viernes, 20 de enero de 2012

Lo bello y lo bueno. El artista en el Estado

¿Qué relación hay entre bondad y belleza? ¿Puede algo bueno ser feo, y algo bello, malo? Y, en ese caso, ¿cuál es la autonomía del artista? ¡Claro que puede haber lo bueno feo y lo malo bello, se dirá: es lo que vemos en todo momento! ¿No es muy atractiva la mujer “fatal” (me estoy acordando de la que debía asesinar a Robert Redford en El Golpe)? ¿No hay muchas buenas personas, marginadas socialmente desde la infancia y la adolescencia, por ser poco agraciadas, sobre todo si son mujeres?

En Septiembre de 2001 el compositor Karlheinz Stockhausen, considerado un genio de la música contemporánea, escandalizó a “todo el mundo” al calificar el entonces recién ocurrido ataque terrorista a las Torres Gemelas como la mayor obra de arte. "Lo que sucedió allí -y ahora todos ustedes tienen que cambiar de chip- es la mayor obra de arte que haya existido jamás", dijo en una rueda de prensa durante el Festival de Música de Hamburgo. "Que unos espíritus hayan conseguido realizar, en un solo acto, algo con lo que ni siquiera podemos soñar en la música; que personas ensayen como locos durante diez años, totalmente fanáticos, para un solo concierto y luego morir... Es la mayor obra de arte que existe en todo el cosmos. Yo no podría. Comparado con esto, los compositores no somos nada".

Como se puede imaginar, se suspendieron conciertos y hubo todo tipo de declaraciones (bueno, solo un tipo de declaraciones). Hasta el compositor Gyorgy Ligeti dijo que, si realmente había dicho eso, era para encerrarlo en un manicomio. Stockhausen intentó matizar enseguida, diciendo que se refería a la mayor obra de arte de Lucifer, y al papel de la destrucción en el mundo… Pero ¿por qué, esto? ¿Es que una obra de arte es menos bella porque la haya hecho Lucifer? ¿Qué tenía de malo, o de equivocado, lo que dijo Stockhausen? ¿No podía emitir él un juicio meramente estético, sin tener en cuenta el contenido moral de ese acto?

Obviamente ofendió, no que Stockhausen emitiese un juicio estético equivocado, ni siquiera (aunque algunos pudieran creer otra cosa) que se emitiese un juicio equivocadamente estético (es decir, que se considerase perteneciente a la categoría “obra de arte” lo que no lo era de ninguna manera), sino, antes que nada, que alguien se atreviese a emitir un juicio estético sobre un acto, haciendo abstracción del carácter moral de ese acto. Como si donde se da un mal moral no hubiese sitio para la estética, como si la belleza estuviese subordinada a la bondad. A veces se ha jugado con la patología de esa situación. Por ejemplo, en El perfume, de Patrick Suskind. Parece, pues, que solemos creer dos cosas: una, que lo bello puede no coincidir con lo bueno. Otra, que lo bello es menos importante que, y está subordinado a, lo bueno.

Schelling dijo que los dioses, como expresiones materiales o “reales” de lo infinito que son, constituyen la materia del arte (cosa en la que podría haber convenido Stockhausen, quien era –como muchos otros artistas- bastante “esotérico”), y, por eso, están más allá del bien y del mal, ya que el conflicto moral solo tiene sentido para seres finitos que se enfrentan a la llamada de lo infinito. Sin embargo, prácticamente nadie más acepta que lo estético no tenga ningún tipo de compromiso moral.

Desde la antigüedad filosófica se ha dicho,

     - por una parte, que la educación estética es parte esencial de la educación del ciudadano (además, en la mayoría de los casos los artistas han expresado en figuras lo que los pensadores expresaban en conceptos y los políticos en acciones).

     - pero, por otra parte, que los poetas pintan a los dioses de una manera inaceptable (“mienten mucho”, dijo Aristóteles), y hay que tenerles siempre bajo control o incluso, idealmente, expulsarles del Estado si no estaban dispuestos a atenerse a los dictados morales.

