viernes, 24 de febrero de 2012

El enigma del Parménides de Platón. Planteamiento de la cuestión

En el Parménides Platón pone en boca del venerable filósofo de Elea una matriz binaria, que combina las dos ideas más estructurales y fundamentales de todo pensamiento, de todo Logos (Identidad y Diferencia, Unidad y Pluralidad…), y que proporciona una sistemática general de todas las vías posibles para el pensamiento filosófico o “dialéctica”. Ya esto sitúa al Parménides en el lugar más alto de toda la “historia” de la filosofía: este diálogo, que aborda como tema el de la Idea paradigmática (lo Uno) es, a su vez, el texto paradigmático, del que la historia de la filosofía no es más que el desenvolvimiento y la encarnación concreta. Pero esto no es todo lo que tiene que decir el Parménides. Falta la “solución” a esa dialéctica.

¿Qué quiere decir, en verdad, este texto de todos los textos filosóficos? Haber encontrado una interpretación, mejor que cualquier otra conocida, de lo que quiso decirnos Platón, es, humildemente, lo que me garantiza un lugar en la historia de la filosofía (suponiendo que este mundo esté gobernado por la divina providencia, desde luego). He expuesto detenidamente esta interpretación en el tercero de mis Diálogos de Filosofía, y voy a resumirla aquí.

Antes, planteémonos los elementos del enigma:

     -En el Parménides, Céfalo cuenta que Antifonte contó que Pitodoro le había contado cómo hacía tiempo un jovencito Sócrates había dialogado con Zenón y Parménides, los extranjeros eleatas, ante un grupo de personas en las fiestas Panateneas.
     -Parménides había “deconstruido” la teoría de las Ideas del joven Sócrates (existen por un lado Ideas-Paradigmas, por otro cosas naturales que participan de ellas), y también había admitido que, si no aceptamos las Ideas, no tendremos en qué pensar o qué decir, porque no habrá nada quieto en lo que se fije el pensamiento o la palabra.
     -Es necesario, dice el viejo y sabio Parménides, ejercitarse en la dialéctica, para defender las ideas. El resto del texto es un ejemplo (el ejemplo ejemplar) de ese ejercicio dialéctico.
     -Acerca de cada idea hay que plantearse si es o no es, y preguntarse qué se deduce, de cada una de esas alternativas, tanto para la propia idea en consideración, como para el resto de las cosas que no son esa idea. Por ejemplo, si lo Uno es, o si no es, qué se sigue, para él y para los Otros.
     -El resto es el ejercicio, donde se muestra que, tanto si es como no es, lo Uno es a la vez incognoscible (pues es autoidéntico e inconceptualizable) y cognoscible (pues está en todo); y también los otros, tanto si lo uno es como no es, son cognoscibles e incognoscibles.
     -Ahora bien, hay un desequilibro en los resultados de las diferentes sub-hipótesis. Mientras que en las primeras (las que se siguen de suponer que lo Uno es o existe), se deduce que tanto él como los otros son y no son cognoscibles, en las últimas (las que se siguen de suponer que lo Uno no es o existe) se deduce que tanto él como los otros “parecen y no parecen”, hay y no hay “creencia” (no ciencia) acerca de ellos.

Estos son los elementos fundamentales. ¿Cómo hay que interpretar todo esto?
Las interpretaciones de este texto van desde la que lo consideran una mera broma o chiste de Platón (a las que yo no le veo la gracia –hay quizás que ser muy inglés para vérsela-) hasta las, habituales hoy, que ven en él una autocrítica del maduro Platón, que se estaría haciendo cargo de las inconsistencias de la “teoría de las ideas”.
Ahora bien (dejando a un lado las que lo ven un chiste), estas últimas interpretaciones me parecen claramente incorrectas por varios motivos:

     -Platón escribió textos posteriores al Parménides (y a El Sofista, que plantea algo similar al Parménides) donde la teoría de las ideas parece intacta (el Timeo o el Filebo, por ejemplo).
     -El ejercicio dialéctico no se presenta como una crítica, sino como un “ejercicio” para saber defender las ideas de sus detractores sofistas, que anulan todo conocimiento.
     -Y, lo que es más clave, para mí: ninguna interpretación explica por qué Platón coge al venerable Parménides y lo pone a deconstruir el racionalismo, tanto el de Platón como el del propio Parménides, que aparece haciendo paradojas con el monismo.

