viernes, 20 de abril de 2012

Crítica del “hegelianismo” de Robert B. Brandom, I: La miseria del sociologismo

Mis pegas al “hegelianismo” de Brandom son, como en el caso de su kantismo, tanto hermeneúticas como propiamente filosóficas o sustantivas.

Empezando por lo menos importante: si Brandom desinflaba a Kant, reduciendo todo su aspecto metafísico (por ejemplo, su distinción noúmeno-arquetipo / fenómeno-ectipo) a un simple normativismo que no soy capaz de distinguir del procedimentalismo inmanentista de Habermas y compañía-pragmático-trascendental), aún más lejos está del verdadero Hegel. Según Brandom, Hegel acepta el deontologismo desustancializado de Kant, pero lo socializa y lo historializa. Esto puede ser verdad en cierto sentido, pero solo en el más superficial de Hegel.

Hegel (en, por ejemplo, sus lecciones de filosofía de la historia), dice que la Filosofía “demuestra, mediante el conocimiento especulativo, que la Razón […] es la Sustancia; es, como potencia infinita, para sí misma la materia infinita de toda vida natural y espiritual, y como forma infinita, la realización de este su contenido” (capítulo 1 de la Introducción). Dice también que la Razón no necesita “para la acción finita, condiciones de un material externo” (este es el momento en que Hegel se saca el Mundo del Espíritu). Además, la verdadera filosofía consigue eliminar todas las contingencias, y reducirlo todo a la Razón, que es “el ser en sí y por sí”. Esto, en lenguaje religioso, es, dice Hegel, la verdad de que “la Providencia rige el mundo”. La historia se desenvuelve, completamente, “en el terreno del espíritu”, “el terreno del espíritu lo abarca todo” (capítulo 2). El Espíritu no es, según Hegel, algo abstracto, sino “algo enteramente individual, activo, absolutamente vivo: es una conciencia, pero también su objeto”.

En fin, todo el sustancialismo espiritualista y teleológico, todo el anti-materialismo, y todo lo profundo de la dialéctica hegelianos, están ausentes en la deflación a que lo somete Brandom. Hegel, creo yo, no compartiría prácticamente nada de su interpretación de lo que significa ser histórico, de lo que es el Espíritu, y especialmente (y esto es lo más grave) el deontologismo desustancializado de Brandom. Hegel no pretende obviar la metafísica y la ontología, cambiándola por mera semántica, por muy “normativa” que esta sea.

Pero esto, digo, es lo menos importante. Sea lo que piensa Hegel o no, las tesis filosóficas más “hegelianas” de Brandom (si no le estoy interpretando mal) me parecen completamente equivocadas. Son tres: que la encarnación de lo normativo es el Lenguaje, y que el Lenguaje tiene un carácter esencialmente intersubjetivo e histórico. O sea, el lingüicismo, el sociologismo y el historicismo, como tesis filosóficas que explicarían qué es la racionalidad. Para no hacerme muy prolijo, trataré el asunto del carácter social de la racionalidad en lo que queda de esta entrada, y dejaré lo del historicismo para la siguiente. El lingüicismo no lo discutiré (lo he discutido en otros lugares)


¿Es “esencialmente” social el lenguaje? Es un tópico de los deutero-wittgensteinianos (como Davidson y como el propio Brandom) que el lenguaje no puede ser privado, es decir, subjetivo-psicológico, porque carecería entonces del aspecto normativo que le es intrínseco y necesario. La validez no puede otorgarla ningún estado subjetivo-psicológico (ni subjetivo-fisiológico, desde luego). La solución consistiría, según esta corriente filosófica, en la inter-subjetividad. Mis pensamientos son correctos si son “reconocidos” como tales por el grupo social, que es el depositario de la normatividad, o, según Brandom, la instancia que concretiza el normativismo abstracto de la subjetividad. La práctica del lenguaje (y, “por tanto”, del pensamiento) solo es posible en el medio social.

Esto me parece manifiestamente falso. La intersubjetividad no es ni condición necesaria ni condición suficiente para salvar el carácter normativo de la racionalidad:

     - No es condición necesaria porque no hay ninguna razón lógica para aceptar que no podría existir un único individuo racional (sin que estuviese sujeto, de una manera en que no lo estaría una sociedad, a contingencias que hiciesen imposible lógicamente –normativamente- la normatividad).