                                                                  ****

¿Tiene, o no, lo bello, implicaciones morales? ¿Depende lo bello de lo bueno? ¿De qué manera? Ante una pregunta como esta, es sensato acudir a la fuente de la verdad o lo que más se le parece, o sea, a Platón (y su Sócrates). Pero cuando uno le pregunta a Platón qué opina él de la belleza y su relación con el bien, se encuentra con la misma dialéctica. El más artista de entre los filósofos, dice que el arte es una copia de tercera mano. Parece una contradicción. Por una parte (si creemos a Diótima, la iniciadora de Sócrates en los misterios del amor) la idea de lo Bello es Dios mismo (cuando se la busca más allá de sus manifestaciones superficiales). Por otra parte, las bellas apariencias, engañan. Sócrates, el personaje de Platón, aunque nacido para el Amor y la Belleza (“yo solo entiendo de amores”, dice a veces), es el personaje más feo de Atenas. Ante el tribunal, como ante cualquier diálogo, advierte de que no sabe decir palabras bonitas, sino verdaderas.

Todo lo que en Platón parece una contradicción, es una ironía, es decir, una profundidad. Es necesario interpretar esta dialéctica. La respuesta más platónica me parece la siguiente: La Belleza, como la Bondad y la Verdad, es una propiedad de lo ideal. Las mismas cualidades que hacen teóricamente ideal a una cosa (o sea, la Unidad -y su hijo, el Orden- y la Autonomía -y su hija la Ley-) son las que la hacen idealmente buena y deseable, e idealmente bella y gustosa. Realidad, Bien y Belleza son diversas caras de lo mismo, de la Idea absoluta. Pero esta coincidencia o correspondencia solo existe en el plano ideal. A nivel relativo, se producen, necesariamente, desajustes perspectivos: puesto que no conocemos perfectamente las cosas, ni nuestras facultades están igual de desarrolladas, podemos ver como bueno lo falso y lo feo, y bello lo que, en verdad, es falso y malo. Este desajuste afecta solo a un margen, porque es algo patológico, y lo patológico no puede ser mayor que lo normal. Pero en ese margen es donde se dan las falsas apariencias de falta de correspondencia entre los diferentes aspectos de lo Ideal. Así surge la discordancia entre la belleza aparente y la real, entre lo exterior y lo interior. Sócrates es un sileno por fuera, pero su interior es encantador, según el bello Alcibíades.

Los criterios estéticos son, en sí, autónomos. Es decir: qué es bello (qué tiene la figura más ideal) es algo que se dirime esencialmente en el campo de la Imaginación trascendental y el gusto. Ninguna ley política, ninguna teoría filosófica, podrá prescribir jamás al artista lo que es bello. Solo él, si desarrolla adecuadamente su capacidad estética, podrá “legislar” sobre lo bello. Aunque también es una verdad que lo bello (lo que tiene la figura ideal) debe corresponderse con lo idealmente bueno y con lo idealmente verdadero. Es imposible que una persona obtusa y malvada (o sea, obtusa), tenga “buen gusto” (o sea, que no sea obtusa por tercera vez). Pero, dado que las personas no tenemos un desarrollo perfecto e ideal de todas nuestras capacidades, puede darse una relativa descoordinación entre nuestro saber, nuestro deseo y nuestro gusto. En ese caso, lo obligado es atender a los criterios estéticos solo después de satisfechos los políticos y los teóricos, puesto que la Imaginación y el Gusto (que son los implicados en la percepción de la belleza) son facultades inferiores a la voluntad y a la racionalidad.

En un Estado no se trata de preservar la absoluta autonomía del artista, en detrimento de la autonomía de la persona política y/o de la verdad, sino de preservar la autonomía completa, la autonomía de la verdad y la justicia, antes que nada. Platón n o expulsó a los poetas del Estado, sino solo a aquellos que maleducasen, es decir, aquellos que representasen con bellas figuras lo que no es realmente bello (lo que las gentes, por falta de educación, podrían creer bello) y no se corresponde, por tanto, con lo bueno y justo. Platón creía (acertadamente, a mi juicio, desde luego) que hay una relación necesaria entre los modos musicales y los caracteres morales. Pero el uso de la estética tenía que estar sometido al criterio político, como este tenía que estarlo, para un intelectualista como Platón, al criterio cognoscitivo.
Esto, realmente, no se lo puede ahorrar ni la más democrática de las sociedades. ¿Se permitirá alguna vez, por ejemplo, que la mera justificación estética sirva para programar contenidos televisivos moralmente inaceptables (sobre todo para las personas a las que se considere en edad de educación)? Si lo bello entra, por las contingencias del mundo, en contradicción con lo bueno, hay que sacrificar lo bello.

