lunes, 11 de marzo de 2013

Matemática y Metafísica, un parecido engañoso, II Del racionalismo "vulgar"

¿Qué relación hay entre Matemática y Metafísica? ¿Puede la Metafísica esperar alguna “salvación” (o alguna condena) desde la Matemática?

 Según el Racionalismo matematicista (de Descartes, por ejemplo), la Matemática es, en su sentido más general o abstracto, la ciencia analítica de las Formas puras e inmateriales. Y la Metafísica no sería, en el fondo, más que (la) matemática, o al menos, una ciencia homogénea con ella (una especie suya, quizás): Ciencia Formal pura. La Matemática históricamente desarrollada sería, pues, un puente a la Metafísica: bastará con trasplantar el método analítico-“axiomático-deductivo”, de la primera a la segunda.

 Vimos que existe al menos un indicio para poner en duda esto (pero un indicio no es una prueba): el intento de trasladar el método analítico-axiomático (suponiendo que ese sea su método –cosa que discuten otros y discutiremos-) desde las Matemáticas a la Metafísica, no reporta en esta los buenos resultados que en aquella. Y no es ya que el argumento ontológico, o el del cogito, por ejemplo, sean menos claros que cualquier prueba matemática (en cierto modo, son increíblemente más simples que esas pizarras llenas de símbolos de un matemático). Tampoco, por supuesto, es que parezcan claramente falsos. Casi todo lo contrario; o, cuando menos, hay tanta gente (o gente tan) inteligente en el lado positivo como en el negativo de esos debates metafísicos. Parece, sencillamente, que objetos como la Mente, o Dios, no son como el Triángulo o el Dos, sino de un género completamente diferente, y que no se dejan tratar con los mismos métodos. Pero, ¿hay, además de indicios, argumentos poderosos contra el matematicismo de estos racionalistas? Creo que sí.

Empecemos por preguntarle al racionalismo matematicista lo siguiente: si la Matemática es el estudio de las Formas puras, ¿quiere decir eso que en ella no hay ninguna materialidad ni empiria, por sutiles que sean? Todos podemos entender, desde luego, la idea de estructuras conceptuales “desencarnadas”, es decir, sin un elemento espacial y temporal en el sentido físico. Pero esto no elimina todo concepto de extensión. Subsiste la idea de un Espacio Abstracto. Hay disputa entre los filósofos de la matemática acerca de si esa extensión (el concepto de Clase) es algo meramente lógico o bien es extralógico y de alguna manera empírico o material. Los logicistas están comprometidos con lo primero; Quine y otros (Kant paradigmáticamente), afirman explícitamente lo segundo. En cualquier caso, no hay lo Matemático sin esa dualidad, Estructura / Materialidad, Límite / Extensión, o, en palabras clásicas: Forma / Materia.

Ahora bien, aquí surge un problema, filosófico o dialéctico, que la Matemática simplemente no se plantea ni puede plantearse, y en ello estriba su inmunidad y pristinidad, pero también su inconsciencia: ¿Qué relación hay entre Forma y Materia, Estructura y Extensión…? No hay, decíamos, Forma sin Materia (lógica, sin espacio abstracto), no hay Estructura sin Extensión; pero la Forma no es la Materia, la Estructura no es la Extensión, sino algo completamente heterogéneo e irreducible. El concepto de Punto, por ejemplo (en un espacio geométrico), o el de Operador, entendido lo más abstractamente que se pueda, o el de Número o Corte o Límite, en el ámbito aritmético, son irreducibles a sus parejas y contrarios (Extensión, Campo, Continuo), pero complementarios necesarios. El equivalente lingüístico de esta dualidad es la distinción entre Morfología (en sentido general –morfosintaxis-) y Semántica. Cualquier Lenguaje necesita la distinción clara y total de esos dos lados. Pero ¿cómo se relacionan lo uno y lo otro? ¿Puede salvarse la unidad del Lenguaje, o de la Matemática, con esta heterogeneidad radical?

Una manera de discriminar quién está haciendo Matemática, por muy fundamental que sea, y quien está haciendo Metafísica, es mirar si se plantea el problema de la relación entre Forma y Materia. El matemático da por supuesta la distinción, y deduce cuanto puede, a partir de ella y mediante ella. Sigue, según Platón, el camino “hacia abajo”, partiendo de supuestos que no se plantea. El metafísico, en cambio, se pregunta cómo la Idea-Unidad pura puede tener en sí, o mezclarse con, la Extensión o Multiplicidad; y cómo es inteligible la propia Extensión o la propia Idea pura. Es decir, la vieja y eterna aporía de lo Idéntico y lo Diferente, lo Uno y lo Múltiple, lo Activo y lo Pasivo… (justo lo que constituye el alma de los textos de Platón o de la Metafísica de Aristóteles), está completamente ausente, ignorada en la Matemática. Y no por una falta matemática histórica, sino porque precisamente eso es lo que define a la Matemática.

