-“hay un perro”, “existen los perros”, “se oye ladrar” (“hay ladridos”), “ladra el perro”, “llueve”
Los elementos de la primera lista son, en cierto modo, completos, unidades lingüísticas, de un modo en que no lo son, por ejemplo, el lexema “perr-(o/a//s)”, o “ladr-”. Son “términos”, y tienen (al menos en principio) un significado autónomo, un sentido completo (‘perro’ denota a una clase de cosas, los perros). Pero, según los estoicos y la mayoría de los filósofos modernos, no son la unidad fundamental de lenguaje (pensamiento, Logos), sino, a su vez, partes, componentes, funciones… de una unidad más propiamente autónoma.
Los elementos de la segunda lista parecen, casi todos ellos, claramente compuestos (como indicamos con, por ejemplo, la separación del espacio en blanco entre sus componentes), pero sin embargo son, según los estoicos y la mayoría de los filósofos modernos, ejemplos de la auténtica unidad fundamental de logos: la proposición. Y es así porque solo ellos tienen valor de verdad (aunque quizás no tienen un sentido ni una referencia). Los términos no son ni verdaderos ni falsos, se dice. Si digo “Teeteto”, o digo “vuela”, aún no digo algo ni verdadero ni falso. Solo cuando los junto, en una proposición, digo algo verdadero o falso.
Las viejas lógicas (desde Aristóteles, pasando por los lógicos escolásticos) empezaban con el término, solo después pasaban a la proposición o juicio (considerado un complejo significativo), y en tercer y último estadio llegaban a la teoría de la consecuencia, considerada como síntesis o complejo de proposiciones. Las lógicas modernas, en cambio, empiezan por el “cálculo deductivo”, donde el átomo es la proposición, y, en segundo lugar, se pasa al análisis de la propia proposición, para reconocer ahí diversas categorías gramaticales irreducibles (como hacían también los aristotélicos), fundamentalmente sincategoremas y categoremas. (Asumiré este tópico de la historia de la lógica, aunque tiene mucho de discutible: el propio término ‘término’, que usan los aristotélicos, da a entender que lo consideran en función del silogismo.)
Consecuentemente con la prioridad que le otorgan al término, los aristotélicos nos proponen una ontología cosista, hecha de sustancias (objetos, cosas) y propiedades (esenciales y accidentales). El cosmos es, en esencia, un conjunto ordenado de cosas que tienen propiedades y relaciones con otras cosas.
Consecuentemente con la prioridad que dan a la proposición, los modernos deberían proponer (aunque aquí ha habido más titubeos y, también, menos consciencia del asunto, “gracias” a la bendita especialización y cientifización) una ontología de hechos o eventos o sucesos. Por eso el Tractatus casi empieza diciendo:
Die Welt ist die Gesamtheit der Tatsachen, nicht des Dinger (“El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas”) Tractatus 1.1Hasta llegar a Donald Davidson pocos se tomaron completamente en serio considerar a los sucesos como parte "sustantiva" de la ontología. Pero tiene sentido decir, sostiene Davidson, que si Juan se puso la corbata con cuidado, “hay algo (un hecho) que Juan hizo, y su modo de hacerlo fue cuidadoso”, y el mejor análisis lógico-clásico de esa frase implica cuantificar sobre hechos o eventos (el ser puesta la corbata).
Sin embargo Frege creía (bastante parmenídeamente por cierto), que la referencia de las proposiciones no puede ser más que lo Verdadero y lo Falso, que serían los dos únicos auténticos hechos (ya que la Verdad y la Falsedad es lo único que se conserva a través de las sustituciones de proposiciones equivalentes).
Término frente a proposición, concepto frente a juicio, significado frente a verdad, cosa frente a hecho: he aquí la dualidad más general, quizás, del lenguaje, y la prioridad de cada una de las cuales parece caracterizar al cosista pensamiento antiguo (aristotélico) frente al eventualista pensamiento moderno.
Lo que, sin embargo, ambos (antiguos y modernos) comparten, es que hay esa clara dualidad entre términos y proposiciones, entre significado y verdad, entre cosas y hechos.
Pero ¿tenemos que aceptar esa dualidad, y elegir entre una u otra lógica (y ontología)?
¿Qué pasa con la frase de la diosa, que dice que la verdad es que “es”, y “no es que no sea”? Esa frase es imposible para ambos puntos de vista. Ambos dirían que ahí se pretende tomar por proposición lo que no es más que un término, o, peor aún, un sincategorema o functor, que solo adquieren sentido en el contexto de una proposición completa. “Es” sería el valor existencial del verbo ser, y este solo puede usarse acompañando a algún término que denote algún objeto o sustancia. Es más, ni siquiera así el “es” ejercería de predicado, sino de cuantificador, que sirve para referir el objeto a lo extralingüístico.
Quiero, en cambio, sostener (nada originalmente, aunque sí minoritariamente) que esta dualidad es menos fundamental de lo que se suele creer, y que no es pertinente recurrir a ella para zanjar disputas metafísicas, sino que, al contrario, esa propuesta presupone, por un lado, tesis metafísicas, y, por otro, los argumentos que puede aducir no son suficientemente buenos.
Una manera simple aunque muy fuerte de expresar esto es la siguiente: tenemos que desmitificar el dúo significado / verdad, como si fuesen nociones irreducibles (“casa” tendría significado pero no (valor de) verdad, mientras que “llueve” tendría valor de verdad, aunque quizás no propiamente significado).
Pienso que tenemos que apelar, en la estructura profunda del Logos, a una noción más fundamental o básica, de la cual ambos conceptos, significado y verdad, serían especies secundarias (aunque no necesariamente igual de cercanas, las dos, a la noción madre) . A esa noción fundamental podemos llamarla Referencia en el sentido más amplio, esto es, no restringido a la referencia del término, sino ampliada hasta encerrar la “referencia” que los juicios o proposiciones hacen a la realidad, y que equivale, en cierto modo, al concepto “semántico” de Satisfacción tal como lo usó, por ejemplo, Tarski para su “definición” de verdad en un sistema formal.
Por supuesto, una noción tan “pura” como esa no se puede definir analíticamente (se caería en círculo), pero se la puede caracterizar o aclarar diciendo que, tanto cuando pensamos o decimos un término, como cuando pensamos o decimos una proposición, estamos sujetos a una validez, que también expresamos como “referencia” a algo extralingüístico. Cuando decimos “la casa se ha caído” o “dos es primo” nos referimos a cómo es la realidad, a un “estado de cosas”. Pero también hacemos eso cuando decimos “casa”, “dos”: nos referimos a algo, aunque sea del ámbito de lo posible. Implícitamente, afirmamos ahí una referencia, a un algo que tiene que ser, al menos, posible, e incluso “real” (a no ser que sea posible referirse a lo que no existe). En un nivel suficientemente hondo, pues, las nociones de significado y verdad se diluyen y se confunden en una: Referencia.
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Una minoritaria corriente, que empieza implícitamente en la frase de la diosa, y pasa por Descartes y Spinoza, rechaza el análisis lógico dualista (la distinción radical de términos y proposiciones, ideas y juicios, cosas y hechos).
La mejor forma de desmontar la presunta irreducibilidad de esa dualidad término / proposición (cosa / hecho, etc.) es mostrar que es siempre posible traducir una expresión de uno de los ámbitos al otro, sin perder nada. Cualquier proposición se puede convertir en un término (nominalizarla), y viceversa. De manera paralela, lo que consideramos una cosa puede ser considerado un hecho, y cualquier hecho puede ser cosificado. El sol no es diferente del hecho de haber un montón de partículas en tal o cual interrelación, es decir, de la existencia del propio sol.
Como el autor cuya lectura más me ha ayudado, a lo largo de los años, a pensar en estos asuntos, ha sido el filósofo español (desgraciadamente menos conocido de lo que merece) Lorenzo Peña, me adheriré, aquí, básicamente a sus tesis y argumentos (señalando, quizás, mis divergencias), tales como están expuestos, sobre todo, en sus dos principales obras filosóficas, El Ente y su Ser (Universidad de León, 1985) y Hallazgos filosóficos (Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, 1992), libros cuya lectura recomiendo vivamente.
Pero antes recordemos brevemente a los racionalistas del siglo XVII. En las Cuartas Objeciones a las Meditaciones Metafísicas de Descartes, Arnauld objeta a que se puede decir de una idea que es verdadera o falsa. Descartes responde distinguiendo entre verdad material y formal. En el juicio, dice, la verdad está formalmente (es decir, en la terminología de Descartes, realmente, ya que los juicios son formas), pero en la idea la falsedad o verdad están materialmente, por cuanto ciertas ideas representan como positivo algo que no es más que privación (por ejemplo, el frío) mientras que otras, las claras y distintas, presentan adecuadamente la realidad (respuestas a las cuartas objeciones, edición de Vidal Peña, en Alfaguara, pgs. 188 y ss). Es decir, en las ideas no hay propiamente (formalmente) verdad, pero la hay materialmente, como ocasión de caer en la falsedad al juzgar.