Sería, por otra parte, interesante preguntarse a quién habría que expulsar antes: si al que diga verdades perjudiciales, o al que nos consiga un bien basado en la falsedad. Desde luego, también esto es, en el fondo, una falsa dicotomía: es imposible, en el fondo, que una falsedad resulte buena. Pero nuestras acciones no ocurren en el fondo, fondo, sino en un terreno relativamente relativo y no absoluto, donde, tan posible como es que la belleza aparente esconda una maldad, lo es que haya coyunturales mentiras útiles y verdades difíciles de encajar.

11 comentarios:

  1. Efectivamente, efectivamente y un ejemplo costumbrista pero agarrable es de las personas (aún precisamente bellas) que se arrancan con actitudes soberbias o maneras impertinentes, entre otras repulsiva, (puede valer penar en el Mourinho de al menos ciertas ruedas de prensa) al instante nos repelen pero porque, instintivamente, hemos desarrollado una intuición, que nos toca en la percepción estética, para detectar las actitudes erróneas que solo te llevan a un mal camino (¿quién no ha repudiado a un fantoche alardeando de, yo qué sé, coger tropecientos por hora en la autopista y pensar entonces que por culpa de su arrogancia ese hombre puede darse algún día un triste susto) y en estos casos, se ve por lo repulsivos que nos parecen los sujetos, insisto, se transparenta cómo el instinto de la belleza (con el tiempo agudizado, es cierto, pues otrora igual nos hubiera admirado el sujeto) al hacerse funcionar cuando observamos a estos sujetos se muestra como una manera fulmínea de detectar caminos alejados de la Verdad.

    O sea, y otra vez, la belleza como heurística.

    Ahora, yo no hablaría de Idealidades como tú, y aquí disiento, pues, bien pudiera un (perdón por la torpeza improvisada de los ejemplos) broker repudiar el temperamento calmo introvertido de un empleado suyo, ahora, acertaría en lo que se refiere a su ámbito profesional en lo que a repudio se refiere pero ese mismo carácter resulta apto para otras profesiones más meditativas como médico, pongamos.

    Menos costumbrista, tenemos los ejemplos históricos de personalidades que tuvieron que ser despiadados y hasta bélicos pero porque la coyuntura histórica así se lo demandaba (pienso en Gengis Khan y su unificación de Mongolia: fin de las interminables guerras tribales)

    O sea, que la belleza siempre es relativa, relativa a un sistema, claro, pero como siempre.

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  2. Será que mi caso es patológico, pero no solo discrepo con lo expuesto en esta entrada. Me parece repugnante.

    "Esto, realmente, no se lo puede ahorrar ni la más democrática de las sociedades. ¿Se permitirá alguna vez, por ejemplo, que la mera justificación estética sirva para programar contenidos televisivos moralmente inaceptables (sobre todo para las personas a las que se considere en edad de educación)? Si lo bello entra, por las contingencias del mundo, en contradicción con lo bueno, hay que sacrificar lo bello."

    Muy esclarecedor ese "sobre todo", que infantiliza a los adultos y en su defensa se condena a destierro a los perturbadores de la moral y las sanas costumbres. Me pregunto qué hubiese pensado Sócrates, condenado a muerte por esos mismos delitos, de las ínfulas totalitarias de su discípulo.

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    1. Masgüel,

      empezando por lo último, tu pregunta tiene respuesta si estás dispuesto a acudir a la información que nos ha llegado acerca de la actitud de Sócrates. Si, no solo Platón, sino Jenofonte y otros tienen razón en lo que dicen de él,para Sócrates el mayor mal de Atenas es que la retórica (es decir, lo que convence mientras sostiene que no hay ninguna verdad que encontrar) sea la política (lo que no quiere decir que añorase épocas anteriores). Sabrías, entonces, que Sócrates despreciaba a los que cifran sus vidas en lo estético sin atender a los requerimientos éticos, etc. Ahora bien, quizá no te importe informarte al respecto.

