miércoles, 26 de diciembre de 2012

El problema metafísico de la Libertad, otra vez, I. Planteamiento de la cuestión


El problema metafísico de la libertad es el siguiente: ¿cómo es posible la causación mental o intencional, o elección, de nuestros actos, si estos, como todos los acontecimientos físicos o naturales, ocurren según leyes físicas o naturales, sean deterministas, probabilistas o aleatorias, pero en las que, en todo caso, la idea de intencionalidad no tiene cabida?

Normalmente este asunto se expone en términos de la incompatibilidad de las explicaciones mentalista-intencionales, por un lado, y las explicaciones neurológicas o fisiológicas o físicas en general, por otro. Pero es clarificador ver que el problema afecta a cualquier relación entre lo intencional y lo natural (científico-natural). Por ejemplo, afecta a la metafísica de las ciencias humanas. Las ciencias humanas estudian, cada una a un nivel, el comportamiento humano. La sociología, por ejemplo, encuentra leyes probabilistas de correlaciones de conductas sociales, y es capaz de predecir, cada vez con mayor precisión, qué ocurrirá en tal o cual grupo social. La ciencia política, por ejemplo, estudia los comportamientos políticos, y consigue “explicar”, es decir, reducir a leyes estadísticas, las conductas políticas de la gente. La psicología estudia, de manera semejante, la conducta “psíquica” de las personas.

Más “abajo”, dejando ya quizás las ciencias humanas, la neurociencia estudia lo que sucede en el cerebro, y es capaz de predecir con gran precisión lo que ocurrirá en él según lo que haya ocurrido antes. Además, ha ido estableciendo una correlación cada vez más exhaustiva entre lo que ocurre en el cerebro y lo que el sujeto dice pensar, sentir, desear…, es decir, entre fenómenos cerebrales y “fenómenos” subjetivos o mentales (“representaciones”), y eso le permite, a partir de las relaciones puramente fisiológicas, inferir también qué pensará, sentirá, deseará y se representará en general, el sujeto si tal o cual área del cerebro es activada.  

Toda la conducta se reduce, en las ciencias, a leyes o correlaciones fácticas más o menos deterministas o probabilistas (y, en el peor de los casos, indeterministas). Sin embargo, las personas que discuten (aunque sea consigo mismas) de política, y valoran y sopesan cada argumento a favor de esta o aquella ideología, y deciden apoyar esta o aquella opción, creen (o al menos parece que creen) estar actuando libremente, como si lo que al final vayan a decidir que suceda no esté predeterminado ni se pueda predecir. ¿Cómo es posible ambas cosas, si es que lo es? ¿Cómo es posible la libertad, si la descripción científico-natural en general (incluyendo a las “ciencias humanas” es correcta? ¿No será la libertad solo una ilusión, una “representación”, generada por el cerebro, pero sin verdadera realidad?

Me parece muy importante señalar (aunque, cuando se trata de la libertad, usualmente no se hace esta observación, o precisamente por eso) que un problema completamente similar se plantea con cualquier otra actividad consciente o intencional, por ejemplo, con la actividad de razonar. ¿Cómo hacer compatible la descripción neurológica con la descripción intencional o mental de un razonamiento? Cuando razono, según una posible descripción en términos mentalistas o intencionales, “observo” y valoro primero unas premisas y, “a partir” de ellas, concluyo, lógicamente, la conclusión. Mi afirmación de la conclusión ha sido “causada”, entendemos, por la consideración de las premisas más la observancia de la lógica (de las leyes del pensamiento correcto). Pero la descripción o, más bien, descripciones, científico-naturales (fisiológica, sociológica, etc.) del “mismo” suceso son muy diferentes: el estado físico en que se encuentra mi cerebro cuando “piensa” que el teorema de Pitágoras es correcto, tiene una relación químico-causal con los estados en que el cerebro se encontraba antes más las leyes físicas que gobiernan la “conducta” de las neuronas (si nos atenemos a la explicación neurológica); o el hecho sociológico de que yo crea en el teorema de Pitágoras tiene una explicación en términos sociológico-causales (si nos atenemos a la explicación de las “ciencias humanas”); etc. 

En cualquiera de estas “explicaciones” científicas, la causación lógico-intencional (creo en el teorema de Pitágoras porque encuentro correctas sus premisas y la deducción) es sustituida por otra causación (neurológica, sociológica, etc.) en la que lo lógico-intencional no juega ningún papel directo. En ciencias como la neurología ni siquiera juegan papel alguno (una neurona no elije, ni razona); en las ciencias humanas, aparecen conceptos como libertad o razonamiento, pero aparecen como hechos, o aparecen más bien los correlatos fácticos de esos conceptos, no como la libertad juega un papel esencial en el razonamiento moral o las premisas juegan un papel esencial en la matemática, por ejemplo. El razonamiento moral o lógico ha sido descrito en términos químicos o sociológicos, y ahí la validez interna a un razonamiento moral o lógico ya no juega ningún papel. Es muy fácil, entonces, pasar a pensar que realmente yo no creo en el teorema de Pitágoras por razones lógico-matemáticas sino por causas químicas, o sociales, etc. Sería, pues, una “ilusión” que la persona afirma la conclusión porque considera las cosas conscientemente y elige voluntariamente.