Spinoza, más cartesianamente que el propio Descartes, reduce a nada la distinción entre idea y juicio, y sostiene que una idea tiene en sí todo lo necesario para ser verdadera “o adecuada”. La diferencia entre denominar a una idea verdadera o adecuada no es, de hecho, según Spinoza, más que la diferencia extrínseca de considerarla, ya como referida a su objeto, ya en sí misma, como cumpliendo formalmente los criterios (epistémicos) de una idea adecuada o correcta (véase, por ejemplo, Correspondencia, carta 60, Alianza editorial, pg. 342). Así se zanja la cuestión de si verdad como correspondencia o como coherencia. Aunque Spinoza prefiere esta segunda versión (no se puede salir del ámbito de las ideas para catalogarlas como correctas o incorrectas, verdaderas o falsas) concede que se puede seguir usando la versión correspondentista, bien interpretada.
Como se sabe, las ideas racionalistas pueden ser simples o compuestas. Y esto no equivale, obviamente, a si en este o aquel lenguaje efectivo gozan de un término único o tienen que ser nombradas con una perífrasis. Siempre podemos crear un nombre simple o unitario para nombrar a una idea compleja (es importante señalar esto, porque uno podría ser inducido a pensar que lo que no tiene una expresión unitaria no es una idea o al contrario). Denominemos, por ejemplo, “cuadricírculo” a la idea de (un objeto) cuadrado y circular. ¿Qué decir de las “expresiones” pensables “cuadricírculo”, “frío”, “causa sui”? Cada una de estas expresiones debe entenderse como “poniendo” mentalmente esos objetos. Según los cartesianos, “cuadricírculo” tiene formalmente los rasgos de una idea falsa. ¿Qué diferencia hay, en fin, entre un término y un juicio, y entre una cosa y un hecho? Ninguna importante. “Cuadricírculo” es la cosa que es idéntica al hecho de que “el círculo es cuadrado”
Esta línea teórica está expuesta con gran claridad en la obra de Lorenzo Peña.
Empezando por arriba: la Existencia, en la ontología de Peña, es el concepto (clase) omniabarcante: cualquier cosa que tenga cualquier propiedad, existe (en más o menos grado, eso sí), y la propiedad de existir es la propiedad de ser la cosa que es. La propia existencia es una cosa, la más existente de todas, de la que las demás son partes y/o aspectos.
La Verdad, en el sentido no-semántico (es decir, el que no se aplica a expresiones lingüísticas, sino a aquello a lo que se refiere el lenguaje) es lo mismo que la Existencia.
Lo que existe son “estados de cosas”, y viene(n) expresado(s) por oraciones. Pero no hay una diferencia profunda entre estados de cosas y cosas (ni, por tanto, entre nombres y oraciones). Siempre es posible convertir en oración un término o un sintagma nominal cualquiera, pues basta con anteponerle la tercera persona del singular del presente (intemporal) del indicativo de “existir”.
“Al aseverarse una fórmula del tipo «x es tal o cual», afírmase algo; ese algo que viene así afirmado, puesto (mentalmente), como un algo en el mundo, una entidad, es, no x, sino el ser x tal o cual. Afirmar algo es, evidentemente, igual que afirmar la existencia de ese algo. Afirmar que César es valiente, o sea la valentía de César, es lo mismo que afirmar la existencia de tal valentía, o sea lo que vehicula la oración ‘Existe la valentía de César’, o ‘Es real la valentía de César’. Luego cualquier afirmación de ser-así-o-asá con respecto a cierto (presunto) ente, x, es, a la vez, una afirmación de ser a secas —de existencia, pues— del ser x así o asá” (Hallazgos filosóficos, pg. 25).Quizás, especula Lorenzo Peña, el latín se pueda interpretar así, es decir, con el “est” siempre como existencial:
…‘Caesar occisus est’, se traduciría más propiamente como ‘Existe el haber sido matado César’. Y similarmente, ‘Caesar laetus est’, ¿por qué no iba a traducirse igual que su paráfrasis ‘Caesaris laetitia est’, como ‘Existe la alegría de César’ en vez de —según sería costumbre— como ‘Es alegre César’? De ser así, el ‘esse’ en latín siempre sería existencial: el ser sería siempre ser a secas. Sea ello cierto o no, el hecho es que, en cualquier caso, dándose una clarísima equivalencia entre el que tal ente sea así y [la existencia d]el ser así [de] tal ente, el ‘es’, cuando no sea existencial, podrá venir reemplazado, así y todo, por ‘existe’ a trueque de que vengan los otros constituyentes de la oración predicativa —el sujeto más el predicado nominal— reemplazados por un sintagma nominal que sea un sustantivo “abstracto” engendrado a partir del predicado nominal combinado con el sujeto de la manera que lo estipulen las reglas sintácticas (en español, p.ej., si el sustantivo es un infinitivo, puede tal combinación consistir en mera yuxtaposición, al menos en muchos casos). Por ello, es defendible la tesis de que, semánticamente, todo ‘es’ es equivalente a un ‘existe’, o sea: es un ‘es’ existencial” (Hallazgos filosóficos, pg. 25)Una aplicación particular de esto, pero esencial para la metafísica, es que, tal como aseverar ‘Julio es generoso’ equivale a afirmar [la existencia de] la generosidad de Julio, afirmar ‘Julio es’ (parafraseable como ‘Julio existe’) equivale a afirmar a Julio, o, lo que es lo mismo, la existencia de Julio, es decir, a “poner” (mentalmente, lingüísticamente) a Julio como existente, reconocer que es un algo en la realidad. En general, pues, cualquier cosa es equivalente a su existencia, lo que es equivalente al estado de cosas de que exista.
Es verdad, admite Lorenzo Peña, que la lengua (al menos en su superficie, y en los análisis estándar) establece una diferencia entre términos y proposiciones, conceptos y juicios…, y, según ello, expresiones como “Julio” no constituyen oración o proposición, a diferencia de “Julio existe”. Pero esa diferencia entre oración y sintagma nominal no pertenece, según Peña, a la estructura profunda del lenguaje, sino que es, más bien, una diferencia estilística, no semántica, superficial. Término y Oración, Concepto y Juicio son dos alomorfos en distribución complementaria.
“Alomorfos son dos variantes de una expresión que significan lo mismo; están en distribución (parcialmente) complementaria si uno puede usarse en ciertos contextos —en los que no cabe usar el otro— y viceversa. (p.j. ‘el’/‘la’; ‘el cuchillo’ vs ‘la cuchara’; ‘-ado’/‘-ido’: ‘amado’ vs ‘temido’; la distribución puede venir regida por condiciones de diversa índole: semántica, meramente léxica, contextual, pragmática etc. Desde luego, es a menudo controvertible si en tal o cual caso se da o no alomorfía, o bien diferencia de significado.)” (Hallazgos filosóficos, pg. 26)¿Qué razones tiene el análisis lógico para mantener la dualidad término / proposición en la estructura profunda? Lorenzo Peña recuerda el argumento (expuesto inicialmente, ¡cómo no!, por Frege) de que el juicio o proposición es objeto de asentimiento o aseveración, cosa que está ausente en el concepto. Peña rechaza este argumento, sosteniendo que nunca hay “mera consideración” sin asentimiento, sino diferentes grados de asentimiento. No estoy seguro de que sea así, pero me parece que esto no tiene que ver con el núcleo del asunto.
Yo creo que, aparte de este motivo consciente, hay un motivo más tácito en la distinción clásica, y es la diferenciación, que ya mencioné, entre mero significado y verdad. Pero creo que esta diferencia es dada confusamente por hecha, a partir del hecho, más superficial, de que es diferente, verdaderamente, pensar en Pedro, que pensar que Pedro existe, o come, cosas que exigen “satisfacciones” parcialmente diferentes, pero no absolutamente diferentes. Y creo que es posible reconocer (y no hay argumentos, que yo sepa, para no reconocer) un ámbito más profundo, en que todo el lenguaje guarda una sola relación con lo más allá del lenguaje: esa relación es lo que he llamado Referencia, en sentido amplio, y de la cual, Significado y Verdad son dos modalidades circunstanciales.
No es, por tanto, que la distinción no tenga ninguna utilidad, en ciertos ámbitos. En todo caso, es una dualidad que debe ser “construida”, justificada. A nivel metafísico, no solo no puede ser dada por supuesta, sino que debe ser rechazada, para dejar lugar a una consideración más límpida de qué es el Lenguaje, y de su relación con la Realidad.
No sé cuánta participación de la providencia hay en que la primera proposición de, precisamente, el Tractatus no sea la que cité más arriba (y que expresa claramente la via modernorum) sino esta otra:
Die Welt ist alles, was der Fall ist. (Tractatus, 1)En la edición de J. Muñoz e I. Reguera se traduce como “el mundo es todo lo que es el caso”. Creo que podemos entender esto (fuese la intención de Wittgenstein o no) de una forma más fundamental que Tractatus 1.1, “la totalidad de los hechos, no de las cosas”. Lo que “es el caso” es aquello a que se refiere cualquier expresión lingüística, por ejemplo, el “es” de la diosa. Que es, significa, simplemente, que es el caso. ¿”Que es el caso” que qué? Que nada más, que es el caso que es el caso, es decir, que hay, que hay realidad, que hay ser, y no, más bien (o más mal) nada.