      Por otra parte, a no ser que uno quiera seguir en la inopia, ya es hora de dejar el (ese sí verdaderamente) infatil tópico de un Sócrates humilde y un discípulo engreído. Esto es una simpleza que ya no cunde ni en un debate a medio gas.

      En cuanto a la repugnancia que sientes por lo que digo, varias cosas:
      Primero, una puntulización. Según tú, mi frase "sobre todo..." infantiliza a los adultos. Resulta que, de hecho, yo estoy convencido de que muchísismos adultos son infantiles, y tienen menos luces que muchos de mis alumnos privados de derecho a voto y autonomía. Pero esto no tiene nada que ver con lo que estoy diciendo, y lo que no sé es de dónde has sacado esa perversa interpretación de mis palabras, porque yo he dicho "democracia". ¿Es que tú no eres capaz de concebir una democracia capaz de regular, democráticamente, los contenidos estéticos por motivos morales? Y ¿no concibes una democracia que pretenda educar en "las buenas costumbres", por ejemplo, en el respeto a los demás?

      ¿Encontrarías antidemocrático, quizá, que se emitiesen programas donde se maltrata realmente a animales, o incluso a personas, porque tenga un contenido presuntamente estético?

      Si abogas por la autonomía de la estética, tendrías que aceptar que, por motivos estéticos existan destripadores. Y no me digas que estás de acuerdo con eso si los implicados están de acuerdo, porque eso ya es introducir una claúsula moral o "fascista buena costumbre" (el debido respeto a la voluntad de todos). Tendrías literalmente que aceptar que una persona, porque encuentre bello destripar a otros, deba estar legitimada a hacerlo, sin pedirle permiso.

      Lo que a mí me parece delator (y, ciertamente, intelectualemtne repugnante) es tu sentimiento de repugnancia por toda "buenas costumbres", muy propio de un individuo que goza de una alta protección de muchos derechos (como para que pueda fantasear, por ejemplo, con esteticas que, salvo que se vuelva loco, jamás se permitirá llevar a la realidad). Quizá si estuvieses en la condición de una alumna mía, raptada ahora por su propia familia y obligada a vivir en un país islámico y quizá a casarse con quien le adjudiquen, quizá entonces comprenderías que la moral es esencial, y que puede entrar en conflicto con el derecho de otros a practicar el arte. Quizá podría entrar en tu cabeza de niño de papá occidental (y lo digo con el tono más cordial posible), que la educación no es adoctrinamiento.

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  3. Por supuesto que la moral es importante. Lo que ocurre es que yo no comparto tu pretensión de poseer principios morales absolutos. Yo valoro, por encima de todo (y lo asumo como una preferencia personal mía), el derecho que nos hemos otorgado a discrepar. Dejo que responda Milos Forman, que comparte mis querencias libertarias:

    http://www.youtube.com/watch?v=dAif2VfvF1U&feature=related

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    1. Masgüel,
      todos somos anarquistas a nuestra manera. También yo lo soy (más que tú), mira:
      http://www.biendeverdad.blogspot.com/2011/05/por-que-soy-anarquista.html

      Pero ¿quieres decir que, puesto que eres anarquista y te has otorgado el derecho a discrepar, puedes discrepar de que, por ejemplo, haya que respetar la autonomía del otro y puedas, por ejemplo, lapidar a la que no se quiera acostar contigo? ¿Puesto que la familia de mi alumna tiene derecho a discrepar, tiene derecho a obligarla a que se case?
      No me digas el cuento de que tienen derecho a hacer todo aquello que no invada el derecho a discrepar de los demás, porque eso es precismanete lo que cree todo el que, como yo, cree que en la democracia e incluso en el anarquismo, hay educación moral necesaria: uno no tiene real "derecho" a discrepar si está sumido en la ignorancia porque sus padres tuvieron el derecho de no posibilitarle educación.
      No plantees las cosas, capciosamente, como que tenemos que elegir entre la ausencia de toda restricción o el fascismo, porque no lo crees ni tú.
      La estética no puede ser una justificación suficiente para ciertos actos, que son inmorales si es que hay algo inmoral. Y la educación, por ejemplo, es algo completamente moral. Es más, lo que no es moral es la ausencia de educación.