En verdad, no solo la libertad o la racionalidad, sino todos los conceptos mentalistas y personalistas (la identidad personal, el yo…) pasan a ser una ilusión o ficción, o, al menos, un epifenómeno, si aceptamos que la descripción científico-natural (incluyendo a las ciencias humanas) puede agotar en lo esencial los conceptos intencionales. Este es el problema metafísico de la libertad y de la intencionalidad en general. Como se ve, es el problema, también, de lo mental.

Antes de abordarlo preguntémonos: ¿por qué es importante este asunto metafísico? No es, en verdad, un asunto que preocupe al científico en cuanto tal, aunque pueda ocuparle en cuanto animal filosófico que es toda persona. Cuando él estudia el cerebro, para ver qué ocurre allí mientras razonamos o tomamos una decisión, no está pensando en que debamos prescindir de los conceptos mentales e intencionales, o en si el concepto normativo de verdad queda a salvo o no con esa reducción. El ficcionalismo de lo intencional es una posición filosófica, concretamente metafísica, acerca de los componentes sustanciales últimos de la realidad. Como problema metafísico, no puede esperar el menor aporte de las ciencias positivas, tanto porque metodológicamente no es ciencia positiva (y la discusión metodológica no es científica, sino metacientífica, es decir, metafísica) como porque su objeto (la relación entre los ámbitos mental y material) es extra-natural. La ciencia natural avanzará de manera relativamente autónoma pese a esa discusión, de la que muchos científicos no saben nada. También la ética y la política seguirán su camino, usando o presuponiendo el concepto de libertad y sus compañeros (mérito, responsabilidad…), diga lo que diga el ficcionalismo. El problema metafísico de la libertad y la intencionalidad “deja las cosas como están”, y tiene toda la “inutilidad” propia de la Filosofía.

Sin embargo, es una cuestión que nos interesa si estamos interesados en una descripción racional del conjunto de lo que hacemos, es decir, filosóficamente. Por ejemplo, y empezando con el asunto de la libertad y su implicación moral, es incoherente pensar a la vez que nuestros actos no son libres, y sin embargo considerar digno de alabanza o de censura lo que hacemos. Los conceptos de mérito, reconocimiento, castigo, etc., se quedan sin sentido, o deben ser completamente redefinidos, de una manera completamente deflacionaria, si tenemos que aceptar el ficcionalismo o reduccionismo de lo intencional. Lo mismo puede decirse con nuestra actividad puramente teórica: ¿es consistente pensar que mis creencias están causadas por hechos químicos, o sociales, etc., y que a la vez afirmo lo que encuentro teoréticamente correcto? No lo es. Si no tengo más remedio que creer lo que creo, el concepto de verdad y su familia se convierten en una ilusión. Solo un espíritu estrecho no advierte o prefiere ignorar este problema de completitud de la racionalidad.

¿Qué puede decirse, entonces, del problema metafísico de la Libertad? Este asunto ha ocupado a los filósofos desde la antigüedad hasta nuestros días. Hoy, sobre todo en el ámbito de la Filosofía analítica (que es donde, a mi parecer, se discuten hoy con más honestidad y claridad los viejos problemas metafísicos, ya que la mayoría de los hermenéutas creen estar de vuelta de todos esos rancios asuntos), sigue debatiéndose entre las posturas deterministas, libertaristas y compatibilistas, con argumentos similares a los de Agustín o Kant, pero con terminología más actual y quizás precisa (aunque no necesariamente con mayor profundidad). Propondré mi línea de respuesta en la próxima entrada. Entretanto, quizás el lector quiera aportar la suya aquí mismo. O siquiera denunciar la legitimidad de la propia cuestión.

28 comentarios:

  1. No me parece que la razón por la que el "libre albedrío" sea un concepto problemático tenga que ver especialmente con la intencionalidad. La cuestión de si la intencionalidad puede ser un fenómeno natural es una cuestión diferente (y no veo por qué no va a poder serlo: muchos seres vivos no humanos pueden ser descritos como sistemas intencionales, sin dejar de considerarse como puros mecanismos gobernados por las leyes físicas).
    Las acciones y elecciones de una hormiga (o de un ordenador, para el caso) pueden ser perfectamente "hechos naturales", incluso a pesar de que sean también "hechos mentales". No es incompatible lo uno con lo otro.
    Por otro lado, la "causación mental-no-reducible-a-lo-físico" no es incompatible con el determinismo: muchos deterministas han sido radicalmente antinaturalistas, y pensaban que, aunque las acciones humanas eran resultado de una decisión mental, intencional, no meramente mecánica, eso no implicaba que tuviéramos libre albedrío, pues el mundo podía ser determinista por razones diferentes al determinismo físico (p.ej., por la voluntad y omnisciencia divinas).
    En resumen, se puede afirmar la intencionalidad y a la vez negar el libre albedrío, tanto por pensar que la intencionalidad es un hecho natural como cualquier otro, o por pensar que la intencionalidad, aunque no sea reducible a procesos físicos, no anula un determinismo superior impuesto por Dios o algo así.
    .
    Por otro lado, estoy de acuerdo con que la negación del concepto metafísico del libre albedrío tiene importantes consecuencias sobre la coherencia de nuestras creencias morales, pero, ¿por qué no van a ser éstas las que están equivocadas? No podemos descartar a priori que sean ellas.
    .
    Por último, como he señalado en algún sitio, me parece que la forma más razonable de plantear la cuestión del libre albedrío es la de plantear en primer lugar cuál puede ser la causa de que NOS PAREZCA que tenemos libre albedrío. Si encontramos una explicación plausible de por qué nos lo parece, y esa explicación no implica aceptar que lo tenemos, pues no habrá ninguna razón (salvo que se propongan otras, claro) para aceptar que lo poseemos.
    .
    Bueno, y feliz navidad.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Jesús,