Pues para ese viaje no hacían falta alforjas: si según tú "es" significa lo mismo que "hay algo, y no nada", pues olé. ¿Y qué significa entonces "+": "hay sumas"? ¿Y "y": "hay una operación lógica que es la conjunción"? ¿Y "Ronaldo metió un golazo por toda la"?
ResponderEliminarPero fíjate que "y" como proposición, es decir, en el sentido de "hay una operación lógica que es la conjunción", NO SIGNIFICA LO MISMO que "y" en el sentido de "llueve y hace sol"; pues si significara lo mismo, podríamos sustituir "y" en la segunda frase por su significado en la primera, y tendríamos "llueve hay una operación lógica que es la conjunción hace sol", lo cual no es una proposición sino un galimatías.
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Por otro lado, limitarte a señalar que verdad y significado son especies de un mismo género (referencia, o "aboutness", o ¿intencionalidad?) tampoco es decir mucho: pues lo importante no sea tal vez lo que tienen en común, sino lo que las diferencia.
Sí: una suma de trivialidad y tontería :)
ResponderEliminarPero, ¿tú has leído lo que he dicho? ¿Has intentado comprenderlo?
ResponderEliminarEl primer párrafo: lo dicho es una trivialidad.
ResponderEliminarEl segundo: lo dicho es absurdo.
Sin embargo, el primer párrafo denota que eres tú quien no ha entendido lo que he escrito; y el segundo, que no te paras a pensar siquiera lo que vas a decir tú.
Inténtalo otra vez.
Pues no señor. A mi me parece que lo que digo es perfectamente pertinente (además de sucinto): cuando dices que "es, significa, simplemente... que hay realidad", ¿estás queriendo decir que la diosa podría haber dicho -tal vez menos poéticamente- una frase gramaticalmente correcta como "hay realidad", en vez de una gramaticalmente incorrecta -pero más perturbadora- como "es"?
ResponderEliminar¿Quiere eso decir que cuando tú dices que CUALQUIER elemento lingüístico puede ser convertido en una proposición, la proposición en la que puede ser convertido es equivalente a alguna proposición gramaticalmente correcta en castellano? (O sea, según tú, ¿'afirmar' "y" sería LO MISMO que afirmar "existe una operación lógica que es la conjunción"?). ¿Sí o no? Si es que sí, tu tesis pierde mucho de su aparente profundidad (aunque reconocerás que una diosa que se aparezca diciendo "y", además de parecer que está relinchando, sería más adecuada para una sátira de Luciano de Samósata que para un poema presocrático), y además, tiene el problema (sobre la substituibilidad) que menciono en el segundo párrafo y del que te desentiendes por todo el morro.
Y si es que no, pues entonces sigues sin explicar (o yo sin entender) QUÉ PROPOSICIÓN EXACTAMENTE es la que según tú afirmamos al afirmar "es", "y", o "Cristiano Ronaldo nació en".
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Y con respecto si la diferencia entre significado y verdad es más importante que lo que tienen en común, pues comprenderás que, dado que lo que tú pretendes es que eso que tienen en común puede SUSTITUIR al concepto de "verdad" que utilizamos para identificar lo que es una proposición, pues mira chico, lo que señalo es que te falta mucho por argumentar para que lo que dices pueda considerar digno de aceptarse, y no meramente digno de considerarse.
¿estás queriendo decir que la diosa podría haber dicho -tal vez menos poéticamente- una frase gramaticalmente correcta como "hay realidad", en vez de una gramaticalmente incorrecta -pero más perturbadora- como "es"?
ResponderEliminarLo que estoy queriendo decir y diciendo es que decir "es", como dice la diosa, es más correcto filosóficamente (sea o no "correcto" gramaticalmente en esta o aquella lengua natural -que son "correcciones" filosóficamente contingentes), por que no presupone una estructura sujeto - predicado (ni, por tanto, una ontología de sustancia - propiedad) como sí lo hace "hay realidad", frase que solo he utilizado al final de la nota como paráfrasis con la intención de ayudar a aclarar más lo que, si se pensara directamente en ello, sería suficientemente claro. Así que no es más correcto, sino menos, traducirlo al castellano corriente. Y la pregunta que haces (con la misma demagogia habitual): "si hay una frase equivalente en castellano, dejalo así", podrías hacersela a cualquier análisis filosófico del lenguaje, así comprobarías que lo que la gente hace al proponer análisis de algo es o bien completamente irrelevante o bien compeltamente absurdo.
El último párrafo de tu último comentario no sé ni lo que pregunta (pero tampoco me importa, todo sea dicho).
"es", como dice la diosa, es más correcto filosóficamente (sea o no "correcto" gramaticalmente en esta o aquella lengua natural -que son "correcciones" filosóficamente contingentes), por que no presupone una estructura sujeto - predicado (ni, por tanto, una ontología de sustancia - propiedad) como sí lo hace "hay realidad"
ResponderEliminarPues fíjate (agárrate a la silla porque te vas a caer): esto que dices me parece muy bien. Hay detalles que no comparto, claro (p.ej., tu desprecio al lenguaje corriente -desde mi punto de vista, el único criterio epistémico que tenemos es, en el fondo, la coherencia general de TODO nuestro sistema de creencias, o mejor dicho, de la parte más grande de ese sistema que podamos considerar suficientemente coherente para conseguir gracias a ella todo aquello -y no sólo las especulaciones filosóficas- para lo que queremos tener un sistema cognitivo, y la mayor parte de esas cosas son cosas para las que un lenguaje corriente "bien engrasado y versátil" es infinitamente más útil que miles de especulaciones filosóficas; es decir, yo entiendo -al contrario que tú, pero creo que eso es una diferencia filosóficamente legítima- que la filosofía es "ancilla praxis", una herramienta con la que "engrasar" nuestro "órgano cognitivo natural", más bien que al revés) . Tampoco comparto tu presuposición no justificada de que POR no presuponer una estructura determinada, una (supuesta) proposición atómica sea NECESARIAMENTE "más correcta filosóficamente" que una proposición bien construida gramaticalmente: es obvio que "España ganará la eurocopa" y "el espacio es la forma a priori de la percepción" son las dos IGUALMENTE correctas desde el punto de vista gramatical, pero no son igual de relevantes ni de bien fundamentadas filosóficamente hablando; luego lo que hará (si es que hay algo que lo haga) a "es" una proposición filosóficamente relevante, aceptable y bien fundamentada, no será su atomicidad, sino la validez y utilidad conceptual de los ARGUMENTOS filosóficos en los que esa proposición funcione como premisa o como conclusión. Y esos argumentos no los he visto ni en esta entrada ni en la anterior: los espero con fruición en las siguientes.
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Pero insisto en que lo que dices me parece sensato, con el par de salvedades que acabo de decir: PRESUPONER una cierta estructura ontológica es una MERA CONJETURA, que habrá que valorar como todas las conjeturas (según su utilidad y justificación en nuestros argumentos). Pero no olvides que CONJETURAR que la estructura ontológica "correcta" no es la de sujeto/predicado, sino más bien la AUSENCIA de cualquier cosa semejante a una estructura ontológica, es TAN conjetura como la otra, y no hay que confundir el entusiasmo que un filósofo puede sentir al habérsele ocurrido esa conjetura, con la VALIDEZ o "corrección" de la misma. Pero estoy seguro de que en las próximas entradas nos deleitarás con los argumentos que muestren, o al menos hagan verosímil, esa validez.
El último párrafo de tu último comentario no sé ni lo que pregunta (pero tampoco me importa, todo sea dicho).
ResponderEliminarHombre, malamente puedes saber si te importa cuando no sabes lo que dice. En todo caso, no tengo claro a cuál de las dos cosas importantes a las que no respondes es a la que te refieres, así que intento aclararte las dos:
1) Si CUALQUIER lexema es para ti una proposición, y por lo tanto puede ser parafraseado (aunque sólo sea para dárselo a entender a torpes escépticos que no se toman en serio a una diosa que se pasea por ahí limitándose a declamar "kai, kai, kai, kai, kai....") mediante una oración gramaticalmente completa, entonces se viola uno de los criterios básicos de identidad de significado: la substituibilidad entre sinónimos. Si "Higuaín" es sinónimo de "el Pipita", entonces la frase "Higuaín metió un gol" tiene las mismas condiciones de verdad que "el Pipita metió un gol"; si "meter un gol" significa lo mismo que "marcar un tanto", entonces la primera frase tiene las mismas condiciones de verdad que "Higuaín marcó un tanto". Etc. Pero si tú afirmas que "un" significa exactamente lo mismo que "existe-la-unidad", de ahí se sigue que "Higuaín metió un gol" tendría que significar lo mismo que "Higuaín metió existe-la-unidad gol" (y no digamos ya que "Existe-Higuaín existe-meter existe-la-unidad existe-gol"; y aún más allá: "existe existe-Higuaín existe existe-meter existe existe-la-unidad existe existe-gol"). La filosofía debe servir para engrasar nuestros razonamientos, no para ponernos perdidos de grasa por todas partes.