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  4. Yo no soy anarquista. Soy un minarquista hecho al molde de una sensibilidad cristiana. Pero estoy convencido de que si tratas a un adulto como a un adulto (respetas su autonomía política y su responsabilidad), tenderá a comportarse como un adulto. Si tratas a un adulto como a un niño (no respetas su autonomía ni su responsabilidad), tenderá a comportarse como un niño. Diría aún más. Si tratas a un niño como a un adulto (sin confusas excepciones), tenderá a comportarse como un adulto. Ese es para mí el núcleo de cualquier sistema que pretenda educar sujetos capaces de decidir por sí mismos y asumir sus responsabilidades.

    Si tomas a los ciudadanos por niños y les convences de que el papá Estado puede y debe vigilar que sus débiles cabecitas no se contaminen de contenido cultural pernicioso, los estás infantilizando, que es el peor insulto y la peor injusticia a la que cabe someter a un ciudadano, precisamente porque le niegas su capacidad para tomar decisiones por sí mismo. Y quien piensa que sabe de sobra lo que es bueno y lo que es malo para los demás, lleva todas las papeletas para querer imponerles su criterio.

    Porque yo también me opondría a que se descuartice a una persona en una galería de arte. Pero no se me ocurriría pretender que se censure un descuartizamiento simulado. E incluso criterios que hoy parecen comúnmente aceptados, como por ejemplo negar a los menores la exposición a imágenes de sexo explícito, me parecen de un puritanismo absurdo, que nacen de prejuicios culturales respecto a los cuales, la discrepancia, me parece plenamente justificada (asumiendo, repito, que mis criterios para justificar conductas no pretenden ser ni universales ni necesarios, sino preferencias personales y mudables).

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    1. Pero estoy convencido de que si tratas a un adulto como a un adulto (respetas su autonomía política y su responsabilidad), tenderá a comportarse como un adulto. Si tratas a un adulto como a un niño (no respetas su autonomía ni su responsabilidad), tenderá a comportarse como un niño. Diría aún más. Si tratas a un niño como a un adulto (sin confusas excepciones), tenderá a comportarse como un adulto. Ese es para mí el núcleo de cualquier sistema que pretenda educar sujetos capaces de decidir por sí mismos y asumir sus responsabilidades.

      Estoy completamente de acuerdo (a diferencia de casi todos los que se dedican a la educación).
      Pero no confundas eso con que ahora mismo, si dejas a cada uno comportarse como un adulto responsable (aboliendo, por ejemplo, la policía, o toda escuela) volveremos en un instante al paraíso. Esto es una tremenda ingenuidad.
      Las personas tenderán, como dices, a comportarse correctamente, pero eso significa también que tendrán que aprender a argumentar, etc.

      Y quien piensa que sabe de sobra lo que es bueno y lo que es malo para los demás, lleva todas las papeletas para querer imponerles su criterio.

      Aquí es justo donde patinas. Porque precismanete esta frase está en contradicción con el párrafo anterior tuyo, donde tú mismo te mostrabas convencido de qué es lo bueno para todos.

      Porque yo también me opondría a que se descuartice a una persona en una galería de arte. Pero no se me ocurriría pretender que se censure un descuartizamiento simulado.

      Tú, sí. Otros, no tanto. Por falta de libertad, desde leugo, pero supone falta de racionalidad, y esto hay que ejercitarlo, y como menos se ejercita es si se nos hace creer que no hay nada que ejercitar aquí.

      (asumiendo, repito, que mis criterios para justificar conductas no pretenden ser ni universales ni necesarios, sino preferencias personales y mudables).

      Pero, en ese caso, ¿qué tienes contra los talibanes o los partidarios de papá Estado? Tambien ellos tienen sus preferencias personales. ¿Tendrían que tener las tuyas, sabiendo además que tú mismo sostienes que las tuyas no tienen objetivamente nada de mejores que las suyas?