Quien quisiese hacer matemática de la Metafísica, se limitaría a formalizar conceptos muy básicos dados por supuestos. Los racionalistas ortodoxos o “vulgares” (cartesianos, leibnizianos, etc.) ignoran el elemento dialéctico de la Dialéctica. La Metafísica es Dialéctica, no Análisis y Deducción. El método analítico es incapaz de abordar los problemas metafísicos, porque el análisis solo intenta llegar hasta conceptos puros, pero no es capaz de relacionarlos con su contrario sino, al contrario, intenta separarlos, y no sabe de dónde sale la multiplicidad que la Matemática analizaría. Esto es la Abstracción. Pero la Metafísica no es abstracción, sino, en cierto sentido, lo más opuesto.

Y esto nos lleva al segundo problema, relacionado con el anterior. Lo Matemático parece (así lo creen los racionalistas matematicistas) lo más general o fundamental. Pero ¿qué pasa con esa ‘o’? ¿Es una disyunción retórica, o es una verdadera disyunción (aunque sea incluyente)? Es decir, ¿es lo mismo lo más General que lo más Fundamental? ¿Qué es una cosa y qué es otra? Se puede decir, sin exagerar, que el Problema filosófico por excelencia, al menos en una de sus formas más abstractas (quizás no en la fundamental) es la distinción entre lo Abstracto y lo Fundamental, entre lo General, y lo Primero. Es una distinción tan necesaria como casi imposible. En el concepto de lo Universal, ambas nociones, general y fundamental, se confunden y simulan la una a la otra.

Lo General o Abstracto es lo común a muchos, lo que se predica unívocamente de una multiplicidad. La Matemática opera, a menudo, por sucesivas abstracciones o generalizaciones. ¿Hay algo más general y “universal” que la Matemática? Nada es más abstracto que la Matemática. Pero ¿conduce la abstracción a lo más fundamental? ¿Y si el concepto de lo Abstracto y General es, no el concepto de lo más Fundamental, sino, precisamente, el concepto más depurado de la Extensión, de la Materia? ¿Y si el concepto matemático de Forma es, precisamente, la Materia, la Materia en su estado más puro? ¿Podría entonces la Matemática hacerse cargo del concepto de lo más fundamental ontológicamente hablando? ¿No sería eso el más puro Materialismo?

Aristóteles no conocía la universalidad abstracta de la Matemática, pero conocía la universalidad de la Lógica. Y el problema se le planteaba así: ¿qué pasa con el primer principio (“lógico”), el llamado “de no-contradicción”? ¿Es un principio que invade todos los terrenos, incluido el de la Metafísica? Desde luego. Pero, entonces, ¿la Lógica es la Metafísica, al menos la Ontología general (el problema del ser y sus propiedades)? Al sostener Aristóteles que ese principio es un principio ontológico, de la Filosofía Primera (y no principalmente de la Lógica –de la Tópica-, ni de la Matemática) acercaba peligrosamente la Lógica (la Matemática, en nuestro planteamiento) a la Ontología. Hegel no lo disimula: la Lógica es la ciencia abstracta del Ser. Pero el Ser abstracto es lo mismo que la Nada, y lo más opuesto al Espíritu Absoluto.

La Filosofía primera trata de lo Primero absoluto, y eso no es lo más General, sino lo más Fundamental. Lo primero tiene que ser lo individual, no general o abstracto. Hegel mostró que lo Absoluto no es ni lo general ni lo particular, sino la síntesis superadora de ambos. ¿De qué se ocupa, entonces, la Metafísica? La propia Metafísica vive en y de la dialéctica de lo General y lo Individual. Es esa extraña mezcla de la Onto-teología. Lo General y lo Individual son los contrarios y, a la vez, lo mismo, uno en el otro. Muy sabiamente los tomistas dicen que Ser es a la vez el concepto con mayor extensión y con mayor intensión. Por eso no es, ni un género, ni una especie, sino que está más allá de las categorías de lo General y Particular, recorriéndolas a todas. Por eso, no es ni unívoco ni equívoco. Solo puede ser entendido mediante la Analogía. Y entonces, tampoco el primer principio puede ser entendido de forma general, sino de forma analógica.