    El sentido en el que el problema de la libertad es del mismo tipo que el de los demás conceptos intencionales (aunque, obviamente, haya diferencias específicas entre ellos) es, a mi juicio, y según explico en la entrada, el problema de cómo son compatibles por una lado conceptos que tienen una lógica propia (por ejemplo, los conceptos de libertad y anejos -qué razones y motivos causan qué deseos-, o los conceptos de la racionalidad teórica -qué premisas nos llevan a afirmar qué conclusiones) con el hecho de que la ciencia ofrezca una descripción de la implementación material de esos conceptos en que ellos ya no aparecen e incluso parecen inconsistentes. Igual que parece incompatible que exista la libertad de elección con la descripción natural de los hechos, parece de la misma manera incompatible que exista el razonamiento lógico o matemático, por poner unos ejemplos, con la descripción de lo que pasa en el cerebro mientras el sujeto piensa en matemáticas. En ambos casos, las causas por las que, según la descripción científico-natural, "elegimos" algo o "creemos" algo (o, más bien, las causas por las que pasa tal o cual cosa en el cerebro), no son aquellas ni de aquel tipo de causas por las que, en el lenguaje intencional, creemos elegirlas o creerlas. En esto son semejantes todos los fenómenos intencionales. Y así lo han señalado todos los filósofos que he visto tratar el tema, como Quine y Davidson. Lo que no quiere decir que no haya también diferencias entre el "razonamiento práctico" y el teorético (asunto que se podría tratar en otra ocasión, pero no es mi tema ahora, pues estoy más interesado en la cuestión más común). El problema metafísico es básicamente el mismo: cómo hacer consistente un nivel de hechos con otro.

    En cuanto a las razones que yo creo que existen para rechazar la negación de la libertad (y, análogamente, de toda la intencionalidad) las daré en la próxima entrada.

    Felices fiestas

    ResponderEliminar
  3. Los reduccionistas tienden a hacerse la picha un lío con los pronombres. El otro día estaba viendo una entrevista a Rodolfo Llinás (por si interesa http://www.youtube.com/watch?v=6T3ovN7JHPo), y le pasaba lo mismo. Afirma que somos nuestro cerebro y sin despeinarse, añade que nuestro cerebro nos engaña o que el libre albedrío es una ilusión por la que nos atribuímos las decisiones que toma nuestro cerebro. Pero quién es el sujeto, ¿el cerebro o un estado funcional del cerebro?. Si nos ponemos el sombrero reduccionista, habrá que reconcer que esa forma de hablar es pura confusión. Pero descubrir que uno es consciente de sus decisiones medio segundo después de tomarlas no resuelve el problema en detrimento del libre albedrío porque, tanto si somos nuestro cerebro como si "nuestro cerebro nos engaña", sigue siendo una parte de la naturaleza capaz de tomar decisiones. Lo que sí implica es que hacer decisiones no es lo mismo que ser consciente de hacerlas. Pero, ¿y si la libertad es la capacidad de un sistema natural para ampliar el ámbito de respuestas posibles? (cuanto más capaz, más libre). Ser conscientes de nuestras decisiones es ser capaz de verbalizarlas (mi gata no es consciente de sus decisiones, pero no es menos libre que yo por eso, sino porque es menos capaz de salirse por la tangente). Pero el lenguaje es conducta social, así que ser consciente de nuestras decisiones no es otra cosa que ser capaz de interpretarlas (de acuerdo a patrones culturales. Entonces y solo entonces nuestras decisiones pueden ser racionales, responsables o lo que se nos ocurra.

    ResponderEliminar
  4. J.A.
    el proceso de elección es tan incompatible con el hecho de que sea un proceso llevado enteramente a cabo por sistemas físicos como el proceso de la digestión: ambos requieren ser descritos con conceptos y regularidades que no podemos traducir enteramente a la física de partículas, pero no implica que no se pueda tratar de procesos supervenientes.
    Lo que sí es incompatible es, por supuesto, la LIBERTAD de elección (como también lo sería la "libertad de digestión"), si por ello entendemos que nuestras elecciones podrían llevar a resultados físicamente incompatibles con las leyes físicas. Pero mientras no haya un argumento que justifique la existencia de la libertad, podemos asumir que sólo NOS PARECE que la poseemos, y no que sea real.
    .
    Me parece tal vez más problemático precisamente el tema del razonamiento teórico que la libertad de elección, pero creo que en ambos casos, para asumir que hay realmente un problema, hay que tener alguna demostración medianamente convincente de que la fenomenología de nuestro pensamiento es incompatible con las leyes físicas (es decir, un argumento que tome las propiedades de las leyes físicas y que muestre que esas leyes implican que no puede haber un sistema que las obedezca y al que le PAREZCA tener aquella fenomenología). Mientras no haya una demostración así, ¿por qué vamos a pensar que nuestros procesos mentales NO PUEDEN ser el resultado de un proceso físico, en vez de limitarnos a pensar que esos procesos mentales son de tal modo que AL BICHO QUE LOS POSEE LE PARECE QUE NO SON PROCESOS FÍSICOS?
    .
    Estoy de acuerdo en que es un problema la mar de interesante el de "mostrar cómo, y si, son compatibles los dos niveles", pero por desgracia no conozco ningún argumento convincente que muestre ni que lo son, ni que no lo son, así que, a falta de tales argumentos, mi posición es la de que NO PODEMOS DESCARTAR QUE SEAN COMPATIBLES (ni lo contrario, obviamente).
    .
    En fin, ardo en deseos de ver las próximas entradas (eso sí, como se puede inferir de mi primer comentario, mi postura es más bien la de que sí que hay intencionalidad, pero no libertad, al fin y al cabo, no parece preocuparnos el hecho de que cuando miramos a la calle y vemos el sol, no tenemos libertad para creer que es de noche, pese a que creer es un proceso la mar de intencional).