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2) Estoy totalmente de acuerdo contigo en que "verdad" y "significado" son especies del mismo género (por cierto, de eso va el capítulo 5 de "Making it explicit": qué cosas podemos HACER con un lenguaje que posee términos como "verdad" y "referencia", que no podríamos hacer con un lenguaje que no los tuviera). Lo que tú dices es que el GÉNERO es más fundamental que cada una de las dos especies, y también puedo estar de acuerdo con ello (aunque seguramente no en tu explicación de por qué lo es). Y estoy de acuerdo en que el estudio filosófico de lo que tienen en común "verdad" y "significado" es de lo más importante. (Al fin y al cabo, por eso le quito tiempo a tantas otras cosas para escribir comentarios en este blog). Pero la cuestión es que aquello que hace que X sea (al menos en su uso filosóficamente naif, pero del que sólo me desprendería si es a cambio de una teoría que da al menos los mismos beneficios cognitivos que el uso naif, con como mucho los mismos costes) una proposición (como "llueve") y no un concepto (como "lluvia"), no parece que sea aquello que "llueve" y "lluvia" tienen en común (su referencia a una realidad extralingüística), sino el DIFERENTE MODO como cada una de las dos cosas se refiere a ello.
Tu argumento sería paralelo a este: un destornillador y un martillo son "en el fondo" lo mismo, porque los dos son herramientas, así que el martillo es un destornillador mucho mejor como destornillador que el destornillador (sustituye "destornillador" por "proposición gramaticalmente correcta" y "martillo" por "es"). Pues mira, no voy a negar a priori que algún manitas pueda aflojar tornillos con un martillo mejor que lo que cualquier otro manitas puede aflojarlos con un destornillador, pero no me basta con que lo diga: quiero ver cómo lo hace.
esto que dices me parece muy bien. Hay detalles que no comparto, claro (p.ej., tu desprecio al lenguaje corriente
ResponderEliminarMe parece muy bien que te parezca muy bien.
Yo no siento el más mínimo desprecio porel lenguaje natural. Los lenguajes naturales son como son por razones pragmáticas coyunturales, por eso categorizan como lo hacen, y tienen la semántica que tienen, según las gentes que los van a hablar. Ahora bien, como su interés no es principalmente teorético, quien quiera investigar esto tendrá que considerar como no-sagrados (como de hecho el lenguaje natural invita a hacer a cada usuario) los patrones fijados. Cada ciencia, y cada artista, se ve obligado a modificar y adaptar el lenguaje a sus necesidades. Y la filosofía tiene que buscar la estructura teoréticamente preferible (empresa que, como dice Quine, no se distingue de la búsqueda de la estructura última de la realidad).
Es más, antes que una mala formalización del lenguaje, prefiero el lenguaje natural. El lenguaje natural (la gente, no corrompida por filśoofs) no diría, por ejemplo, que Hegel o Heidegger cometen incorrecciones gramaticales o lógicas, sino, en todo caso, que hablan de cosas muy extrañas y de una manera también extraña y complicada. Por eso no siento la devoció nque sientes otros por los análisis lógicos estándar, ni siquiera por las formalizaciones, que, como ya he dicho a veces, pretenden consagrar como científico lo que son tesis metafísicas, etc.
es decir, yo entiendo -al contrario que tú, pero creo que eso es una diferencia filosóficamente legítima- que la filosofía es "ancilla praxis"
Esto no se sigue de lo anterior. Estás dando por hecho que el interés y uso prioritario del lenguaje (para lo que fue hecho, digamos) es la praxis cotidiana. Eso es rousseaunianismo. Y no tiene nada que ver con la praxis, pues tan praxis es pensar en Dios como recoger patatas: en realidad, es más praxis, porque, como dijo Aristóteles, es la praxis que es fin en sí msima y, por tanto, no es esclava de otras.
lo que hará (si es que hay algo que lo haga) a "es" una proposición filosóficamente relevante, aceptable y bien fundamentada, no será su atomicidad, sino la validez y utilidad conceptual
Bien. Pero la propia atomicidad o simplicidad es un valor (economía conceptual), preferible a cualquier explicación más compleja que no expliqeu nada. Por tanto lo que hay que justificar es la introducción de diversidad categorial. He argumentado que la tesis de la diosa es completamente legítima, porque los argumnetos que pretenden ilegitirmala (los que he abordado de momento, porque faltan otros muchos) no son suficientes. Todos los análisis presuponen una estructura ontológica, por eso es relevante esta investigación sobre la estructura última del logos.
No olvides que es un tópico entre los filósofos y lógicos que una frase como la de Parménides es incorrecta. Demostrar que esto no está justificado, me parece suficientemente interesante. Además, tiene unos importes ontológicos enormes, como intentaré ir poniendo de manifiesto y te invito a que hagas tú también. Para empezar, no tenemos por qué aceptar que la realidad está hecha de Cosas, o de Eventos: en un nivel profundo, ni de lo uno ni de lo otro, sino de algo que puede ser visto despues como una cosa o la otra.
Si CUALQUIER lexema es para ti una proposición...
ResponderEliminarMe explicaré mejor. Yo no he dicho que un lexema sea una proposición. Lo que he dicho es que, en el nivel profundo, el lenguaje no necsita distinguir aún entre una función léxica y otra proposicional, de manera que no vale ubicar a los elementos lingüśiticos en categorías disjuntas, y prohibirles cumplir diversas funciones. "Es" no es ni un término ni una proposición, y es ambas cosas. Y lo mismo vale, en principio, paracualquier otro elemento significativo.
se viola uno de los criterios básicos de identidad de significado: la substituibilidad entre sinónimos
No. si yo uno, en un solo complejo significativo, 'Pedro', 'Y', 'Juan', tengo "Pedro y Juan" (o, ne términos quineanos, "Pedrea unea Juanea", o "el hecho de Pedro y Juan". Un mismo elemento puede realizar papeles diferentes, según el contexto. La proposición se puede analizar de diversas maneras, no necesariamente de la manera funcional clásica, según la cual es necesariamente la síntesis de elementos diversos toto genere.
Además, recuerda que esto que digo no tiene nada de original, porque hay lenguajes así (sin una diferencia establecida entre sintaxis y semántica) y hay lenguajes formales así, las lógicas combinatorias, donde todos los elementos son de la misma categoría (única), y pueden aparecer solos o unidos a otros (aunque esto plantea problemas, que trataré en otro lugar).
Es, precisamente, desengrasar, deshacer esas distinciones categoriales, que dicen que hay elementos lingüísticos que no significan nada pero son imprescindibles para la significación (como son los sincategoremas o functores). Metafísicas más complejas de lo necesario van asociadas a eso. Que los lenguajes naturales, y formales convencionales, categoricen, es debido a la economía pragmática (de usarlos), pero lo hacen a costa de economía teorítica (como dice Quine).
la cuestión es que aquello que hace que X sea (al menos en su uso filosóficamente naif, pero del que sólo me desprendería si es a cambio de una teoría que da al menos los mismos beneficios cognitivos que el uso naif, con como mucho los mismos costes) una proposición (como "llueve") y no un concepto (como "lluvia"), no parece que sea aquello que "llueve" y "lluvia" tienen en común (su referencia a una realidad extralingüística), sino el DIFERENTE MODO como cada una de las dos cosas se refiere a ello.
Por supuesto, lo que hace que X sea una proposición es, no aquello en que X no es ni una proposición o un concepto, sino lo que la convierte en (cumplir la función de) proposición. Y, por supuesto, son cosas diferentes decir "Lluvia" y "llueve", pero son menos diferentes de lo que se cree, es decir, la diferencia no elimina una misma manera profunda de referencia a la realidad. Como dice Lorenzo Peña, con "Lluvia", o "Pedro", lo que hacemos es poner mentalmente a la LLuvia y a Pedro, es decir, tomarlos en consideración (y aquí ya hay una forma de verdad y falsedad: imagina que ponemos "cuadricírculo", o "Dios"). Cuando decimos "Llueve", o "Pedro canta" estamos uniendo0 diversas ideas, lluvia con ahora, Pedro con Comer. Aquí hay otro tipo de verdad o falsedad (la clásica, si de hecho es que lluvia ahora, o si de hecho es que Pedro comer"). Y, con todo, siempre es posible traducir una cosa a la otra.
Hablaré con más detalle de esto en otros momentos.
Tu argumento sería paralelo a este: un destornillador y un martillo son "en el fondo" lo mismo, porque los dos son herramientas, así que el martillo es un destornillador mucho mejor como destornillador que el destornillador
ResponderEliminarNO es buena analogía.