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  5. "no confundas eso con que ahora mismo, si dejas a cada uno comportarse como un adulto responsable (aboliendo, por ejemplo, la policía, o toda escuela) volveremos en un instante al paraíso. Esto es una tremenda ingenuidad. "

    Claro que es una ingenuidad. Yo no soy rousseauniano. Lo que digo es que ni tú, ni yo, ni nadie, es quién para negar a otro la capacidad de comportarse como un adulto responsable. La madurez, a un adulto, se le supone. Como el valor al soldado. Y no se le supone porque uno crea que por se adulto es maduro, sino porque es, repito, la única manera de que se comporte como tal. Y si no lo hace, que afronte las consecuencias.

    "Las personas tenderán, como dices, a comportarse correctamente"

    Yo no he dicho correctamente, he dicho que tenderán a comportarse como un adulto. Un adulto asume también la responsabilidad de su comportamiento incorrecto.

    "esta frase está en contradicción con el párrafo anterior tuyo, donde tú mismo te mostrabas convencido de qué es lo bueno para todos."

    Mucho cuidado. Que yo esté convencido de esto o aquello lo asumo desde la creencia previa en que mis convicciones son personales, contingentes, mudables, etc... Yo no confundo mis convicciones con principios absolutos. Y como no las confundo y entre mis preferencias valorativas está el defender una forma de relación social en que se respete el derecho a discrepar, asumo que las convicciones de los demás pueden ser otras. En tanto en cuanto no me afecten, defenderé que cada cual baje las escaleras como quiera.

    "Tú, sí. Otros, no tanto. Por falta de libertad, desde leugo, pero supone falta de racionalidad, y esto hay que ejercitarlo"

    No te he entendido. ¿Qué es lo supone falta de racionalidad?. ¿Simular un descuartizamiento?. ¿Censurarlo?.

    "¿qué tienes contra los talibanes o los partidarios de papá Estado? Tambien ellos tienen sus preferencias personales. ¿Tendrían que tener las tuyas, sabiendo además que tú mismo sostienes que las tuyas no tienen objetivamente nada de mejores que las suyas?"

    Yo lo asumo como un conflicto de intereses y preferencias políticas. No pretendo que los demás tengan mis preferencias y está entre mis preferencias que los demás organicen su vida en torno a las suyas mientras no entren en conflicto con las mías. Si entran en conflicto, que gane el más habil en hacerlas prosperar.

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    1. La madurez, a un adulto, se le supone. Como el valor al soldado.

      Yo no se la supongo. Se la supongo en potencia. Pero hay mucho camino para educarse moralmente, igual que en los demás sentidos.

      Que yo esté convencido de esto o aquello lo asumo desde la creencia previa en que mis convicciones son personales, contingentes, mudables, etc... Yo no confundo mis convicciones con principios absolutos. Y como no las confundo y entre mis preferencias valorativas está el defender una forma de relación social en que se respete el derecho a discrepar, asumo que las convicciones de los demás pueden ser otras.

      estás en la misma posición que el talibán (o peor). Me imagino una conversación entre él y tú, en que él te pregunta por qué tendría que compartir tus criterios, y no tú los tuyos. O por qué tiene que respetarte en vez de educarte a hostias en el Islam.

      No te he entendido. ¿Qué es lo supone falta de racionalidad?. ¿Simular un descuartizamiento?. ¿Censurarlo?.

      Lo que quería decir es que, aunque tú te conformarías con una simulación de descuartizamiento (aunque ¿la emitirías delante de un niño de cinco años?), otro encontraŕa divertido quizá hacerlo sin simulacros (algunos mafiosos contratan prostitutas para matarlas). ¿No necesita educación, o en su defecto, policía?

      Si entran en conflicto, que gane el más habil en hacerlas prosperar.

      Ahora lo has dicho. El poder de la fuerza.
      sin embargo, afortunadamente la mayoría de la gente cree que está también el poder de las razones, y que los que no tienen mis mismos principios es, quizá, por falta de educación moral. En todo caso, quien cree que en caso de conflictos, que prospere el más habil, ¿qué puede encontrar de repugnante en la censura? ¿No es una habilidad más para hacer triunfar mis criterios?

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  6. "Yo no se la supongo. Se la supongo en potencia."