    ResponderEliminar
  5. Masgüel
    tu gata no sí si será consciente de sus decisiones, pero me costaría admitir que no es consciente del dolor que le produce el que le eches agua hirviendo por encima.

    ResponderEliminar
  6. Mi gata experimenta dolor y toma decisiones, pero no lo sabe. La diferencia entre ser consciente y ser consciente de ser consciente es que para lo segundo hacen falta palabras.

    P.D. Y que no seamos libres para hacer cualquier tarea no significa que no seamos libres para inventar una infinidad de nuevas tareas. Es la diferencia entre estar determinado y estar condicionado.

    ResponderEliminar
  7. Masgüel
    ¡claro que tu gata SABE muchas cosas! Sabe dónde le pones la comida, sabe dónde hacer sus necesidades (si la has educado bien), sabe cómo ponerse para que mamen sus cachorros, sabe cómo másticar la comida. Recuerda que saber es, PRIMARIAMENTE, un "saber cómo", y que el "saber que" no es más que UNA SUBESPECIE de "saber cómo" (a saber, la de saber cómo manejar el lenguaje para hacer ciertas cosas).

    ResponderEliminar
  8. Estoy de acuerdo. A ver si así: Mi gata sabe dónde está su comida, pero no sabe que lo sabe. Saber que sabemos dónde está "lo que sea" o atribuir a un sujeto (uno mismo) las decisiones que uno toma, precisa palabras.

    ResponderEliminar
  9. Lo que estoy proponiendo es que ser consciente de ser libre para crear nuevas respuestas es solo una de las maneras (particularmente efectiva) de ser libre para crear nuevas respuestas.

    ResponderEliminar
  10. Masgüel,
    no estoy seguro de haberte entendido bien, pero si ser libre es tener la capacidad de salirse por la tangente, el sistema más aleatorio sería el más libre. Y, obviamente, esa no es la idea de libertad que tiene sentido en los juicios morales. Sin embargo, si tenemos que tomar en serio la parte de la expresión "tener la capacidad" la cosa es más problemática, porque ¿tiene sentido, realmente, la capacidad de salirse por la tangente? Si es una capacidad, parece que es algo que está en manos del sujeto, es decir, que es una actividad suya; pero el salirse de la tangente parece más una casualidad, salvo que haya algún motivo.
    Saludos y bienvenido otra vez-

    ResponderEliminar
  11. Jesús,
    obviamente nadie va a sostener que la libertad consista en llevar a resultados físicamente incompatibles con las leyes físicas. No es eso lo que está interesado en defender el libertarista o el compatibilista. Le basta y sobra con que haya una manera de que sean compatibles. Y su cometido no es demostrar que existe la libertad o si no resignarse a que es una apariencia: más bien, para poner en duda la existencia de la libertad hay que demostrar que es incompatible con otras cosas que consideramos más ciertas. Y esto es lo que falla, como falla todo reduccionismo: la supuesta incompatibilidad, según argumentaré en la próxima y esperada entrada.

    Respecto de lo primero, David Lewis argumentó, creo que convincentemente teniendo en cuenta su punto de partida materialista (aunque no reduccionista), que la libertad, incluso entendida como la posibilidad de que hubiéramos elegido otra cosa diferente a la que elegimos, no implica que se violen las leyes naturales, sino solo implica que las cosas podrían haber sucedido de otra manera. Y varios filósofos (por ejemplo, y famosamente, Harry Franckfurt) han sostenido que una acción puede considerarse libre incluso si no podría haber ocurrido de otra manera, siempre que el sujeto quisiese eso.

    Por otra parte, mi concepto de la libertad no solo no excluye el determinismo, sino que lo implica, pero un determinismo racional: somos libres cuando estamos determinados necesariamente por motivos racionales (así también en Hegel y en Spinoza). Pero aquí lo importante es rechazar el determinismo naturalista, o, más bien, la supuesta incompatibilidad entre la libertad como hecho intencional y la existencia de eventos naturales que la implementen. En esto, insisto, el problema es paralelo al del conocimiento. ¿Cuando creemos que es correcta la conclusión, lo hacemos por causas racionales o por causas químicas? También esto puede entenderse como incompatible. Yo no veo la diferencia con el asunto de la libertad, de manera que pueda aceptarse la superviniencia en un caso y no en el otro.