Primero, porque yo no he dado explícitamente la prioridad a una cosa sobre la otra, y mucho menos he dicho que la función de la una la cumpla mejor la otra (supongamos que digo que un destornillador puede servir para atornillar y para clavar un clavo si usamos el mango: de ahí no se sigue que cumpla cada función mejor con el otro aspecto)
Pero además la analogía no es correcta. Mejor sería la siguiente. Imagínate que la gente piensa que uno es o un empresario o un empleado, y alguien hace notar que, antes de ambas cosas, es una persona, y que la relación de la persona con el trabajo es anterior uy más fundamental que ser un empresario o un empleado.
quien quiera investigar esto tendrá que considerar como no-sagrados (como de hecho el lenguaje natural invita a hacer a cada usuario) los patrones fijados
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo con eso. Pero me parece que estás tomando mi defensa del lenguaje natural como si lo que estuviera defendiendo es la "ontología" que presupone el lenguaje natural (o lo que sea), cuando nada hay más lejos de mis intenciones. Lo que defiendo no es eso, sino la tesis de que, en definitiva, la inmensa mayor parte de nuestro conocimiento del mundo será la que expresemos en los lenguajes específicos de la vida diaria o de las ciencias, y ese conocimiento lo aceptaremos "porque es lo que mejor nos funciona" y "en la medida en que nos funciona", sin tener por qué tragarnos sus partes más incontrastables (como las referidas a una determinada estructura ontológica).
En todo caso, como comprenderás, yo considero exactamente igual de "no-sagrados" el lenguaje corriente y el filosófico: ambos son escaleras para tirarlas una vez que hemos subido por ellas.
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la filosofía tiene que buscar la estructura teoréticamente preferible
Bueno, eso hacen TAMBIÉN el lenguaje natural y las ciencias. Lo que yo digo es que no hay por qué presuponer que "teóricamente preferible" SÓLO PUEDE SIGNIFICAR "que se corresponde apodícticamente con la auténtica y fetén estructura profunda de la realidad chachipiruli", sino que puede ser "preferible" en el sentido de que ciertas conjeturas sobre esas estructuras nos permiten HACER más cosas, nos permiten un manejo más potente de los lenguajes, mayor capacidad deductiva (como, p.ej., el lenguaje matemático tiene mayor capacidad deductiva al usarlo para describir ciertos fenóemenos que el lenguaje natural puramente cualitativo).
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antes que una mala formalización del lenguaje, prefiero el lenguaje natural
También coincidimos en eso. Al fin y al cabo, los lenguajes (naturales, artificiales, filosóficos o de sabores) mejoran por ensayo y error, y los lenguajes naturales han tenido más oportunidad que ninguno de someterse a procesos evolutivos que los engrasen adecuadamente.
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no siento la devoció nque sienten otros por los análisis lógicos estándar, ni siquiera por las formalizaciones, que, como ya he dicho a veces, pretenden consagrar como científico lo que son tesis metafísicas
Totalmente de acuerdo.
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yo entiendo... que la filosofía es "ancilla praxis"
Esto no se sigue de lo anterior.
Pues OK, que no se siga. Pero el caso es que pienso que la filosofía es "ancilla praxis". No podemos "salir" de nuestros estados mentales, sólo podemos movernos con más flexibilidad, virtuosismo y eficacia desde unos a otros, así que la labor de la filosofía consistirá en contribuir a esa eficacia en la medida de lo posible.
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Estás dando por hecho que el interés y uso prioritario del lenguaje (para lo que fue hecho, digamos) es la praxis cotidiana
No. Eres tú el que da por hecho que cuando yo digo "praxis" quiero decir "praxis cotidiana". Yo me refiero a TODA la praxis, sea cotidiana o sólo de los domingos. Cualquier praxis humana es praxis conceptual, y cualquier praxis conceptual es susceptible de sufrir atascos, aporías, enredos, etc.; la filosofía debe servir para desatascar, si es que sirve para algo. Como dijo Wittgenstein: ayudar a la mosca a salir de la botella.
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sigo
la propia atomicidad o simplicidad es un valor (economía conceptual), preferible a cualquier explicación más compleja que no expliqeu nada
ResponderEliminarHombre: es mejor una hipótesis simple que explique muchas cosas que una hipótesis complicada que explique pocas cosas. Hasta ahí, de acuerdo. La hipótesis de que las proposiciones no tienen estructura interna es más simple que la hipótesis de que sí la tienen. Hasta ahí, de acuerdo. Pero falta mogollón para que tu teoría empiece a tener algo así como un mérito explicativo: primero, no has explicado qué explica tu teoría que no explique la teoría de que las proposiciones tienen estructura interna (estoy ansioso por verlo en las próximas entradas); y segundo, ni siquiera has dicho que tu teoría sea que "las proposiciones no tienen estructura interna", sino (si te he entendido bien) que "hay proposiciones de los dos tipos: unas con estructura interna y otras sin estructura interna" (y esta hipótesis es MÁS complicada que la hipótesis de que todas las estructuras tienen estructura interna).
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lo que hay que justificar es la introducción de diversidad categorial.
Es que hay una justificación excelente: SÓLO teniendo en cuenta la estructura interna de las proposiciones A, B y C se explica por qué C se sigue lógicamente de A y B (siendo A "Todos los hombres son mortales", B "Sócrates es un hombre", y C "Sócrates es mortal"). Si supones que A, B y C NO tienen NINGUNA estructura interna, entonces no puedes explicar POR QUÉ B es una consecuencia de A y B, como de hecho lo es. Es decir, CIERTA estructura interna de las proposiciones es una característica que explica cojonudamente ciertas cosas que consideramos importante explicar (las relaciones inferenciales que hay entre ellas). No niego que puede haber otras cosas que la tesis de que las proposiciones tienen estructura interna no explica, y que la tesis de que hay proposiciones sin estructura interna explica de puta madre, pero me gustaría ver cuáles son esas cosas.
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esta investigación sobre la estructura última del logos.
¿Y cómo sabes que es realmente la "última"? A lo mejor está sólo un poco más abajo de la superficie, y queda por debajo un océano de profundidad inimaginable.
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no tenemos por qué aceptar que la realidad está hecha de Cosas, o de Eventos
Claro que no. No es a mí al que debes convencer de eso.
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sino de algo que puede ser visto despues como una cosa o la otra.
O como muchas otras que no se nos han ocurrido todavía, ni a nosotros ni a la diosa.
en el nivel profundo, el lenguaje no necsita distinguir aún entre una función léxica y otra proposicional
ResponderEliminarEn efecto. Pero tal como lo veo yo, lo correcto es decir que la función proposicional es PREVIA E INDEPENDIENTE de la función léxica (es decir: puede haber un lenguaje con proposiciones PERO SIN LEXEMAS). Pero una vez que descubres que con un lenguaje así no puedes llegar muy lejos (pues tienes que aprenderte de memorieta cada relación de inferencia entre proposiciones atómicas, en vez de poder utilizar REGLAS que puedas aplicar a muchos casos estructuralmente isomorfos), entonces tienes que buscar alguna manera de "descomponer" las proposiciones para descubrir por qué carajo A y B implican C, y D y E implican F, cuando desde el punto de vista de su ser-meras-proposiciones los dos casos no tienen nada que ver (siendo A, B y C como antes, y D, E y F "todos los perros son carnívoros", "Rintintín es un perro", y "Rintintín es carnívoro").
La forma que hemos encontrado los humanos de "descomponer" las proposiciones para poder "navegar" por sus relaciones deductivas sin tener que aprendérnoslas una por una es distinguiendo partes de la proposición que se refieren a cosas, y partes que se refieran a lo que la proposición dice sobre esas cosas; pero, obviamente, no hay ningún argumento a priori por el que ESA estructura tenga que ser la única posible; tal vez los alienígenas descompongan las proposiciones de otra manera, pero tan eficazmente -desde el punto de vista lógico- como nosotros. Lo que no sé es si llamar "léxico" al análisis que harían los alienígenas.
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no vale ubicar a los elementos lingüśiticos en categorías disjuntas, y prohibirles cumplir diversas funciones
Es que lo que tú pretendes me parece (con perdón) un poco chapucero: de acuerdo con que hay un nivel (el proposicional) en el que no hay diferencia entre las categorías de sujeto y predicado. Pero estas categorías las introducimos para explicar algo SOBRE las proposiciones que no podemos explicar (salvo que tú sí puedas) sin presuponer una cierta división en categorías SUB-proposicionales. Me parece muy bien que dichas categorías sub-proposicionales no las tomemos ontológicamente en serio. ¡¡¡Pero hagámoslo coherentemente!!! Es decir, OLVÍDATE de ellas, no afirmes gratuitamente que aquello que es señalado por una de estas categorías PUEDE DESEMPEÑAR LA FUNCIÓN DE LA PROPOSICIÓN COMPLETA, porque precisamente los hemos introducido PORQUE había cosas que no podíamos explicar partiendo solo de la hipótesis de que todo eran proposiciones completas sin estructura interna.
Vaya, que hemos dividido la proposición en partes diferentes PORQUE necesitábamos esas partes para explicar ciertas cosas. Si resulta que las partes NO SON DIFERENTES, pues entonces seguimos sin poder explicar por qué carajo unas proposiciones se siguen de otras.
Pero, en fin, esto son vueltas que le doy intentando explicarme qué es lo que pretendes explicar, porque reconozco que no lo veo claro todavía.
