lunes, 16 de enero de 2012

Interludio ¿musical?

A veces he tenido, en el campo (sobre todo en los campos de Extremadura, y sobre todo al atardecer), una experiencia musical casi estremecedora, y que provoca (al menos en mí) una gran relajación y una serena melancolía.
Antes, el campo está silencioso, con ese silencio espeso del atardecer que apenas los pájaros se atreven a quebrar. De pronto, en la lejanía se oye, al principio casi imperceptible, pero poco a poco con más entidad, una música muy difícil de describir. Primero es como un continuo, ondulando levemente en diferentes aspectos, pero conservando siempre una densa masa sonora. De vez en cuando se dejan distinguir complicados juegos rítmicos, a veces regulares o “minimalistas”, a veces llenos de síncopas, pero sobre un tranquilo río de un timbre a la vez metálico y opaco. En algún momento un coro de voces nasales se persiguen sin prisas, en una especie de deshilvanado y polirrítmico canon monosilábico, siempre sobre las tranquilas ondas del sonido orquestal. Poco a poco todo empieza a sumirse otra vez en el silencio, como si el horizonte se tragase a la fantasmal orquesta y a los espectrales cantantes. Al rato, vuelve el silencio y, con un poco de suerte, se ha hecho de noche.

Es el paso de un rebaño a lo lejos.

12 comentarios:

  1. Esa pieza la recuerdo bien. El pueblo de mis padres (casi ya no) vive de la oveja y el cerdo de bellota. El timbre metálico y opaco es de los cencerros (como una piedra en una lata).

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    1. No te imaginas cuántas veces he buscado el CD de esa música.

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  2. Muy bello texto y ahí aparece lo fascinante de lo verdaderamente artístico: hacer ver desde una perspectiva nueva un hecho viejuno.

    p.d:

    http://www.youtube.com/watch?v=QCp7bL-AWvw

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    1. De paso intentaba una primera aproximación a plantear qué pinta el sujeto en la creación estética. Quiero decir que la música del rebaño no había sido comnpuesta por nadie (nadie huamno al menos). Lo de Ligeti es una cosa a medio camino. La sensación que me ha producido oírlo es similar, en cierto modo, a la que me produce el rebaño: una especie de rítmica dentro de lo aleatorio.

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  3. Hombre, si algo demuestraría la obra de Ligeti, podría decirme un platónico impenitente, es que el músico no crea las estructuras sonoras sino que las descubre.

    El propio Ligeti sobre su obra:

    El pensamiento formal detrás de la obra está basado en la interacción entre ritmos periódicos determinados individualmente y una estructura global poli rítmica acumulativa. Aunque la estructura global rítmica es en un nivel intermedio indeterminado - el resultado de añadir periodos individuales de distinta duración es en cualquier momento dado azaroso - se vuelve de nuevo determinado en el nivel mas alto del desarrollo temporal de la forma global. Esta forma global consiste en tres fases: uniformidad, estructuración gradual, y uniformidad, en donde la uniformidad en la fase inicial surge de la borrosidad colectiva de los periodos individuales, y la fase final resulta de la periodicidad del ultimo metrónomo que queda cliqueando. No existen divisiones distintas entre las tres fases: el proceso rítmico nos lleva suavemente y gradualmente de una fase a la siguiente. Esto parece ser un proceso continuo, pero consiste en realidad en momentos individuales y discontinuos cuando cada metrónomo se va parando de pronto. En la fase instrumental final adelgazada con tan solo unos cuantos metrónomos cliqueando, esta discontinuidad se vuelve audible, mas evidentemente cuando el ultimo metrónomo se para

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    1. En ese sentido es como lo que hacían los cencerros del rebaño. Ligeti, a diferencia del rebaño (o a semejanza de la "mano que mueve el rebaño") "crea" (efectivamente, descubre, pero se puede decir que la crea en la materia, al materializarla) indirectamente la estructura polirrítmica. Deja algo al azar, intuyendo en el fondo que ningún azar completo es posible, que no puede destruirse el orden, sino solo flexibilizarlo. Creo que la mayor causa de la experiencia estética en este tipo de compoasiciones es ver como hasta lo aparentemente caótico se ordena (como lo que dicen los sistémicos respecto de la emergencia de orden). Esto produce la satisafacción de la reconciliación con la "realidad" por medio de la manifestación de la forma en ella, que es una especie de teofanía (toma ya!)

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  4. Exacto y también cómo ese proceso de entropización (o viceversa) se produce de forma gradual e imperceptible muy a la manera de un Kafka (uno de los escritores de Ligeti) introduciendo lo onírico en lo real.

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    1. entropización pero sobre todo negentropización, ¿no?
      El final de la obra, incluso, con esa discretización y explicitación de la forma regular subyacente al aparente continuo sonoro, recuerda a lo que les pasará a los aventurados cuando retornen a Dios y vean las cosas nítidamente, sin confusión, hasta ver al final al Uno, ese hypermetrónomo.

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  5. Bueno, creo que esa misma reveladora conclusión la insinua Ligeti en su parecida Lux Aeterna donde en vez de metrónomos dispone, pero de igual modo, dieciséis voces

    http://www.youtube.com/watch?v=JnuAaKiX1sg

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    1. Héctor, te agradezco mucho las estupendas referencias que me pasas. No conocía estas obras de Ligeti.
      Oyéndola, no obstante, he pensado cuánto se parece la luz eterna a la muerte! ¿No tendría razón Nietzsche (perdona que lo mencione) al decir que los que sueñan con el paraíso lo que quieren es estar muertos?

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  6. Puede ser, puede ser, desde luego, nada hay más humano que la muerte, nada nos enfrenta más con nuestra interrogante humanidad:

    "Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse mortal"
    .

    Jorge Luis Borges (otro favorito de Ligeti) en El Inmortal, El Aleph

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  7. Perdón! equivoqué la cita, la cuál verdaderamente es esta:


    "Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal"

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