    ResponderEliminar
  12. Hola Juan Antonio. En realidad lo que estoy es identificando libertad y creatividad y añadiendo que no hace falta ser un sistema natural sea un sujeto (se constituya en sujeto gracias a su conducta verbal) para que sea libre/creativo. Aunque hacerlo, inventar palabras, abre el vector creativo más fecundo de la naturaleza. Lo que Searle llamaba el ámbito de las realidades sociales. Estoy planteando el tema sin salirme del naturalismo, para añadir una posibilidad que no habéis planteado.

    "el sistema más aleatorio sería el más libre."

    La creatividad del azar depende de la complejidad del sistema sobre el que actúa. La desintegración de un átomo de uranio es un proceso aleatorio pero no da mucho juego. De todas formas, yo no creo que podamos explicar la creatividad, precisamente porque la creación de novedad no es regular, no hay ley.

    ResponderEliminar
  13. "Yo no veo la diferencia con el asunto de la libertad, de manera que pueda aceptarse la superviniencia en un caso y no en el otro."

    Es que la superveniencia que el teorema de Pitágoras sea una determinada red de conexiones neurales, sino que, dado que pienso el teorema de Pitágoras, mi red de conexiones neurales se confura de una determinada manera y si volviese a activarse en esa misma configuración, yo volvería a pensar en el teorema de Pitágoras. Ahora, además, sabemos que dos cerebros humanos no cablearán su suporte neuronal para recordar el teorema de Pitágoras de la misma manera. La corteza cerebral es personalizable. Pero esto tiene dos consecuencias nefastas para el reduccionismo: Realización múltiple y causalidad descendente.

    ResponderEliminar
  14. Disculpa si resulto ilegible. He saboteado vílmente mi red de conexiones neuronales.

    ResponderEliminar
  15. Masgüel,

    estoy fundamentalmente de acuerdo con tu segundo comentario (lo del teorema de Pitágoras). Parte de lo que escribiré en la entrada que completará a esta irá por ahí.
    No estoy tan de acuerdo en que la libertad/creatividad pueda entenderse como dices: estoy interesado en una libertad como la que tenemos cuando conservamos el juicio, por ejemplo, en vez de estar locos. Claro que me puedo imaginar lo que dirás de los locos.

    No resultas ilegible (sino ininteligible :) -es broma-)

    ResponderEliminar
  16. Masgüel
    Saber que sabemos dónde está "lo que sea" o atribuir a un sujeto (uno mismo) las decisiones que uno toma, precisa palabras
    No: ninguna de las dos cosas exige poseer el lenguaje. Hay un experimento muy chulo con monos (lamento no recordar la referencia), en los que se les da un premio si aciertan en qué agujero hay una canica (o algo así); el mono ha visto al humano meter la canica en un agujero hace un ratito, y luego tiene que meter él otra cosa en el agujero correcto. Puede pasar más o menos tiempo desde que el humano mete su bola, hasta que el mono tiene que meter la suya.
    .
    El experimento consiste en variar el premio: a veces el premio consiste en un plátano (que los monos adoran), y a veces en un trozo de lechuga (que les gusta, pero poco). El caso es que, cuando el premio es la lechuga, el mono mete su bola en el agujero en el que vio al humano meter la suya, y ya está; en general acierta, y a veces falla (si no recuerda bien en qué agujero metió el humano la bola). Lo interesante es que, cuando el premio es el plátano, y la bola del humano hace bastante tiempo que se metió, el mono comprueba primero si la bola está todavía en el agujero en que recuerda que el humano la metió.
    .
    ¿Moraleja? El mono no sólo sabe en qué agujero se metió la bola, sino que sabe CÓMO ESTÁ DE SEGURO DE SABERLO. Dicho de otro modo, los estados cognitivos del mono también son objeto de conocimiento para el mono (al menos, algunos estados).
    .
    Con respecto a lo segundo, no conozco ningún experimento relevante, pero se me ocurre que varios animales podrían elegir algunas cosas, y recibir un premio o un castigo según qué animal hubiera elegido qué. Supongo que la mayoría de los mamíferos serían capaces de distinguir el hecho de que el botón rojo (y no el verde) ha sido pulsado por ellos, del hecho de que ese mismo botón rojo (y no el verde) haya sido pulsado por su vecino.

    ResponderEliminar
  17. ser consciente de ser libre para crear nuevas respuestas es solo una de las maneras (particularmente efectiva) de ser libre para crear nuevas respuestas
    Esto me parece simplemente una manera un tanto rebuscada de expresar la trivialidad de que, ante la misma situación, algunos animales son capaces de percibir más posibles CURSOS DE ACCIÓN que otros. Naturalmente, el lenguaje permite externalizar la representación mental de esos cursos de acción, y manipular esas representaciones de modo que sus posibles combinaciones aumenten de modo exponencial.
    .
    Y naturalmente, crear representaciones (lo que hace cualquier sistema neuronal), crear representaciones de representaciones (lo que hace el lenguaje), y manipular todas esas representaciones... todo ello puede ser llevado a cabo en el marco de un sistema puramente mecánico y determinista.