Lo que, en el pensamiento abstracto (lo que podemos llamar Lo Matemático) tiene un sentido de separación rigurosa, en la Metafísica o Dialéctica no lo tiene, sino que, en cierto modo, lo uno es lo otro y lo otro es lo uno, aunque no en términos absolutamente absolutos. Como la Matemática es incapaz por esencia de abordar esto, porque lo que define a la Matemática es ser lo más general y unívoca posible, es decir, tratar de lo General, no de lo Fundamental y analógico, la Matemática es tan heterogénea a la Metafísica profunda como podría soñarse que lo fuese. Y el proyecto “racionalista” vulgar, de matematización de la Metafísica, está desencaminado. La verdadera caracterización de ambas la proporciona Platón, como veremos.

Eso sí: el propio problema de la relación entre Matemática y Metafísica, entre lo General-abstracto, por un lado, y lo Fundamental-individual por otro, entre Univocismo y Analogía, es un problema metafísico (no matemático), o una de las formas del gran problema metafísico. Por eso tampoco será nunca una tesis “matemática” y unívocamente aceptada que la Metafísica no es reducible a Matemática.

(Imágenes de Wikipedia)

8 comentarios:

  1. Perdona, a ver si me aclaro, ¿quieres decir que la Matemática es incapaz de abordar la analogía? Entiendo que un modelo formal que describe una realidad, o es exacto o no lo es, y por tanto decir imprecisamente que es análogo, algo así como una metáfora, no es pertinente en el caso de las mates. Pero entonces ¿cómo funciona la analogía? ¿A qué se agarra para hacer el parecido si no es a una estructura?

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  2. Héctor,
    casi lo dices tú mismo: "parecido" ¿Qué significa eso? El parecido es parcial identidad y parcial diferencia. Pero, mientras en la pretensión univocista, propia del pensamiento científico, ambos elementos pueden separarse claramente, la dialéctica es consciente (si es que no estoy equivocado) de que ambas cosas están entrelazadas infinitesimalmente, digamos (con una metáfora). Piensa en la relación entre Punto y Espacio, por ejemplo. Son lo más diferente que cabe concebir (indivisible e inextenso el uno, completamente divisible el otro), pero, a la vez, tienen que ser lo mismo, puesto que son el espacio, el uno como forma y el otro como materia. El propio concepto de estructura, al que apelas al final, es analógico, es decir, no unívoco.
    En próximas entradas intentaré explicar esto algo más claramente (aunque no confío en conseguirlo).

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  3. Lo que se trata aquí son cosas muy gordas para gente muy sabia. Lo que me interesa entender es: ¿cómo de vulgar ha de ser un racionalismo para que sea vulgar?. A lo que entiendo si uno es Leibniz o Descartes no es racionalista vulgar pero si es leibniziano o cartesiano es racionalista vulgar. Más o menos, según lo que se dice aquí donde alguien sabe lo que es racionalismo y racionalismo vulgar. Si estas palabrejas tienen sentido, tal vez es que hay un racionalismo vulgar, una especie de convención social proyectada desde los aparatos educativos que hacen creer a la gente educadad que son racionalistas vulgares, si uno estudia mucho y llega muy lejos por esa vía, tal vez llega a ser racionalista estricto o culto o fetén. ¿Quién es aquí el racionalista y el racionalista no vulgar?.

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  4. Anónimo,
    gracias por tu comentario (y enhorabuena por considerarte a la altura de comentar cosas gordas para gente sabia :) ). Seguramente he hecho mal en utilizar la palabra "vulgar", aunque quería darle el sentido que se usa, por ejemplo, al hablar de ciertas especies animales, y sin una carga peyorativa. Quería referirme al racionalismo convencional u "ortodoxo" (aunque tampoco estos términos son correctos), en los que se incluye al propio Descartes y a Leibniz (y no solo a los cartesianos y a los leibnizianos). Se trata, como digo en el texto, de aquellos racionalistas que asimilan la metafísica a la matemática, sin advertir (a mi juicio) el caracter dialéctico de la primera. Frente a ellos, Platón no es "vulgar", "ortodoxo" o "convencional". Eso era todo lo que quería decir con esa palabra. Un saludo

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  5. Por cierto, Juan Antonio, supongo estarás de acuerdo con lo que se dice en esta anotación. Como es breve te la cito (casi) tal cual:

    "Las recientes medidas débiles de la función de onda cuántica han puesto de actualidad la cuestión de si la función de onda es real o no lo es. Muchos físicos opinan que esta cuestión debe ser resuelta por los filósofos especialistas en metafísica, ya que la respuesta no afecta de forma directa a la labor de interpretar los resultados de los experimentos utilizando la mecánica cuántica. En mi opinión, decidir si un fotón es real puede que sea una cuestión propia de la filosofía natural, pero decidir si la función de onda cuántica es tan real como un fotón solo puede ser resuelta por los físicos gracias a los experimentos. Ningún filósofo (y ningún físico) utilizando lápiz y papel puede resolver esta cuestión. Los filósofos pueden estudiar si un electrón es real, o no, en función del significado de la palabra “real,” pero saber si la función de onda cuántica es tan real como un electrón creo que debe ser resuelto por los físicos"

    Por cierto, y en la misma línea, ne gustaría para la próxima (o alguna) otra entrada, por favor, que meditaras en alto el cómo podemos saber cuándo entra la matemática y lo formalizable universalizable, y cuándo la dialéctica y lo específico y solo analogable, quiero decir, y por ejemplo, hasta qué punto uno puede formalizar el comportamiento humano, pongamos (algo que afecta a la economía o psicología, como es evidente). Es un tema que me interesa mucho.

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    1. Héctor,
      si lo he entendido bien, estoy básicamente de acuerdo con el texto: qué es físicamente real es algo que tiene que decidir la física, con su método. Hay un matiz aquí, que he dejado pendiente de discutir (de la serie "Física y Metafísica"): la física no siempre es completamente consistente (ni lo necesita perentoriamente) en cuanto a los conceptos más generales que utiliza, y diversas alternativas pueden servirle de marco general ontológico. Por su parte, la metafísica aborda cuestiones de consistencia conceptual, tales como si Sustancia / Relación, Cosa / Suceso (átomos / campo, etc). Espero aclarar un poco lo que pienso de esto, en otra entrada.

      En cuanto a lo último que me preguntas, sumamente interesante, necesitaría, efectivamente, un espacio más amplio que este para explicar mínimamente lo que creo (y que no es algo especialmente claro, pero bueno). En poco, espero abordar ese tema, si la constancia no me falla. Dicho a lo bruto, creo que todo asunto puede ser tratado de una manera parcial o "abstracta", y entonces formalizable pero quedándose en las "apariencias", y de una manera dialécticoanalógica, y entonces yendo al fondo del asunto pero volviéndose a-normal: nos obliga a pensar los contrarios en lo mismo. Digamos (con una metáfora un poco cutre quizás) que la consideración filosófica o dialéctica contempla toda la circunferencia en el punto central, donde todos los puntos de la circunferencia (sea lo grande que sea) son a la vez múltiples y el mismo, mientras que la consideración científica los observa uno a uno y sumándolos.

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  6. ¡Hola!

    En primer lugar, quiero felicitar a Juan Antonio Negrete por su trabajadísimo blog, que acabo de descubrir. ¡Enhorabuena, Juan Antonio!, pues creo que transmites mucha ilusión y conocimientos sobre Filosofía en esta bitácora.

    Sobre Metafísica, Física y Matemáticas he leido un pequeño trabajo que tal vez os interese. Facilito el enlace:

    http://www.microfilosofia.com/2012/12/matematicas-y-metafisica.html


    Se plantea en el mencionado trabajo que la Metafísica se puede matematizar definiendo unas magnitudes básicas (como hace la Física con eso de masa, longitud, tiempo, temperatura,...). La propuesta me ha parecido clara y atractiva. Por eso os la traslado.

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    1. Anónimo,
      muchas gracias y bienvenido.
      Leí esa breve nota a la que te refieres. Sí, siempre será una gran tentación (la "tentación pitagórica", por usar el título de un libro de Victor Gómez Pin) reducir cuanto se pueda la metafísica a la matemática. Ya lo quisieron Descartes y Leibniz (con su cálculo universal), y luego el logicismo, y recientemente Alain Badiu ha sostenido que el álgebra es la ontología.
      Yo no lo creo. Creo, con Platón, que la matemática no puede, por definición, someter a meditación sus propias implicaciones, porque eso produce paradojas (la paradoja de que una parte piense al todo, de decirse a sí mismo), paradojas que, mientras la ciencia tiene que procurar evitarlas (pagando el precio de la inconsciencia) la metafísica tiene que abordarlas, pagando el precio de ser dialéctica o contradictoria, y analógica, no unívoca.
      Un cordial saludo

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