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Un mismo elemento puede realizar papeles diferentes, según el contexto
ResponderEliminarNo te lo niego: pero la cosa es que en UN contexto determinado estará realizando UN papel determinado, no el papel que realiza en OTRO contexto. Y entonces lo que tienes es que sustituyes la pluralidad de elementos por una pluralidad de contextos, que al fin y al cabo es tan radicalmente pluralista como la pluralidad que pretendías eliminar.
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recuerda que esto que digo no tiene nada de original,
Es lo que te dije yo, y te pusiste hecha una loca.
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por supuesto, son cosas diferentes decir "Lluvia" y "llueve", pero son menos diferentes de lo que se cree
Con que sean INFINITESIMALMENTE diferentes me vale. El caso es que, si son UN POQUITO diferentes, no son LO MISMO. Aunque sean todo lo parecidos que a ti te dé la gana.
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Imagínate que la gente piensa que uno es o un empresario o un empleado, y alguien hace notar que...
Me parece un buen ejemplo. Y si lo que pretendes explicar es la economía de la edad de piedra, pues será una hipótesis cojonuda. Pero tienes que aceptar la posibilidad de que el sistema económico sea tal que la diferencia entre empresarios y empleados SEA NECESARIA para explicar ciertas de sus características, por mínima y sutil que esa diferencia pueda ser.
Pero vamos, que en definitiva comparto gran parte de los fines que persigues en este análisis y, más todavía, de los fantasmas que quieres liquidar por el camino (quiero decir que yo también quiero liquidarlos). Pero me tolerarás mi intención de no tragarme a cambio de eso otros fantasmas que me parezcan intragables.
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Lo que defiendo no es eso, sino la tesis de que, en definitiva, la inmensa mayor parte de nuestro conocimiento del mundo será la que expresemos en los lenguajes específicos de la vida diaria o de las ciencias, y ese conocimiento lo aceptaremos "porque es lo que mejor nos funciona" y "en la medida en que nos funciona"
ResponderEliminarEl lenguaje es solo uno, y todas sus partes tienen que ser coherentes. Pero yo no restrinjo la praxis o "lo que nos funciona" a ninguna actividad. Pensar, preguntarse por el sentido del mundo, etc. etc son tan praxis como ir al water, o más (puesto que en ellas somos más activos). La legitimidad del lenguaje que se ven obligados a usar los filósofos (como el que se ven obligados a usar los matemáticos, o lo spoetas) no depende del lenguaje que nos vemos obligados a usar cuando cocinamos o recojemos patatas. En cierto sentido, la dependencia es al revés. Pero al menos dejémoslo en autonomías. No conozco ninguna justificación por la cual el filósofo tenga que demostrar que aquello de lo que él habla puede relacionarse directamente con las praxis cotidianas. ¿Por qué?
la filosofía tiene que buscar la estructura teoréticamente preferible ---Bueno, eso hacen TAMBIÉN el lenguaje natural y las ciencias.
El lenguaje cotidiano (no "natural", porque natural es tan natural el filosófico como el carniceril) no está interesado prioritariamente en eso, sino en adaptarse a la praxis coyuntural.
Las ciencias se ocupan de aspectos parciales de la realidad fenoménica, pero no se plantean las cuestiones filosóficas.
Cuando uno hace filosofía (como lo que estamos haciendo tú y yo ahora) no hace ni lo que hace el lenguaje cotidiano ni siquiera lo que hace la ciencia.
Lo que yo digo es que no hay por qué presuponer que "teóricamente preferible" SÓLO PUEDE SIGNIFICAR "que se corresponde apodícticamente con la auténtica...
Teoréticamente preferible es teoréticamente preferible, no pragmatico-cotidianamente preferible. Las virtudes teoréticas (como coherencia, simplicidad...) no siempre van de la mano con las otras. Por eso se las puede buscar autónomamente. No sé qué se puede ver de extraño en esto. Se basa en un empobrecimiento de incluso la noción de praxis. Porque hasta un pragmatista como Quine recuerda una y otra vez que en filosofía buscamos una simplicidad teorética que puede ser inversa a la economía práctica.
la filosofía debe servir para desatascar, si es que sirve para algo.
¿Por qué? Esto está completamente injustificado. Das por supuesto que el lenguaje correcto es el no-filosófico, de modo que el filosóficos sería una serie de errores gramaticales, justo lo contrario de lo que estoy argumentando. ¿Puedes justificar por qué dices eso? Cuánto más si has dicho que no ddesprecias ninguna praxis. ¿Por qué la praxis de buscar la estructura fundamental del lenguaje (y del a realidad, por tanto), o preguntarse por lo que se preguntan los filśoofos es atascarse? Esto no es más que un prejuicio absurdo. Para creer eso, Wittgenstein tuvo que tragarse la idiotez de que hay una especie de praxis sagrada, que es la del pueblo llano que se dedica a coger zanahorias y venderlas, sin pararse a pensar qué significa vivir, y luego están los que, incumpliendo el mandato de Yavé, intentan coger el fruto del conocimiento. Esto es rousseaunianismo y judeo-protestantismo. Falta toda justificacion.
falta mogollón para que tu teoría empiece a tener algo así como un mérito explicativo: primero, no has explicado qué explica tu teoría que no explique la teoría de que las proposiciones tienen estructura interna...
ResponderEliminarSí lo he explicado, pero te lo voy a volvera decir: La tesis que estoy exponiendo solo pretenden (al menos de momento) ser acerca de (la posibilidad de)l lenguaje filosófico, concretamente metafísico. No pretendo analizar otros ámbitos de lenguaje (aunque tiene implicaciones en ellos, que no estoy metiendo de momento por no generar más confusión). Hay una tipo de argumentación habitual en filosofía que parte de un análisis del lenguaje, considerado como el correcto, y así pretende desmontar ciertas tesis filosóficas. Por ejemplo, con el análisis Frege-Russell, se pretende que toda ontología tiene que tener la estructura de Objeto / Concpeto, que el argumento ontológico es inválido porque toma a un cuantificador por un predicado, etc. etc. Solo estoy interesado en desmontar este tipo de argumnetos. Y para esto, sí creo haber ofrecido argumentos.
y segundo, ni siquiera has dicho que tu teoría sea que "las proposiciones no tienen estructura interna", sino (si te he entendido bien) que "hay proposiciones de los dos tipos: unas con estructura interna y otras sin estructura interna"
No, no he dicho eso. He dicho que la distinción proposición / término, es secundaria (aunque muy útil, quizás para ciertos ámbitos del discurso, pero no para el filosófico). he defendido que hay un nivel de lenguaje anteiror a esa división. Es como si hubiera dicho que hay un nivel en que las personas, antes de ser varones o mujeres, son personas, y que esto es muy relevante para la política. Esto n oes añadir complejidad, sino todo lo contrario.
No niego que puede haber otras cosas que la tesis de que las proposiciones tienen estructura interna no explica, y que la tesis de que hay proposiciones sin estructura interna explica de puta madre, pero me gustaría ver cuáles son esas cosas.
Pues no tienes más que leer la entrada. ¿Tengo que repetir otra vez cuál es la finalidad de mi argumetnación y cómo creo que lo consigue? ¡ay, señor! Haz el favor de pensar en lo que he planteado al principio: ¿es la proposición de Parménides, "es", una proposición lógicamente incorrecta? Creo que he argumentado suficientemente que no hay razones para creer tal cosa. Se trata de sto, ni más ni menos. ¿Esto no tiene importancia filosófica? Dada tu raquítica idea de lo que tiene importancia, puede ser.
¿Y cómo sabes que es realmente la "última"?
ResponderEliminarComo mínimo, es la última que soy capaz de reconocer (y además es muy simple). Pero te invito a que busques tú una más simple, y así avancemos todos.
no tenemos por qué aceptar que la realidad está hecha de Cosas, o de Eventos ---Claro que no. No es a mí al que debes convencer de eso.
Pero eso es porque no ves las implicaciones. Tú te figuras que tus compromisos ontológicos no tienen nada que ver con cómo creas que es el lenguaje. Esto es solo inconsciencia, no deberías alardear de ella :)
tal como lo veo yo, lo correcto es decir que la función proposicional es PREVIA E INDEPENDIENTE de la función léxica
Pues no se cómo puedes ver esto, la verdad. ¿Qué tiene de previa, y mucho más de independiente de la semántica?
Pero una vez que descubres que con un lenguaje así no puedes llegar muy lejos
Eso dependería de adónde quieras ir. A mí ahora me interesa solo la relación entre metafísica y lenguaje. Pero lo grave es que sigues cayendo en que puede haber un lenguaje hecho de p, q y r, entendidas como proposiciones, lo que es del todo absurdo: sin semántica no hay proposición alguna. De 'p' no puedes deducir nada, salvo que p tenga algún significado: no hay deducción sin signifciado.
de acuerdo con que hay un nivel (el proposicional) en el que no hay diferencia entre las categorías de sujeto y predicado.
Es que en esto no estamos en absoluto de acuerdo. Yo no digo que haya un nivel proposicional en que no haya categorías: eso es un absurdo lógico. Sería creer que hay sintaxis sin semántica. Así que mal vas a interpretar nuestros desacuerdos, si no interpretas bien nuestros acuerdos. Te repito: yo digo que hay un nivel pre-proposicional y pre-categorial, en que el lenguaje es completo y tiene referencia, sin ser ni proposición ni término.