    ResponderEliminar
  18. JA
    todos los sentidos de "libertad" que sean compatibles con el hecho de que, dadas las leyes físicas, y dado el estado del universo en el momento T, la distribución de probabilidades de los estados del universo en el momento T+n está dada y no puede ser cambiada por ninguna "decisión consciente" o algo así, todos esos sentidos me parecen bien (en principio). P.ej., en ese sentido, podemos decir que un ratón tiene más libertad que una medusa, pese a que posiblemente ambos sean (parte de) sistemas deterministas.
    .
    Pero no estoy de acuerdo con los "compatibilistas" que dicen lo de que la libertad, incluso entendida como la posibilidad de que hubiéramos elegido otra cosa diferente a la que elegimos, no implica que se violen las leyes naturales, lo diga Lewis o el sursum corda (el de verdad). Pues el concepto de libertad que me parece QUE MERECE LA PENA DISCUTIR es precisamente el de si podríamos haber elegido algo distinto, dado el estado del universo inmediatamente anterior a nuestra decisión (o, para ser más exactos, si nuestra decisión puede alterar la distribución de probabilidades que determinan las leyes de la física más el estado del universo inmediatamente anterior).
    A mí me parece razonable pensar que, dadas las leyes físicas, y dado el estado del universo justo anterior a mi decisión, el resultado de mi decisión no podría haber sido distinto del que de hecho fue (o la probabilidad de que fuera uno u otro no podría ser distinta de la probabilidad con que lo determinaban las leyes físicas). Pero eso no implica que el proceso cognitivo en cuestión haya sido precisamente el tipo de procesos que llamamos "tomar una decisión" (y no, p.ej., "hacer la digestión" o "fundir el plomo").
    .
    ¿Cuando creemos que es correcta la conclusión, lo hacemos por causas racionales o por causas químicas?
    Es que no hay "causas racionales". Hay, por un lado, causas, y por otro lado, razones. Y podemos distinguir la RAZÓN mediante la que yo JUSTIFICO mi creencia, de la CAUSA por la que mi cerebro ha llegado a PRODUCIR esa creencia. Naturalmente, qué creencias ha producido mi cerebro en el momento T es parte de la CAUSA por la que ha producido otra cierta creencia en el momento T+1; y si mi cerebro funciona de manera lo bastante saludable, en general ocurrirá que aquellas creencias del momento T las podré utilizar TAMBIÉN como justificación de mi creencia en el momento T+1. De hecho, los primos de tus tatarabuelos en los que no había correlación suficiente entre lo uno y lo otro fueron bastante menos capaces de explicarse ante los demás y ante sí mismos, se hicieron la picha un lío con más frecuencia que tus tatarabuelos, y por eso tus tatarabuelos fueron éstos, y no aquéllos.

    ResponderEliminar
  19. "todo ello puede ser llevado a cabo en el marco de un sistema puramente mecánico y determinista."

    Y asumir entonces que desde la conciencia animal hasta el nombre de la marca de tu coche estaban dados como consecuencias inevitables ya en las condiciones iniciales del universo. A mí me parece mucho más plausible la hipótesis que los sistemas naturales no son ni mecánicos ni deterministas.

    ResponderEliminar
  20. "ser consciente de ser libre para crear nuevas respuestas es solo una de las maneras (particularmente efectiva) de ser libre para crear nuevas respuestas

    Esto me parece simplemente una manera un tanto rebuscada de expresar la trivialidad de que, ante la misma situación, algunos animales son capaces de percibir más posibles CURSOS DE ACCIÓN que otros."

    Eso es una consecuencia, pero yo quería expresar mucho más: Que libre es el universo. Que al universo no le hace falta ser un sujeto para ser libre. Y que nosotros somos la parte del universo que se da cuenta, que se constituye en sujeto y al hacerlo incrementa exponencialmente los grados de libertad del universo. No sé si será cierto, pero queda chulo.

    ResponderEliminar
  21. Masgüel
    A mí me parece mucho más plausible la hipótesis que los sistemas naturales no son ni mecánicos ni deterministas.
    Esa es una cuestión empírica: se trata de si las mejores leyes que hemos podido descubrir son deterministas o de otro tipo; de momento, parece que las leyes más fundamentales que conocemos no lo son. Pero no estoy AFIRMANDO que las medusas y los ratones y los ecosistemas sean deterministas; estoy diciendo que TODO LO QUE HAS AFIRMADO SOBRE LOS SISTEMAS NATURALES es COMPATIBLE con la hipótesis de que son deterministas. Es decir, esos sistemas PODRÍAN ser deterministas y A PESAR DE ELLO hacer todo eso que tú disfrutas señalando (y a veces, imaginando) que hacen.
    .
    yo quería expresar mucho más: Que libre es el universo.
    Eso ya sí que es una mera conjetura incontrastable.

    ResponderEliminar
  22. Pues yo el problema, Jesús, no lo veo especialmente en "si podríamos haber elegido otra cosa" (aunque ya digo que mi concepto de libertad no necesita de esa descripción). Y creo que fue precisamente la primera vez que leí a Lewis, o coincidiendo con ello, cuando entendí (o creí entender) que no hay mayor problema en el hecho de que podríamos haber elegido otra cosa que en el hecho de que el mundo podría haber sido de otra manera o tener otro curso. Por supuesto, en el momento actual la cosa es como es, y es así "necesariamente" en un sentido, aunque no es así por necesidad, al menos mientras no se demuestre que la contingencia no existe en el mundo natural (es decir, que el mundo no podría ser de otra manera). Pero si aceptamos que el mundo podría haber tenido otros cursos (es decir, en términos de Lewis, que hay otros mundos posibles donde pasan cosas diferentes, unas poco y otras muy diferentes)entonces "que yo podría haber elegido otra cosa" significa que este mundo podría haber sido diferente (ligeramente diferente, explica Lewis, si queremos definir una situación contrafáctica) al que es.