Mi interpretación, en cambio, parte de los siguientes hechos:

     -Platón murió sosteniendo la teoría de las ideas sin fisuras: se trata de entender esta teoría correcta y profundamente, no superficial y exotéricamente.
     -Todos los elementos del texto son, en Platón, significativos. Esto incluye, obviamente, a los topónimos y a la dramaturgia en general, en especial a los personajes. ¿Por qué Platón, que suele poner en boca de otros filósofos (como Gorgias o Protágoras) algo muy similar a lo que ellos mismos defendieron, pone al extranjero Parménides aparentemente a deconstruirse, en plenas fiestas panateneas, es decir, en el momento cumbre de Atenas, la patria de las ideas? ¿Por qué se presenta a Sócrates, joven y siendo educado en la dialéctica por Parménides, el sabio anciano venerable? ¿Quiénes son los intermediarios entre el texto y nosotros: Céfalo, Antifonte y Pitodoro? Una interpretación que no explique bien por qué Parménides, está equivocada.
     -Platón ha dicho en varias ocasiones (Carta VII, Fedro) que lo auténticamente verdadero no puede decirse, aunque puede escribirse de forma que sea un recordatorio para el que lo sabe o lo piensa por sí mismo. La realidad última de las cosas, el pensamiento más profundo al que llega la filosofía, es inefable, pero también efable: mediante imágenes.
     -El lenguaje, en Platón y para Platón, es analógico: solo puede aspirar a ser una semejanza o participación de su referente. De aquí los “recursos literarios” del texto de Platón (diálogo, mito, ironía…), que no son algo retórico o anecdótico, sino constitutivo: lo que se dice así, no puede decirse de otra manera.
     -El ejercicio dialéctico no da resultados equivalentes para las hipótesis de si lo Uno es o si no es. Los resultados de la segunda hipótesis deducen solo apariencias, pareceres, sueños. Los de la primera, aunque aporéticos, deducen saber.

Al menos todo esto tiene que ser explicado por una interpretación correcta de lo que quiso decir Platón con el Texto, con el Parménides.
Me gustaría, a modo de juego o ejercicio, dejar esto planteado, por si alguno de los sagaces lectores (que no haya leído mi libro o no se acuerde de él, claro ¡no se sea tramposo!) quiere proponer su interpretación.

7 comentarios:

  1. Antes de que otro se me adelante, yo me pido Pitodoro.

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    1. ¿Es el chiste malo que me parece que es?
      Lo que no te va a hacer gracia es saber quién es ese personaje.
      Lo digo y así doy alguna pista del resto:
      Pito-doro significa en griego "regalo de Apolo (el dios Pitio, por haber matado a Pitón)". Apolo es el dios de la luz, la armonía, la medicina... (No sé si para un ser fotófobo y consumidor de estupefacientes es el personaje ideal...)
      Yo lo identifico con la Inteligencia.
      Es quien estuvo presente en la discusión de Parménides y los otros, según nos enta Céfalo (buscar en un diccionario la etimología) que le contó Antifonte (un personaje que actualmente se dedica a la cría de caballos).

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  2. Sí, era un chiste malo.

    P.D. No soy fotófobo. Yo consumo estupefacientes de día, que es cuando el mundo emite en tecnicolor.

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  3. La solución en esta viñeta:

    http://www.escolar.net/wp-content/hermano-lobo1.jpeg

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    1. Una indicación que facilita la lectura del Parménides: las hipótesis son 8 y no 4, ¿por qué? En unos casos se considera lo uno como cualidad o propiedad, en otros como cosa. Si se contempla como cosa, y da igual que lo uno sea o no sea, el resultado es absurdo. No así cuando se contempla como cualidad (nuevamente sea o no sea)
      Gerardo
      matia333@yahoo.com

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    2. Estimado Gerardo,
      es una interesante indicación, que permitiría entender el Parménides en coherencia con tesis clásicas, también sostenidas por muchos filósofos analíticos. Sin embargo, hay cosas que me impiden aceptarla. En primer lugar, creo que Platón precisamente intenta "deconstruir" (o preconstruir, si se quiere) la distinción entre cosas y propiedades. Ello se manifiesta en que la expresión que usa para cada hipótesis es muy variable, y no hay manera de aislar unas formas con unas hipótesis (ver, por ejemplo, http://dialecticayanalogia.blogspot.com.es/2013/08/del-ser-y-la-traduccion.html). En segundo lugar, creo yo, no es que suceda que unas veces se concluye en absurdos y otras no, sino que unas se concluye inefabilidad y en otras efabilidad total que incluye predicados contrarios. En las hipótesis primera y similares, se deduce que no se puede aplicar ninguno de los predicados contrarios (ni...ni), mientras que en las otras se deduce que se puede predicar ambos contrarios (tanto.... como....).

      Creo (como lo he expresado en otras entradas de este blog, y en mi libro DIÁLOGOS DE FILOSOFÍA) que la razón de que sean ocho hipótesis es que, en cada una de ellas, la idea resulta ser dialéctica. Lo uno es, por una parte (primera hipótesis) absolutamente indivisible, y, por ello, no se puede predicar ninguna otra cosa de él (pues lo haría compuesto); pero, a la vez (segunda hipótesis), si lo estamos pensando es porque participa del ser. Pero entonces -se deduce- consta de partes, de infinitas partes, y, por tanto, participa de los contrarios a la vez.

      Una ejemplificación de este desarrollo se expone aquí:
      http://dialecticayanalogia.blogspot.com.es/2012/02/todas-las-filosofias-posibles-el-arbol.html

      Un cordial saludo

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