     - Y no es condición suficiente porque no hay ninguna razón lógica por la cual cualquier conjunto de personas no pudieran comportarse irracionalmente o estar masivamente equivocados (de un modo que no valdría para un solo individuo).

O sea, no hay ninguna razón por la que un grupo de sujetos produzca o sustente normatividad y un solo individuo no pueda hacerlo.

Yendo a lo primero (a la no-necesidad de la intersubjetividad para salvar la niormatividad), hay un argumento habitual entre los deutero-wittgensteinianos, que dice que, en tanto yo no vea aceptadas por los demás mis prácticas discursivas (mis usos de conceptos, etc.), no puede estar seguro de que me estoy ateniendo a un regla y que hablando, pues, válidamente. Este es un argumento incorrecto: ¿cómo sé que mis prácticas discursivas están siendo reconocidas y aprobadas por los demás? Bien podría ser que, cuando yo creo estar viendo confirmados por los demás mis conceptos, esté sufriendo una ilusión, y realmente esté solo en el mundo. No se necesita refutar el solipsismo para salvar el razonamiento. Todo lo que se necesita es que mis “prácticas racionales” sean no-subjetivas en el sentido de no-contingentes, sino intrínsecamente normativas o impersonales. Y no hay ninguna razón para que esto no ocurra en el interior de un solo sujeto (a lo que se refería Kant con su “yo pienso” o unidad de apercepción).

Pero, yendo a lo segundo, aunque fuese cierto (no una ilusión subjetiva) que existen los otros y aprueban mis prácticas y me “reconocen” como racional, esto no me garantizaría que lo sea, porque todos ellos podrían estar actuando irracionalmente. Yo puedo juzgarlos a todos, y jamás puedo, lógicamente (normativamente) aceptar algo solo porque lo digan la mayoría o los mejores. La autoridad normativa está en mí, y solo en los demás también si son como yo.

No se escapa del subjetivismo contingente por la acumulación ni interacción de muchos sujetos. ¿O es que me tengo que atener al “espíritu de mi pueblo”, como dice el rancio nacionalismo (valga la redundancia)? ¿Hemos de creer que, para asentar un teorema matemático o una teoría física, o filosófica, tenemos que hacer antes una encuesta social?

La inferencia que va de “esto lo aprueba mi sociedad” a “por tanto debo aprobarlo” es solo una de las formas de la falacia que intenta extraer necesidad a partir de mera contingencia: el sociologismo. Otros ejemplos son el psicologismo, el biologismo y el historicismo. En general, se llama positivismo a esta gran falacia. Todos estos –ismos (sociologismo, biologismo, psicologismo) digámoslo por enésima vez, no son ciencia, sino ideología: son una enfermedad del razonamiento, que intenta sacar lo universal y necesario a partir de lo contingente, o sea, como el famoso barón de Munchausen, sacarse del agua tirándose de los pelos.

Creo que Brandom incurre en este sociologismo (en el que no incurre Hegel). Porque Brandom (por ejemplo, en Making it explicit –aunque no he leído todo el libro -) afirma que una sociedad no puede equivocarse…

Sin embargo, esto entra en flagrante contradicción con el hecho de que él mismo estipule unos criterios universales, meta-sociales, meta-positivos, de lo que toda y cualquier sociedad debe considerar una práctica de lenguaje. La lógica, según Brandom, expresa ese mínimo que es común a cualquier lenguaje. Y él propone que solo las relaciones de consecuencia e incompatibilidad definen esencialmente a una práctica lingüística consciente, o sea, cognoscente y agente.

Pero, si el lenguaje es social, y la sociedad es contingente, la propia teoría de Brandom tendrá que someterse al criterio social. Quizás otra sociedad, en otro lugar del planeta (en la casa de al lado) o en otro momento de la historia, crea que lo que define a la práctica discursiva no es la lógica, sino “otra lógica”. Ahora bien, ¿hay criterios extra o supra o meta-sociales que delimitan lo que cualquier sociedad podría considerar como una práctica discursiva, un agente, un cognoscente? Si es que sí, el sociologismo es falso: la normatividad no es de origen social (aunque se exprese de formas relativa –pero conmensurablemente- diversas en diversas sociedades); si es que no, es falso el normativismo. Y yo preguntaría: ¿es una patata un sistema normativo (un grupo de hablantes-agentes que se inter-reconocen)? Y ¿por qué habría de ser esa la definición de grupo, hablante, acción…?