    No has entendido el matiz. Se le supone como estragia práctica, sea maduro el adulto en cuestión o no lo sea. Porque solo expuesto a la atribución plena de responsabilidad por las consecuencias de sus actos llegará a asumirla.

    "estás en la misma posición que el talibán"

    Exacto. Él defiende sus preferencias y yo las mías.

    "Lo que quería decir es que, aunque tú te conformarías con una simulación de descuartizamiento (aunque ¿la emitirías delante de un niño de cinco años?), otro encontraŕa divertido quizá hacerlo sin simulacros (algunos mafiosos contratan prostitutas para matarlas). ¿No necesita educación, o en su defecto, policía?"

    Yo no me conformaría con la simulación de un descuartizamiento. La toleraría. Puede incluso que la disfrutara, como disfruto que en el cine de las últimas décadas, cuando se trata en serio la violencia, se muestre explícitamente, en toda su crudeza. Porque te permite comprenderla mucho mejor que las ridículas restricciones puritanas del código Hays, que permitía a personajes heróicos de moral presuntamente intachable matar a "los malos" en fila de a dos sin mostrar una gota de sangre.

    "quien cree que en caso de conflictos, que prospere el más habil, ¿qué puede encontrar de repugnante en la censura? ¿No es una habilidad más para hacer triunfar mis criterios?"

    Que en la guerra total uno tenga que asumir que el enemigo puede usar cualquier arma concebible no impide que cada cual tenga sus preferencias respecto a los procedimientos que encuentra repugnantes. Para el talibán la censura no solo no es repugnante, sino un medio perfectamente digno de impedir que los demás se distraigan de las enseñanzas del profeta. Para un libertario como yo, la censura es precisamente un arma de pusilánimes que no soportan la discrepancia de sus conciudadanos ni su libertad para tomar decisiones por sí mismo. Repito, es cuestión de preferencias.

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  7. No has entendido el matiz. Se le supone como estragia práctica, sea maduro el adulto en cuestión o no lo sea. Porque solo expuesto a la atribución plena de responsabilidad por las consecuencias de sus actos llegará a asumirla.

    Leyéndote me parece estando leyéndome a mí mismo. Me alegra (también me jode)
    Veamos. Lo que dices eso es cierto (en abstracto), pero el contexto de "atribución plena de responsabilidades" debe ser bien identificado, y esto exige una educación, no moral (porque los intelectualistas no creemos que haya errores morales) sino puramente cognitiva. No me digas que crees que la educación consiste en abolir las escuelas.

    "estás en la misma posición que el talibán"---Exacto. Él defiende sus preferencias y yo las mías.

    En eso estáis igual. Pero las suyas se euqivocan respecto a la naturaleza humana. La comprensión que muestras de la naturaleza huaman en la frase a la que te he respondido antes, es mucho más adecuada dada la naturaleza racional humana, y se puede argumentar perfectamente.

    ...Porque te permite comprenderla mucho mejor que las ridículas restricciones puritanas del código Hays, que permitía a personajes heróicos de moral presuntamente intachable matar a "los malos" en fila de a dos sin mostrar una gota de sangre.

    Todo esto está muy bien, y vuelvo a compartir lo que dices, con tu crítica al puritanismo. Pero, repito ¿pondrías a un niño a ver una simulación de un descuartizamiento? Y, ¿qué haríass con quien pretendiese un descuartizamiento real (sea para aprender o no)? Recuerda que el asunto es si la estética tiene que tener, en una sociedad, resptricciones éticas (no en cuanto pura estética, sino ern cuanto evento social).

    Que en la guerra total uno tenga que asumir que el enemigo puede usar cualquier arma concebible no impide que cada cual tenga sus preferencias respecto a los procedimientos que encuentra repugnantes.

    Ya, pero ¿por qué los encuentras reugnantes? Si es por tu formación ilustrada democrática moderna, bien te merecería la pena desembarazarte de un lastre pernicioso para la guerra total. Sobre todo, ya que tú mismo te has dado cuenta de que no tiene un ápice de legitimidad. ¿O seguiste creyendo en los reyes magos, o en papá, una vez que viste que no estaba legitimado?

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