    El problema no está, pues, en si mis decisiones eran abiertas y simultáneamente el mundo podría haber sido de otras maneras: ambas cosas pueden "compatibilizarse". El problema (que en tu comentario se mezcla con el anterior, el de la contingencia) es la relación "causal" entre ambos ámbitos: cómo determina el uno al otro. Y esto afecta a toda coordinación de diversos ámbitos o perspectivas de "lo mismo" (si es que son exactamente lo mismo). Si rechazamos el determinismo abajo-arriba del reduccionismo-por-abajo, podemos rechazar el problema, y entender el compatibilismo.

    En cuanto a razones y causas. Yo no uso (y creo que no peco por ello) el término causa en el sentido restringido en que es usual entre las escuelas cientificistas. Para mí una causa en general es lo que explica la existencia o propiedades de otra cosa. Y las premisas son, en ese sentido amplio, causas de la conclusión. Pero, dejando las discusiones de palabras lo más al margen posible, la cuestión es si mi estado mental de creencia en la conclusión viene determinado por razones lógicas o por razones químicas (suponiendo que no estén biunívocamente correlacionados ambos "mundos"). Si es lo segundo, y yo no podría pensar de otra manera por razones puramente químicas, entonces la conexión entre las premisas y la conclusión se vuelve prescindible y arbitraria: ficticia. Pero como en lógica ni es en absoluto prescindible la conexión premisas-conclusión-leyes lógicas, ni la información neurológica puede aportar lo más mínimo al razonamiento, entonces la descripción cerebral es completamente ajena a la lógica, es decir no tiene ningún valor causal (al menos en sentido estrecho) sobre la lógica. Y lo mismo puede decirse del razonamiento práctico, como diré en la siguiente entrada.

    ResponderEliminar
  23. JA
    Es que puede ser verdad que el mundo "podría haber sido de otra manera", y eso no implicar que tengamos libre albedrío. Imagina que yo soy un sistema totalmente determinista, pero que vivo en un mundo que no es totalmente determinista (p.ej., que los eventos no deterministas ocurren en procesos físico-químicos que no son del tipo de procesos que ocurren dentro de un organismo); supón que el evento indeterminista consiste en que una bola contenida en una caja cerrada puede estar entera o rota; si yo soy un robot determinista, que NO PUEDE EVITAR DECIDIR levantar la mano izquierda si al abrir una caja encuentra una bola entera, o levantar la mano derecha si al abrir la caja encuentra una bola rota, entonces está claro que el mundo "puede ser de dos maneras distintas" (puede ser del modo que consiste en que la caja contiene una bola entera y yo decido SIN PODERLO EVITAR levantar la mano izquierda, o puede ser del modo que consiste en que la caja contiene una bola rota y yo decido, sin poderlo evitar, levantar la otra mano).
    Luego, que el mundo "pueda ser de varias maneras" es compatible con que no exista la libertad en el sentido de "poder haber actuado de otra manera A CAUSA DE MI PROPIA DECISIÓN".
    .
    sigo

    ResponderEliminar
  24. Sigo
    .
    Permíteme dejar apuntados unos cuantos "avisos para caminante", que creo que conviene tener en cuenta si estás considerando escribir sobre este tema:
    .
    1) no hay tal cosa como "causalidad inter-niveles"; o sea, ni hay "causalidad abajo-arriba", ni hay "causalidad arriba-abajo": la causalidad es siempre "de detrás a adelante", o sea, del pasado al futuro: un evento pasado causa un evento futuro. En qué nivel estén los dos eventos es irrelevante. La relación entre niveles no es de causalidad, sino de CONSTITUCIÓN: el carácter líquido del agua está CONSTITUIDO por el comportamiento de las moléculas, no está "causado" por este comportamiento.
    O dicho de otra manera: los distintos "niveles" son meramente DISTINTAS DESCRIPCIONES de un mismo hecho. El hecho de que las moléculas de agua contenidas en este vaso se muevan así o asá es el MISMO hecho que el hecho de que el agua contenida en este vaso es líquida, sólo que ese hecho está descrito mediante un 'pack' de conceptos diferente. La liquidez del agua no "causa" que las moléculas se muevan así o asá, ni al revés, sino que CONSISTE en que las moléculas se mueven así o asá.
    .
    2) La relación de causalidad es una relación entre dos HECHOS DIFERENTES (el hecho X causa el hecho Y). Si es verdad que X causa Y, eso puede describirse tanto como "causalidad arriba-abajo", como "causalidad abajo-arriba" como "causalidad horizontal". Pues X puede ser descrito al nivel que queramos, y lo mismo con Y. Si X lo describimos en nivel molecular, e Y en nivel macroscópico, pues diremos que es un ejemplo de causalidad "abajo-arriba", pero si lo hacemos al revés, será un ejemplo de "causalidad arriba-abajo".
    Ahora bien, si X e Y no son DOS hechos DIFERENTES, sino el MISMO hecho descrito de dos modos diferentes, entonces X no es causa de Y ni Y es causa de X: simplemente, son el mismo hecho.
    .
    3)En relación con esto: si estamos considerando la posibilidad de que yo hubiera decidido algo distinto de lo que he decidido Y ELLO HUBIERA DEPENDIDO DE MI DECISIÓN... ¡de CUÁL decisión estamos hablando? Supón que es mi decisión de levantar una mano u otra. El hecho de que yo levante la mano izquierda (Y) depende del hecho de que yo DECIDA levantar la mano izquierda (X). Podría haber levantado la mano derecha si hubiera decidido levantar la mano derecha. Pero, ¿podría haber DECIDIDO levantar la mano derecha? Tal vez, pero, ¿de qué otros HECHOS Z habría dependido eso? La causa Z de que yo DECIDA levantar la mano izquierda (X), ¿es el tipo de hecho que consiste en que una DECISIÓN? Me parece que no: la causa (o una de ellas) de que yo levante la mano izquierda es, ciertamente, un acto psicológico al que llamamos "decidir levantar la mano izquierda", pero la causa de ESTE acto psicológico tiene que ser OTRO hecho. ¿Acaso yo "decido DECIDIR levantar la mano izquierda"? ¿Y "decido DECIDIR DECIIR levantar la mano izquierda"? ¿Y así hasta el infinito? Yo no sé tú, pero yo no tomo TANTAS decisiones.

