, en que algunos animales (nosotros) empezaron a pensar ese concepto y a expresarlo de diversas maneras; y, a lo largo de la historia, la definición de ese concepto ha ido cambiando.

     - Pero en un sentido fundamental, es completamente falso que el concepto de “electrón” tenga historia mientras los electrones tienen naturaleza. Si “electrón” fuese algo completamente histórico, entonces electrón también lo sería (o sería algo completamente inaccesible para nosotros). Con la adquisición del concepto “electrón” los humanos descubríamos algo que está en la naturaleza, independientemente de que nosotros lo pensásemos y lo nombrásemos. Y cuando hemos ido cambiando la noción de “electrón”, y sigamos haciéndolo en la práctica de la ciencia, lo hemos hecho y lo haremos conservando la conmensurabilidad y caminando en sentido de la mejora teórica, es decir, en el sentido de una compresión cada vez más sistemática y completa de lo que son las cosas en sí mismas. Y para todo eso nos atenemos a criterios que no está en nuestra mano cambiar y que son a-históricos: la lógica (en sentido amplio).

La única alternativa a esta distinción es el historicismo, posición metafísica (no ciencia de ningún tipo) según la cual no hay cosas en sí mismas, sino que todo es histórico, por tanto, no hay naturaleza: no hay electrones, ni nada de nada, porque cualquier concepto es una construcción perspectivo-histórica. ¿Construcción de quién en qué perspeciva? Del sujeto histórico (la Voluntad de voluntad, el Dasein…), pero sujeto y perspectiva que, como todo lo demás, debe ser nada de nada. Porque solo puede ser una construcción perspectiva que hay una construcción perspectiva… Así que “todo es historia” significa todo es nada.
Que no es ciencia el Historicismo resulta evidente: no podría someterse a los criterios de cientificidad, ni siquiera al mínimo de la lógica, precisamente porque pretende abarcarlos y someterlos a todos. El historicismo no tiene por qué ser verificable, ni consistente, ni sistemático…, es más, tiene que no serlo, porque, si no, estaría sometido a unos patrones tras-históricos. El propio concepto “historia” no puede tener un contenido esencial, que deba conservarse a lo largo de sus diferentes usos, de modo que no hay razón para decir que “patata” no es un sentido de ‘historia’. El historicismo se refuta solo, y no me voy a entretener ahora una vez más en ello.

Hay una posición filosófica muy general (aunque engloba a autores muy diferentes en estilo) que, por una parte, reconoce que los conceptos y el conocimiento en general tienen un carácter normativo que los hace intrínsecamente no fácticos, contingentes, etc., y que, por tanto, rechaza (al menos implícitamente) el historicismo, pero, por otra, quieren evitar la “metafísica”, es decir, la metafísica realista, el reconocimiento de realidad no-natural, no-fáctica, no-contingente. Estos autores (pienso en Habermas, Apel, etc.) hacen filigranas para mantenerse en la cuerda floja (lo que, en mi sistema clasificatorio de teorías filosóficas, significa estar en el lugar 2.1). Unas veces insisten en el carácter normativo y esencialmente no-fáctico de la racionalidad, otras, en cambio, nos dicen que todos los conceptos son producto natural e histórico de los hombres… No se puede estar en misa y repicando, nadar y guardar la ropa.

Leyendo a Brandom, no soy capaz de adivinar si él cae en la falacia historicista. Cae, eso sí, en una que es la antesala: pretende dejar a un lado las cuestiones ontológicas, o más bien escamotearlas. Sustituyamos ontología por deontología, nos dice. Se acabaron los problemas acerca de si existen los conceptos.
Este normativismo se queda con todo: salva la universalidad y necesidad de lo lógico y conceptual, pero no necesita compromiso ontológico. “Hay” una subjetividad trascendental, que es no-fáctica, pero ¡no me preguntes si es una entidad real, existente, porque esa pregunta ha caducado!

Al deontologismo, Brandom añade el carácter histórico del “lenguaje”. Pero ¿quiere defender que todo puede ser revisado por la historia, incluidos los criterios normativos que hoy utilizamos, (e incluida, por supuesto, la propia historia)?

Hegel, uno de sus héroes, sostuvo que el Espíritu se expresa como Historia, sí. Pero la Historia, para Hegel, era el desplegarse y hacerse explícito de lo que estaba contenido implícitamente en el origen. La historia es la historia del despertar y reconocerse del Espíritu a sí mismo, primero en el reflejo externo de la Naturaleza, y luego en el sí mismo de la auto-consciencia reflexiva. Por tanto, en cierto modo la historia es la apariencia, de la que el Espíritu es la Sustancia y realidad.

A veces Brandom se expresa de manera similar (aunque con menos descaro metafísico). Rechaza la idea wittgensteiniana de que el lenguaje no tiene ninguna residencia fija; sostiene que la lógica describe el mínimo que constituye a cualquier lenguaje; dice que, cuando hacemos filosofía, estamos haciendo explícito lo que estaba implícito en nuestra conducta racional… Otras veces, no me queda tan claro.

En todo caso (espero que sea lo que él mismo piensa) lo mejor es que aceptase a Hegel plenamente. Brandom dice que son las relaciones, “inferenciales”, de consecuencia (ciertas aserciones implican ciertas otras) y de incompatibilidad (ciertas propiedades excluyen a otras) son las que señalan el camino del progreso, progreso hacia la coherencia y eliminación de la contingencia. El historicismo no puede aceptar esto, criterios meta o, más bien, supra-históricos.

Pero, si uno acepta que “hay” criterios suprahistóricos, que no son deconstruibles o historizables, que se resisten, en último extremo, a un perspectivismo y una hermeneutización radicales o totales, entonces tiene que aceptar alguna versión de una metafísica realista. Uno puede optar entre una metafísica u otra (por ejemplo, entre el inmanentismo radical e irracionalista del historicismo, o el trascendentalismo), pero no puede optar entre metafísica o no.

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