Pero estas categorías las introducimos para explicar algo SOBRE las proposiciones que no podemos explicar (salvo que tú sí puedas) sin presuponer una cierta división en categorías SUB-proposicionales.
Esas categorías las introducimos para explicar ciertos aspectos parciales del lenguaje y la realidad (algunas lenguas morfologizan el sexo de las cosas, lo que no significa que la division sexual sea lógicamente más morfológica que otras), pero son (las categorías lingüísticas)perniciosas para otro nivel de la discusión, el filosófico. Igual que distinguimos entre bienes muebles e inmuebles, pero en cierto nivel de la discusión es preferible considerarlos a todos como propiedad, simplemente.
Es decir, OLVÍDATE de ellas
Así hago,cuando me tomo en serio la frase de la diosa.
recuerda que esto que digo no tiene nada de original, ----Es lo que te dije yo, y te pusiste hecha una loca.
¿Dónde dijiste eso? Lo que dijiste es que era trivialmetne verdadero, lo que no puede ser más falso.
Con que sean INFINITESIMALMENTE diferentes me vale.
No has entendido la frase (porque no la has leído completa, y has aislado una parte). Digo que no son tan diferentes porque hay un nivel en que no los en absoluto (como si digo que hombres y mujeres no son tan diferentes, y el sexista dijese: con que sean un poquito, me basta. Pues no).
Bueno, ya retomaré el tema de la naturaleza de la filosofía en otra ocasión. Sobre lo demás, sólo algunas aclaraciones:
ResponderEliminar.
¿es la proposición de Parménides, "es", una proposición lógicamente incorrecta? Creo que he argumentado suficientemente que no hay razones para creer tal cosa.
Estupendo, veo que al final te has pasado a mi modo preferido de argumentar en filosofía: mostrar que no hay razones para creer tal o cual tesis filosófica.
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Como mínimo, es la última que soy capaz de reconocer
Exacto. Y así siempre, aunque dentro de 500 años se hayan reconocido 20 capas todavía más profundas.
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No es a mí al que debes convencer de eso.
Pero eso es porque no ves las implicaciones. Tú te figuras que tus compromisos ontológicos no tienen nada que ver con cómo creas que es el lenguaje.
Es que, primero, el lenguaje no es de UNA manera, sino de MUCHAS maneras; exactamente igual que el que tú aceptes que el lenguaje, en un cierto nivel, tiene una estructura de sujeto/predicado, pero eso no te compromete con aceptar que la VERDADERA estructura ontológica de la realidad es ESA, pues yo hago así con TODOS los niveles o variedades del lenguaje. Otra cosa es que ciertas estructuras se nos "impongan" psicológicamente, es decir, no seamos capaces de pensar sin ellas. Pero eso es una propiedad NUESTRA, no (o no necesariamente) de las cosas que pensamos con el lenguaje. O dicho de otra manera: claro que cómo creo que sea el lenguaje influye en cómo creo que es la realidad "en el fondo", pero también sé que lo que yo crea sobre cómo es la realidad "en el fondo", es posible que no sea verdad.
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la función proposicional es PREVIA E INDEPENDIENTE de la función léxica
Pues no se cómo puedes ver esto, la verdad. ¿Qué tiene de previa, y mucho más de independiente de la semántica?
Quiero decir, insisto, que es (en principio) posible un lenguaje en el que haya proposiciones pero nó términos. Obviamente, todo lenguaje tendrá algo a lo que llamemos su "semántica", pero esa semántica puede ser una semántica de proposiciones (o sea, tablas de verdad), no de "conceptos".
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sigo
sigues cayendo en que puede haber un lenguaje hecho de p, q y r, entendidas como proposiciones, lo que es del todo absurdo: sin semántica no hay proposición alguna. De 'p' no puedes deducir nada, salvo que p tenga algún significado: no hay deducción sin signifciado.
ResponderEliminarSigues sin pillarlo: claro que hay "significado" y "semántica" en un lenguaje MERAMENTE proposicional; cada proposición significaría lo que significaría, y no otra cosa. La cuestión es que en ese lenguaje el significado de las proposiciones se explicaría única y exclusivamente mediante la indicación de en qué inferencias es correcto incluir a cada proposición (y esas inferencias incluyen las inferencias que Brandom llama "de entrada" y "de salida", o sea, en qué situaciones perceptivas es correcto afirmar "p", y qué acciones es apropiado hacer si aceptamos "p").
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Yo no digo que haya un nivel proposicional en que no haya categorías: eso es un absurdo lógico. Sería creer que hay sintaxis sin semántica. Así que mal vas a interpretar nuestros desacuerdos, si no interpretas bien nuestros acuerdos. Te repito: yo digo que hay un nivel pre-proposicional y pre-categorial, en que el lenguaje es completo y tiene referencia, sin ser ni proposición ni término.
Pues ahí me has pillado. Lo del "nivel preproosicional precategorial en el que el lenguaje es completo y tiene referencia sin ser proposición ni término", confieso que queda más allá de mis torpes entendederas si no va acompañado de una versión tipo "Barrio Sésamo" (o similar). (Eso sí, insisto en que tampoco tú pareces pillar el punto que yo estoy defendiendo: no se trata de que puede haber un lenguaje SIN SEMÁNTICA, claro que no, sino un lenguaje en el que la semántica de las proposiciones -o sea, la relación entre el lenguaje y aquello de lo que habla el lenguaje- no venga determinada por el significado de las estructuras lingüísticas subproposicionales -pues puede haber un lenguaje SIN estas estructuras, o sea, sin que las proposiciones se descompongan en sujeto, predicado, o lo que sea-). En todo caso, veo que hablamos de cosas distintas: yo estoy hablando de proposiciones sin estructura interna, mientras que tú pareces estar hablando de algo que NO ES una proposición ("es pre-proposicional"); pero si esto es así, ¿a qué viene preguntar si "es la proposición de Parménides, "es", una proposición lógicamente incorrecta"?; si lo que te preocupa es un nivel PRE-proposicional, entonces lo que dice la diosa, ¿no sería una PRE-proposición, en vez de una proposición a secas? Repito, sólo estoy expresando mi perplejidad, de la que me gustaría que me sacaran algunos argumentos más o menos claritos, para torpes como yo.
Esas categorías las introducimos para explicar ciertos aspectos parciales del lenguaje y la realidad..., pero son ...perniciosas para otro nivel de la discusión, el filosófico.
ResponderEliminarHombre, yo no diría que cuando Aristóteles está escojonciándose la sesera para llegar a su teoría de la sustancia y las categorías está haciendo algo "pernicioso para la discusión filosófica", sino más bien una discusión filosófica como la copa de un pino, con la que uno podrá estar más o menos de acuerdo, pero no tanto como para considerarlo "pernicioso". Tampoco me parece que sean aspectos "parciales" del lenguaje, o que el hecho de que lo sean o lo dejen de ser les quite ni un miligramo de interés filosófico.
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OLVÍDATE de ellas
Así hago,cuando me tomo en serio la frase de la diosa.
Ese es el problema, que NO te olvidas. Que, en lugar de tomarte en serio tu propia pregunta e inquirir si hay un nivel pre-proposicional, lo que haces es PRESUPONER YA DADA la división de las proposiciones en categorías, tomar una de ellas (el "es"), y convertirla en una proposición. Creo que sería más coherente con un verdadero OLVIDO de las distinciones categoriales el decir algo como esto: mira, no vamos a suponer que esos "trozos" en los que algunos filósofos dicen que se dividen las proposiciones son fundamentales, importantes, etc., VAMOS A HACER como si no hubiera esos trozos, y vamos a ver qué pasa entonces. Y entonces, si HACES COMO SI NO HAY "TROZOS" dentro de las proposiciones, pues para ti la proposición es un BLOQUE MONOLÍTICO, eres ciego (o haces como que lo eres) a los elementos sub-proposicionales en los que según algunos la proposición se divide.
Pero no, tú, en vez de hacer eso (que es lo que me parecía a mí que apuntabas, pero se ve que no), lo que haces es
1) NO OLVIDARTE de que las proposiciones tienen "trozos", sino tenerlos muy presentes,
2) ELEGIR uno de esos trozos en particular ("es")
3) pronunciarlo aisladamente y decir que con eso estás afirmando una proposición.
Pues lo siento, pero no te sigo.
Quiero decir, que no veo en qué sentido te "olvidas" de que hay niveles sub-proposicionales si tu truco consiste en elegir PRECISAMENTE algo que en la estructura gramatical de la frase corresponde PRECISAMENTE a un nivel sub-proposicional.
ResponderEliminar.
recuerda que esto que digo no tiene nada de original, ----Es lo que te dije yo, y te pusiste hecha una loca.
¿Dónde dijiste eso? Lo que dijiste es que era trivialmetne verdadero, lo que no puede ser más falso.
Ya te expliqué que lo que tendría que haber dicho no era que es trivial, sino que SUPUESTO EL INFERENCIALISMO, entonces es trivial. Si no admites ni siquiera que rectifique, mal vamos a discutir.