    ResponderEliminar
  25. Por cierto, explicar es una acción cognitiva: NOSOTROS explicamos tal cosa MEDIANTE tal otra. A veces explicamos ciertas cosas REFIRIÉNDONOS a las relaciones de causalidad (en el sentido "cientificista" que no te gusta), p.ej., explicamos los eclipses mediante las leyes de la óptica y la gravedad. A veces explicamos ciertas cosas refiriéndonos a relaciones de funcionalidad. A veces explicamos ciertas cosas refiriéndonos a relaciones matemáticas no causales (p.ej, por qué se cumple el teorema de Pitágoras). E incluso a veces "explicamos" cosas echando mano de recursos poéticos, artísticos, etc. (como cuando decimos que tal poema "nos explica" mejor que un libro de historia cierta cuestión).
    .
    Luego "explicar" es en realidad un cajón de sastre, dentro del cual hay cosas muy heterogéneas (p.ej., relaciones físicas de causalidad en un lado del cajón, relaciones de demostración matemática en otro, etc.), que sólo tiene sentido denominar con la misma palabra ("explicar") porque cumplen funciones parecidas (a saber, "permitirnos entender mejor").

    ResponderEliminar
  26. Jesús,
    Claro que la contingencia del mundo es compatible con la imposibilidad de la libertad, pero date cuenta de que lo que trata de decirnos quien niega el fenómeno de la libertad es que la libertad es incompatible con el determinismo natural, lo cual es completamente diferente, y requiere argumentos extra. El compatibilista tiene suficiente con mostrar que la libertad es compatible con una concepción naturalista-legaliforme del mundo (posibilidad que la explicación de Lewis -cuyo artículo "Are We Free to Break the Laws?" te recomiendo vivamente- salva perfectamente, creo yo).

    De todas maneras, insisto en que a mi juicio el problema no es ese (como señalaré) sino el de la “comunicación” de los ámbitos. Incluso si el mundo fuese completamente contingente y sin leyes, subsistiría el problema de cómo las decisiones intencionales “causan” conductas.

    En cuanto a los avisos que me haces, y que agradezco, tengo que decir que:

    -como no limito el concepto de causa como tú, sí me planteo el problema de la causación inter-niveles (es un sentido analógico de causa, no equívoco). Para mí tiene pleno sentido decir, por ejemplo, que el mundo tiene ciertas constricciones por causa de (“en virtud de” suele decirse) ciertas propiedades matemáticas necesarias. Etc. Y decimos que las drogas “causan” representaciones tales o cuales. Es cierto que eso está más cerca del sentido que dices (diferentes niveles de descripción), pero creo que eso no elimina el problema. De hecho, el problema metafísico de la libertad, tal como se plantea usualmente, relaciona eventos de niveles distintos.

    -Incluso si aceptamos que en cierto sentido, dos hechos intersupervinientes son “el mismo hecho”, no es así en todos los sentidos. Y se trata precisamente de en qué sentido o medida uno de los niveles es eliminable incluso por inconsistente con las leyes del otro. Todo esto espero explicarlo mejor en la próxima entrada.

    -Lo que me avisas en el punto tres es ciertamente interesante, lo del regreso en las decisiones, pero nuevamente es algo ubicuo en el mundo intencional (por ejemplo, en la creencia: cuando creo algo, ¿creo que lo creo…?), y en la ontología misma (una relación entre los relatos, ¿se relaciona con ellos mediante una nueva relación…?). No creo, sinceramente, que esto tenga que ver con el problema del presunto carácter ilusorio de la libertad, ni que tenga una salida naturalistico-reduccionista. Así que yo preferiría centrarme en la cuestión.

    Por último, aunque no comparto el equivocismo que pareces manifestar hacia el concepto de “explicación”, igualmente prefiero no abordarlo ahora para no diseminar el debate con cien mil cosas. Siempre que eso no te lleve a deflacionar la noción de explicación (ya sabes, que no te veas obligado a aceptar que no sabes cómo justificar que una patata no sea una explicación) me conformo.

    ResponderEliminar