La única manera de escapar al relativismo “quietista” (que es como el propio Brandom califica a cierta actitud de procedencia wittgensteiniana), es convirtiendo en normativo algo meta-social.

En realidad, la racionalidad no es ni subjetivo-privada ni intersubjetivo-colectiva, sino a-subjetiva o impersonal. La impersonalidad no es cuestión de uno o muchos seres contingentes. De serlo de algo, es de Uno. La impersonalidad está en cada sujeto, y basta uno solo, pero no en cuanto sujeto psicológico o fisiológico contingente, sujeto a espacio y tiempo, sino en cuanto cada sujeto es, esencialmente, algo universal y necesario, o sea, algo de carácter metafísico o sobrenatural.
Cualquier otra opción es, en el mejor de los casos, querer estar en misa y repicando. Brandom, como Habermas y tantos otros, llevados a la vez por su pulsión materialista y por el reconocimiento de lo normativo, pretenden quedarse con todo: con la necesidad de lo normativo-trascendental, pero sin la metafísica. Pero el razonamiento se revela y se lo impide una y otra vez: lo contingente no puede dar soporte ontológico a lo necesario.

2 comentarios:

  1. Reconozco que a mí me gusta más el Brandom kantiano que el hegeliano; en todo caso, creo que es injusto acusarle de "sociologismo". No me parece que Brandom defienda que la normatividad del lenguaje CONSISTA en su intersubjetividad; más bien creo que lo que piensa es que sólo a través de la intersubjetividad conseguimos DESARROLLAR plenamente el contenido normativo de nuestra inteligencia, pero ese contenido, según Brandom (o eso creo), está ahí CON INDEPENDENCIA de la intersubjetividad.
    Simplemente se trata de que interactuar con otros que ya dominan el lenguaje es la única vía de acceso que tenemos los individuos para desarrollar esa capacidad que tenemos. Un niño al que no se le enseñase a hablar, vería reducida su vida intelectual a inferencias muuuuuy sencillitas. Pero Brandom no dice que LO QUE HACE CORRECTAS las inferencias que yo hago es LO QUE PIENSAN LOS DEMÁS; al contrario, insiste en que, en principio, TODOS podríamos estar equivocados a propósito de una inferencia. La intersubjetividad sirve para permitirnos construir sistemas de inferencias (o sea, conceptos) mucho más complicados, pero no CREA "por convención" las inferencias que, DADO CÓMO SE HAN CONSTRUIDO ESOS CONCEPTOS, son válidas. P.ej., si definimos una operación matemática de cierta manera, esa definición es un acuerdo intersubjetivo, pero el que estemos de acuerdo en una CONSECUENCIA de esa definición NO HACE que la consecuencia sea verdadera. Lo que hace que sea verdadera es, simplemente, que de hecho la consecuencia se siga de aquella definición, lo sepamos o no.

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  2. más bien creo que lo que piensa es que sólo a través de la intersubjetividad conseguimos DESARROLLAR plenamente el contenido normativo de nuestra inteligencia, pero ese contenido, según Brandom (o eso creo), está ahí CON INDEPENDENCIA de la intersubjetividad.

    Reconozco que no estoy seguro de haberle interpretado bien.
    Entre otras cosas porque, me parece, se mueve en esa ambigüedad, como hace también Habermas (a quien se parece muchísimo).
    Si hay que interpretarle como dices, entonces es más hegeliano de lo que digo que es, pero entonces es también más metafísico de lo que él parece creer que es.

    Pero Brandom no dice que LO QUE HACE CORRECTAS las inferencias que yo hago es LO QUE PIENSAN LOS DEMÁS; al contrario, insiste en que, en principio, TODOS podríamos estar equivocados a propósito de una inferencia.

    Sí, pero también dice (si no le he leído mal) que una sociedad no puede estar equivocada...

    En cualquier caso, prefiero interpretarle como dices que hay que hacerlo. Así que lo seguiré leyendo. Aún quería escribir aquí algo más sobre su teoría más puramente semántico-lógica.

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