Por otro lado, incluso el decir que algo es trivial (y referirse a otras tesis filosóficas de las que se deriva) también implica que ese algo no es original, vamos, creo yo.
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no son tan diferentes porque hay un nivel en que no lo son en absoluto
Es que claro que hay un nivel en el que hombres y mujeres no son diferentes, pero a pesar de eso no venden muchos sujetadores para hombres. Claro que "lluvia" y "llueve" tienen ALGO en común, pero hay cosas que PODEMOS HACER con una expresión que NO PODEMOS HACER con la otra, y es importantillo el reflexionar acerca de qué y de por qué.
Jesús,
ResponderEliminarcontesto a tus últimos comentarios,aunque te aseguro que los encuentro muy poco fructíferos para mí, para el debate que me interesa.
veo que al final te has pasado a mi modo preferido de argumentar en filosofía: mostrar que no hay razones para creer tal o cual tesis filosófica.
Aunque aún no he alcanzado tu perfección: "esto es trivialmente verdadero (o trivialmente falso) mientras n ose me demuestre apodícticamente lo contrario, y teniendo en cuenta que ni hay ni puede haber nunca demostraciones apodícticas de nada..." :)
No, hombre: yo, con la frase a la que te refieres, resumía todo un proceso de análisis y argumentación de una cuestión difícil y profunda (como se puede constatar en la entrada). ¿Cómo vas a comparar esto con lo que sueles hacer tú? Tú te limitas a desestimar cualquier cosa (alternativa a la que te da a ti por creer) que no se te demuestre apodícticamente según tus cánones de apodicticidad en los cuales no existe la apodicticidad: eres indistinguible (al menos en eso) de cualquier creyente fanático.
el lenguaje no es de UNA manera, sino de MUCHAS maneras
Sí, sí, sí. Y una patata es un lenguaje.
exactamente igual que el que tú aceptes que el lenguaje, en un cierto nivel, tiene una estructura de sujeto/predicado, pero eso no te compromete con aceptar que la VERDADERA estructura ontológica de la realidad es ESA, pues yo hago así con TODOS los niveles o variedades del lenguaje.
¡Qué suerte tienes! Eres una persona no-comprometida, ¡libre!
Pero ¿por qué sigues diciendo estas sandeces aquí? ¿Tan aburrido estás?
Otra cosa es que ciertas estructuras se nos "impongan" psicológicamente, es decir, no seamos capaces de pensar sin ellas.
¡Ah, se me habían olvidado las ilusiones inevitables! (gracias por recordármelo)
claro que cómo creo que sea el lenguaje influye en cómo creo que es la realidad "en el fondo", pero también sé que lo que yo crea sobre cómo es la realidad "en el fondo", es posible que no sea verdad.
Y el falibilismo infalible.
Pero ten cuidado, porque se te ha escapado "el lenguaje" en singular, y un "sé que..."
que es (en principio) posible un lenguaje en el que haya proposiciones pero nó términos. Obviamente, todo lenguaje tendrá algo a lo que llamemos su "semántica", pero esa semántica puede ser una semántica de proposiciones (o sea, tablas de verdad), no de "conceptos".
Todo lenguaje tendrá algo que... ¿cómo sabes tú eso? (no me lo expliques).
¿Qué entiendes tú por Verdad, que pueda hacer de "semántica"? ¿Te molestarás en evaluar lo que argumentan Frege, Rusell, o cualquier otro, cuando sostienen que es imposible una proposición sin categorías, o dirás que, mientras "no te lo demuestren" tú sigues en las tuyas?
Sigues sin pillarlo: claro que hay "significado" y "semántica" en un lenguaje MERAMENTE proposicional; cada proposición significaría lo que significaría, y no otra cosa. La cuestión es que en ese lenguaje el significado de las proposiciones se explicaría única y exclusivamente mediante la indicación de en qué inferencias es correcto incluir a cada proposición
¿Cree Brandom que, para entender una inferencia, podmeos prescindir de los términos que entran en una proposición? ¡Pues si es así tiene tambień mucha suerte! A lo mejor podéis entender juntos los viajes astrales.
Lo del "nivel preproosicional precategorial en el que el lenguaje es completo y tiene referencia sin ser proposición ni término", confieso que queda más allá de mis torpes entendederas si no va acompañado de una versión tipo "Barrio Sésamo" (o similar).
ResponderEliminarEso creo yo, que harías mejor viendo Barrio Sésamo. Porque la frase que me citas y que dices que te ha pillado es justo el tema que se trata en toda la entrada que se supone que has leído antes de ponerte a comentarla.
En todo caso, veo que hablamos de cosas distintas: yo estoy hablando de proposiciones sin estructura interna, mientras que tú pareces estar hablando de algo que NO ES una proposición
Te habrías dado cuenta de que hablo de eso con solo haber leído la entrada, donde lo digo explícitamente: algo que no es todavía ni proposición ni término.
pero si esto es así, ¿a qué viene preguntar si "es la proposición de Parménides, "es", una proposición lógicamente incorrecta"?
Estás tan dedicado a encontrar los fallos que no eres capaz ni de leer. La inmensa mayorái de las veces (no sé si todas) no digo "la proposición de Parménides", sino la "expresión" o la "frase" (cuya etimología implica algo más amplio que "proposición" en el sentido restringido). Y, desde luego, se deduce perfectamente de lo que he escrito.
yo no diría que cuando Aristóteles está escojonciándose la sesera para llegar a su teoría de la sustancia y las categorías está haciendo algo "pernicioso para la discusión filosófica"
Ni nadie ha dicho eso, como podrías entender si leyeses un poco lo que estás pretendiendo comentar.
lo que haces es PRESUPONER YA DADA la división de las proposiciones en categorías, tomar una de ellas (el "es"), y convertirla en una proposición.
Porque lo digas tú.
Ya te expliqué que lo que tendría que haber dicho no era que es trivial, sino que SUPUESTO EL INFERENCIALISMO, entonces es trivial. Si no admites ni siquiera que rectifique, mal vamos a discutir.
Dado por supuesto el inferencialismo... ¿Y a quién le importa que lo des por supuesto? Aparte de que no es verdad que el inferencialismo de como resultado trivial que puede haber proposiciones sin estructura interna y sin división categorial. Estoy casi seguro (y no lo he leído entero) que Brandom no cree ni por un momento que podamos prescindir del análisis multicategorial y de la irreduciblidad de, por ejemplo, sincategoremas y categoremas. Otra cosa es que crea que esos elementos son funciones para el significado global, que es inferencial, lo cual es muy diferente (como ve cualquiera que esté entendiendo de qué estoy discutiendo), porque Frege, Russell, Wittgenstein y cualquiera de los que haya sostenido la tesis de que el lenguaje es intrínsecamente multicategorial, podría compartir, sin ebmargo, el inferencialismo (que no veo en qué se diferencia del holismo de Quine, por ejemplo). O sea, ni siquiera entiendes bien a Brandom.
Juan Antonio: con los pocos comentaristas que tienes en el blog, podías tratarlos con un poco más de cortesía.
ResponderEliminarEn fin, dejaré aquí este tema, pero no te librarás de mí tan fácilmente: volveré en las siguientes entradas (en la última no encontré nada que comentar; todo lo que decías sobre las otras teorías me parecía bien dicho).
Jesús,
ResponderEliminarme alegro mucho de que mis descortesías no te impidan seguir aquí. Desde luego este blog ha recibido de ti y tus comentarios más que de nadie. Solamente ocurre que algunas de tus posturas impiden, a mi juicio, mantener una discusión fructífera, además de que se trata de cosas donde ya conocemos de sobra nuestras posturas y es muy aburrido (al menos para mí) repetirlas sin más. De todas maneras, si se te ocurriera irte, seguramente te perseguiría hasta el blog en que estuvieses pinchando.
Hola, yo también te quiero.
ResponderEliminarPero no dirás que lo de que es posible un lenguaje con proposiciones pero sin léxico subproposicional era una postura mía conocida por ti.
Eso no lo sabía, no. Pero de eso no diría yo que me aburre repetirlo, sino que o no lo entiendo bien o no me parece verdadero. Desde luego, sería una tesis originalísima tuya (salvo que me pruebes que algún autor cree eso, porque yo pienso, como te dije, que eso no es lo que dice el inferencialismo, ni en especial Brandom). Y, en cualquier caso, no se deduce trivialmente del inferencialismo.
ResponderEliminarLo que tú estás diciendo es que sería posible, en algún lenguaje, reducir la semántica a referencia pura. Eso se parece, en el fondo, a lo que yo he dicho que puede pensarse como nivel más profundo del discurso, y lo que dice Lorenzo Peña (y los autores a los que él se remite). Ahora bien, a ese nivel no hay razones para llamar a eso proposición antes que término, ni a esa relación de referencia llamarla mejor verdad que significado, referencia o "denotación", como propone Peña.
(me voy ahora. Si escribes, te contestaré más tarde)
A ver si tengo tiempo de escribir una entrada en mi blog sobre cómo sería un lenguaje meramente proposicional
ResponderEliminarhey,hey,hey
ResponderEliminarhey,hey,hey
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